Batalla campal entre simpatizantes y opositores del general en el centro de Santiago
En la impunidad, muere a los 91 años el ex dictador chileno Augusto Pinochet
Casi 3 mil muertos y más de 30 mil detenidos, saldo del golpe de Estado perpetrado en 1973
Ampliar la imagen No fue condenado, funerales de Estado, pedían simpatizantes de Augusto Pinochet ayer afuera del hospital militar donde falleció el ex dictador. En la imagen derecha, los oponentes que festejaron al grito de: "es un carnaval, murió el general", en el centro de Santiago Foto: Reuters y Ap
Ampliar la imagen No fue condenado, funerales de Estado, pedían simpatizantes de Augusto Pinochet ayer afuera del hospital militar donde falleció el ex dictador. En la imagen derecha, los oponentes que festejaron al grito de: "es un carnaval, murió el general", en el centro de Santiago Foto: Reuters y Ap
Ampliar la imagen El palacio presidencial de La Moneda, en Santiago, tras ser bombardeado por aviones de la fuerza aérea chilena durante el golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973 Foto: Ap
Santiago, 10 de diciembre. En la impunidad, sin haber concluido procesos judiciales por homicidio, desapariciones forzadas, tortura y riqueza inexplicable, murió hoy a los 91 años el ex dictador Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, a consecuencia de una "descomposición aguda" cardiaca, derivada de un infarto que sufrió el 2 de diciembre en la madrugada.
En irónica coincidencia con la jornada mundial por los derechos humanos, Pinochet falleció rodeado de su familia en el Hospital Militar de Chile, cuyo gobierno se negó a rendirle honores de jefe de Estado, pese a que la comandancia general del ejército acogió sus funerales y ordenó izar la bandera a media asta, en cada una de las instalaciones militares.
Un día después de haber salido de cuidados intensivos, los médicos que le atendieron esta semana señalaron en el undécimo boletín del nosocomio, difundido la mañana de este domingo, que la condición de Pinochet era "estable", pero por la tarde el siguiente comunicado fue escueto y solemne:
"El Hospital Militar de Santiago comunica el sensible fallecimiento del ex presidente de la República y ex comandante en jefe del ejército, capitán general Augusto Pinochet Ugarte. A las 13:30 horas, el paciente sufrió una inesperada y grave descomposición que obligó a trasladarlo en estado crítico a la unidad de cuidados intensivos, donde se aplicaron todas las medidas médicas de resucitación, no lográndose una respuesta clínica positiva, falleciendo a las 14:15 horas" (12:15 de la ciudad de México).
A esa hora, en el memorial del Cementerio General, los familiares de desaparecidos rendían honores a otras dos de las víctimas de la dictadura, identificadas 34 años después del golpe de Estado. Se trató en esta ocasión de un argentino, Bernardo Mario Lejderman, quien fue asesinado por una patrulla militar junto a su esposa mexicana María del Rosario Avalos, en el Valle del Elqui, unos 300 kilómetros al norte de Santiago.
Poco después de conocida la noticia de la muerte de Augusto Pinochet, los chilenos expresaron pesar y júbilo.
Unos, lloraron afuera del hospital, y otros, en las calles del centro de la ciudad salieron a celebrar el deceso.
Una batalla campal se desató a eso de las siete de la tarde, cuando los agentes policiales trataron de impedir que centenares de jóvenes avanzaran sobre la principal avenida de Santiago, la Alameda, para expresarse frente al palacio de La Moneda, el edificio que los militares encabezados por Pinochet bombardearon durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Pocos minutos después, a las 20 horas, el cadáver fue llevado a la Escuela Militar, en medio de gritos y desórdenes de los simpatizantes del ex dictador, algunos de los cuales fueron detenidos y otros sacados en ambulancias por ataques de nervios.
En lugares como la Villa Francia, un barrio castigado por la dictadura, la gente salió a celebrar a las calles. En otras ciudades, los autos recorrían las avenidas en actitud festiva. En muchas partes ardían neumáticos y los transeúntes se bañaban entre sí con vino espumante.
"¡Es un carnaval!, ¡es un carnaval!, se murió el general", entonaron eufóricas miles de personas que espontáneamente aparecieron en la Plaza Italia de Santiago.
"No fue condenado, funerales de Estado", pedía de su lado el medio millar de simpatizantes arremolinado afuera del Hospital Militar.
En términos generales, se sabe que la dictadura de 1973 a 1990 arrojó un saldo de tres mil muertos y desaparecidos, además de otros miles que sufrieron torturas y prisión, y hasta 1994 unos 700 mil exiliados. A partir de 1990, la Comisión de la Verdad conocida también como "comisión Rettig" reunió los testimonios y documentos sobre los muertos y desaparecidos, entre 1990 y 1991, a lo que se sumó el informe de la Comisión sobre Prisión Política y Tortura, también llamada Comisión Valech, realizado entre 2003 y 2004.
Con base en esos documentos, ha quedado claro que el resultado del golpe y la posterior represión ocasionaron la muerte de dos mil 279 personas, dos mil 153 de los cuales eran hombres; 405 pertenecieron al Partido Socialista; 384 al Movimiento de Izquierda Revolucionaria y 353 al Partido Comunista. El resto, cerca de la mitad del total, no estaba registrado como militante de organización alguna.
De 33 mil 221 detenidos, 27 mil 255 fueron torturados y la mayoría fue capturada inmediatamente después del golpe militar. Un total de 12 mil 40 tenía entonces entre 21 y 30 años de edad.
"Lástima que se fue en la impunidad", expresó hoy el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teiller al saber de la muerte de Pinochet.
"Muchas personas murieron en Chile esperando el cuerpo de sus familiares. No puedo decir que esta muerte sea un motivo de regocijo", afirmó a su vez Hugo Gutiérrez, uno de los abogados que han encabezado la batalla legal por los crímenes de la dictadura.
"Pinochet se ha muerto y se ha llevado parte de la información a su tumba", señaló por su parte la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que pese a las restricciones legales, se pronunció por continuar los juicios contra el ex dictador y sus más cercanos colaboradores.
En el caso concreto de Pinochet, según anticipó este domingo el juez de la Corte de Apelaciones, Alejandro Solís, el poder judicial deberá cerrar todos los procesos en su contra. "Se va a dictar un sobreseimiento definitivo por muerte", dijo.