Admite que las mismas autoridades infringen vejaciones a muchos mexicanos
Se compromete Calderón a atender todas las recomendaciones de la CNDH
Frente al ombudsman nacional, el presidente Felipe Calderón prometió trabajar con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, "atender puntualmente y debidamente" sus recomendaciones y colaborar en el cumplimiento de sus labores.
Así lo aseguró durante la entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos 2006 a Isabel García quien no asistió en protesta, porque en principio sólo se permitió que tomara la palabra uno de los galardonados a Florenzo Rigoni, el padre Flor de María, y a Robin Hoover.
Como los tres premiados se destacaron por su labor de defensa de los migrantes que pasan por las fronteras de México con Estados Unidos y con Guatemala, el presidente aprovechó para señalar que reconoce que el país tiene una "gran responsabilidad" en este problema tanto por faltas de omisión y de acción.
Durante la ceremonia realizada en Los Pinos, declaró que le duele saber que muchas veces son las propias autoridades mexicanas las que infringen las normas y ocasionan sufrimiento y vejación a los mexicanos.
En esta línea, reconoció que los migrantes de Centro y Sudamérica que transitan por territorio nacional sufren también abusos, extorsiones y son víctimas de la delincuencia, muchas veces con la complicidad de autoridades.
En cuanto a la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, dijo que se debe a la falta de oportunidades de trabajo suficientes en el país y por eso insistió que la solución verdadera y de fondo es generar empleos.
Ayer se reconoció a tres defensores de los derechos de los migrantes.
De Isabel García, con más de 30 años dedicada a la defensa legal de migrantes en el condado de Pima, sólo se exhibió una entrevista videograbada y nunca se explicaron las razones de su ausencia.
Aunque durante la presentación de los premiados, Soberanes agradeció la "generosidad" del Presidente, ya que habiéndose decidido por el Consejo de Premiación que el padre Flor de María hablara a nombre de los galardonados, el presidente quiso que los tres premiados hablarán en esta ocasión. Sin embargo, García no estaba presente.
El padre Flor de María, de origen italiano y quien ha fundado tres casas de atención a migrantes, se declaró hermanado con el presidente de la CNDH y con los integrantes, porque están abriendo camino en la misión de denuncia de las violaciones a los derechos humanos.
Desde hace 10 años está al frente del Albergue Belén para Migrantes, en Tapachula, Chiapas, por el que han pasado 33 mil personas.
El reverendo Hoover recibió un reconocimiento cum laude porque él y la organización Humane Borders diariamente reparten miles de litros de agua en el desierto de Arizona para evitar que los migrantes se mueran de sed.
Hoover expresó su deseo de que pueda darse estatus legal a todos los indocumentados que viven en Estados Unidos y tengan oportunidades legales de empleo.
Señaló que además de entregar agua a quienes cruzan el desierto también trabajan para cambiar la ley estadunidense y manifestó su optimismo de que con la nueva integración del Congreso, de mayoría demócrata, representa una renovada oportunidad para legalizar a millones de indocumentados.
Soberanes señaló que el trabajo y la lucha de los galardonados es un recordatorio de la necesidad de contar con una política migratoria integral, con bases que no sean la contención y el rechazo, cuyo fracaso ha sido desde hace años evidentes.
Nuestras fronteras, señaló, no pueden ser campo fértil para la extorsión, la amenaza, la arbitrariedad o cualquiera de las numerosas formas en que suelen manifestarse la ilegalidad, la violencia o la muerte.
El asunto migratorio no puede permanecer vinculado a la lucha contra la delincuencia y el terrorismo, dijo. En lugar de ello, debe tener un lugar muy importante en la agenda del desarrollo social y dar lugar a estrategias regionales y globales que cierren las brechas económicas que prevalecen entre las diferentes naciones.
La solución, insistió, no está en los muros ni en las barreras del odio ni mucho menos en la xenofobia.