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Licenciado, Comandante, General
Notificación de vacaciones
Ampliar la imagen Santiago de Chile, 1971: Pinochet y Castro pasan revista a las tropas chilenas
Remontémonos, por ejemplo, al año de 1975, en el que tres latinoamericanos eran huéspedes frecuentes de las primeras planas de los diarios. Me refiero al mexicano Luis Echeverría, el cubano Fidel Castro y el chileno Augusto Pinochet. Tres décadas después, transfigurados por el tiempo, con el poder menguado por los vuelcos políticos y los achaques, han vuelto a compartir espacios en la prensa.
La historia no fue pareja con ellos. Castro y Pinochet ocupan sitios fundamentales en cualquier repaso de la segunda mitad del siglo XX; el primero como un transformador decisivo, como el latinoamericano más influyente en el mundo (díganme, por ejemplo, cuál otro ha estado en posibilidad de provocar una guerra atómica), como objeto de adoración y culto o como depositario de los odios más hirvientes; el segundo se ganó a pulso el sitial de canalla por excelencia y de asesino emblemático. Su jeta parcialmente cubierta por lentes oscuros y el belfo torcido sobre unos brazos cruzados y desafiantes constituyen algo así como el logotipo universal de la tiranía, la intolerancia y la traición. Echeverría, en cambio, entró a la historia mexicana, pero no pudo ingresar a la mundial y el balance de su paso por el poder es agridulce: su gobierno dio cobijo generoso a los perseguidos de Sudamérica los chilenos, en primer lugar, pero secuestró, torturó y asesinó con saña a miles de opositores locales, algunos de los cuales fueron lanzados al mar, vivos, en los "vuelos de la muerte" que despegaban de la base aérea de Pie de la Cuesta, Acapulco.
Tengo la impresión de que El Comandante y El Licenciado no se querían mucho que digamos nada comparable, en todo caso, a la cálida simpatía que se generó entre Fidel y Salinas, y que su afinidad principal estribaba en el vínculo solidario y amistoso que ambos mantenían con Salvador Allende. Tras el golpe del 11 de septiembre de 1973, el gobierno de Echeverría protagonizó uno de los episodios más dignos de la política exterior mexicana: abrió su embajada en Santiago, encabezada por Gonzalo Martínez Corbalá, a quienes huían del terror sangriento de la soldadesca y logró sacar del país, sanos y salvos, a centenares de perseguidos.
Digresión. Antes que don Gonzalo, algunos mexicanos célebres encabezaron la representación mexicana en Chile: Isidro Fabela (1917-1918), Enrique González Martínez (1920-1921) y Manuel Maples Arce (1949-1951).
http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB209/informe/tema06.pdf
http://www.jornada.unam.mx/2003/06/02/018n1pol.php?printver=0&fly=2
http://www.lacrisis.com.mx/guerrasucia/
chapter6.pdf
http://www.historia-actual.com/hao/Volumes/Volume1/Issue2/eng/v1i2c6.pdf
http://www.chilevive.cl/homenaje/11sept/teststgo.shtml
http://www.jornada.unam.mx/2004/08/01/sem-corbala.html
http://alhim.revues.org/document363.html
http://www.eluniversal.com.mx/internacional/52498.html
http://www.sre.gob.mx/acervo/iberochile.htm
El Licenciado rompió relaciones con el gobierno pinochetista, pero El Comandante fue mucho más lejos: de acuerdo con diversas fuentes, el gobierno cubano colaboró en la preparación de un atentado contra el dictador chileno, realizado en septiembre de 1986. Según Lázaro Betancourt, un oficial cubano que sirvió en la guardia personal de Castro y que huyó a Miami en 1999, "durante un curso de explosivos en la base Punto Cero, los instructores cubanos mostraron un video sobre el atentado a Pinochet como parte de la instrucción. Lo mostraban como el mejor ejemplo de un atentado mal hecho". La tiranía fue implacable en su reacción ante la chapuza: esa misma noche secuestró y asesinó a varios militantes de izquierda.
http://es.wikipedia.org/wiki/Atentado_contra_Augusto_Pinochet
http://docs.tercera.cl/especiales/2001/verdeolivo/capitulo07/fallo01.htm
http://www.lanacion.cl/p4_lanacion/site/artic/20040907/pags/20040907125222.html
http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/site/artic/20051026/pags/20051026140006.html
http://santiago.indymedia.org/news/2006/09/55666.php
Dos de estos personajes acabaron con serios problemas ante la justicia. El pasado martes, en un servicio fúnebre realizado en la Escuela Militar de Santiago de Chile, 17 curas se esforzaban en impedir que el alma de Pinochet ardiera en el infierno. Pero el ex dictador ya había pasado por un infiernito legal que si bien no lo llevó nunca a la cárcel, que es donde habría debido estirar la pata, le echó a perder sus últimos ocho años de vida. Desde aquel día de octubre de 1998 en que fue detenido en Londres con propósitos de extradición a España, hasta el descubrimiento, el mes pasado, de lingotes de oro depositados en un banco de Hong Kong a nombre de Pinochet, éste no tuvo descanso.
Algo similar, aunque más tenue, le ha venido ocurriendo a Luis Echeverría desde julio de 2004, cuando se solicitó por primera vez su aprehensión para juzgarlo por su responsabilidad en las masacres del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971. Pero, a diferencia de las imputaciones legales contra El General, las formuladas al Licenciado han sido vistos por varios comentaristas como simulaciones y cortinas de humo de sus sucesores en el poder.
En cuanto a Castro, las angustias graves en el tramo final de su vida no han sido con fiscales y jueces, sino con sus propios intestinos, acaso visitados por oncólogos y/o gastroenterólogos. Será porque el cubano, sin ser propiamente un activista de los derechos humanos, nunca llevó la persecución de la disidencia a los extremos de la pavorosa represión chilena o de la guerra sucia mexicana. En las cárceles de Cuba hay decenas de prisioneros de conciencia, pero ni los más enconados anticastristas de Miami se atreverían a sostener que en la isla hay desaparecidos políticos o ejecuciones extrajudiciales.
http://www.jornada.unam.mx/1998/10/20/miguel.html
http://www.jornada.unam.mx/1998/10/18/primera.html
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20061024/pags/20061024214732.html
http://www.jornada.unam.mx/2004/07/23/indexfla.php
http://www.jornada.unam.mx/2006/11/30/index.php?section=politica&article=020n1pol
Llego a la navegación número 97 de este año con un abultado déficit de sueño y un rezago impresionante en mi correo. El mes pasado ya no me dieron las horas del día para atender el blog de esta columna y la pobre página se quedó abandonada. Ofrezco disculpas sinceras a los lectores que me han escrito y a los blogueros que han colocado comentarios y que no han tenido respuesta de mi parte. Acuso recibo de su retroalimentación generosa y me acuso por la grosería inexcusable de no haberles contestado. Me tomo unas semanas de descanso y en enero regreso con pilas y esperanza recargadas. Abrazos de aquí a entonces.