Para hombres, la mayoría de plazas, puestos jerárquicos y emeritazgos, revela estudio
Esquemas de segregación, presentes en la UNAM, afirman investigadores
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Las mujeres, con poca presencia en labores científicas, según el estudio
Foto: Archivo/Carlos Cisneros
El saber y la búsqueda del conocimiento en condiciones de inequidad no puede generar una visión crítica y compleja del mundo, por lo que es tarea "indispensable" del Estado y sus instituciones abatir cualquier esquema de segregación entre hombres y mujeres.
Al presentar el estudio Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía, que reúne por primera vez la información estadística de tres poblaciones universitarias académicos, estudiantes y personal administrativo, investigadores reconocieron que si bien se ha hecho un esfuerzo por abatir las condiciones de desigualdad, "aún se presentan esquemas de segregación y de una clara división entre carreras para mujeres y hombres".
El documento destaca que la participación del sector femenil dentro del personal académico, de los cuales 60 por ciento son hombres, disminuye conforme el nombramiento es de mayor jerarquía, en particular cuando se trata de otorgar el máximo reconocimiento académico, el emeritazgo, pues ocho de cada diez profesores eméritos son hombres, mientras que de cada 10 profesores de carrera, seis son varones.
A ello se suma, que en las áreas disciplinarias se mantiene una clara diferenciación por sexo entre los espacios académicos considerados como tradicionalmente femeninos o masculinos, por lo que existe menor participación de las mujeres en investigación científica, pero mantiene una presencia mayoritaria en las humanidades.
También existe una marcada segregación por sexo entre humanidades y ciencias en la categoría de investigación de titular C, pues sólo 25 por ciento de las plazas son ocupadas por mujeres, lo que implica que 10 por ciento de la población académica tendría que cambiar de nombramiento, categoría y nivel para lograr una distribución equitativa por sexo.
Martha Lamas, antropóloga y feminista, destacó que la lucha por establecer condiciones de equidad está estrechamente vinculada a la cultura y al contexto social, "y no a factores biológicos que se han querido utilizar en el pasado como argumento para justificar la segregación de las mujeres".
Al respecto, René Drucker, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, reconoció que si bien subsiste una marcada diferencia entre los espacios ocupados por hombres y mujeres en las ciencias exactas, aseguró que es un proceso "que está cambiando rápidamente y que en una década arrojará resultados muy distintos, pues los datos que hoy tenemos se deben en parte a que hace 25 años la presencia de las mujeres en universidad aún era muy limitada".
Insistió en que la presencia de las mujeres en el desarrollo de campos científicos es cada vez más común y "lentamente asumirán los espacios que permitan garantizar una presencia más equitativa, no sólo como investigadoras, sino como directoras y coordinadoras de centros de investigación".
La obra coordinada por el Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, y en la que participaron los investigadores Ana Buquet, Jennifer Cooper, Hilda Rodríguez y Luis Botello, destaca que "los arreglos en la distribución del tiempo, que realizan universitarios en su vida privada no es responsabilidad directa de las instituciones de enseñanza, pero sí es responsabilidad educativa analizar críticamente el contexto social y pensar qué requieren sus integrantes para conformar una institución más equitativa".
Ana Buquet, coautora del estudio, señaló que se trata de un primer acercamiento para tener un panorama de las tres poblaciones universitarias, el cual permita conocer en un segundo estudio "cuáles son las razones por las que hombres y mujeres ocupan estos espacios y cómo se podrán corregir estas condiciones de inequidad".