Sevilla, cuna de poetas
No es producto del azar que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara le haya otorgado una invitación especial a Andalucía que es, por derecho propio, tierra de poetas. Asimismo, la interesante, amena y bien documentada Revista Médica de Arte y Cultura dedicó su número de septiembre al flamenco y el correspondiente de octubre a Sevilla, a quien emparenta con Dublín, ''ciudades tan distintas pero unidas de algún modo por la religiosidad y la fe católica", además de la gran belleza de ambas.
Como se enfatiza en la revista, Sevilla ha sido cuna de grandes poetas. ''Pocas ciudades de España han sido el lugar de nacimiento de tantos ilustres escritores desde algunos notables del pasado musulmán, hasta los famosos renacentistas Gutierre de Cetina y Lope de Rueda. A partir del siglo XIX la lista se hizo extraordinaria".
Entre ellos figuran Gustavo Adolfo Bécquer (1836), Antonio Machado (1875), Juan Ramón Jiménez (1881), Nobel de Literatura 1956 (si bien nacido en Moguer, su ciudad de corazón fue Sevilla); Luis Cernuda (1902); Rafael Cansino Assens (1882), quien al lado de Guillermo de la Torre, fue fundador del ultraísmo, que representa la escuela española de vanguardia.
Si nos extendemos a Granada nos encontramos con el gran Federico, el poeta del duende, del cante, del amor extremo, del dolor, de la vida y de la muerte.
Sevilla conocida y reconocida por todos como la joya del Guadalquivir tiene una añeja y apasionante historia.
La historia de Andalucía, rica y compleja, fue fundada en el año 1100 aC, siendo la más antigua de Europa y fecundada por las oleadas de otros pueblos que aportaron sus tradiciones y costumbres. Los homínidos, según fuentes científicas, se establecieron en la zona hace aproximadamente un millón de años. En el siglo X aC, ya el reino de Tartesos establece vínculos comerciales con griegos y fenicios.
Los romanos hicieron sus primeras incursiones en la costa meridional hacia el 206 aC, permaneciendo allí durante 700 años. Fueron expulsados por los visigodos en el siglo V, coincidiendo con la caída del Imperio Romano de Occidente. Los árabes que llegaron a la península, en el siglo VIII, cimentaron su primer reino importante en Córdoba; con posterioridad, el poder emigró a Sevilla. Casi a final de su permanencia, tras 800 años de dominación, floreció el reino nazarí en Granada.
En 1492, con la caída de Granada en poder de los reyes católicos, Andalucía y España entera entran en una etapa de prosperidad.
La conquista del Nuevo Mundo convierte a Sevilla en una de las grandes metrópolis europeas.
Hacia el siglo XVIII, España entra en declive económico. En los siglos XIX y XX enfrenta serios conflictos internos (económicos, políticos y sociales) que culminan con la Guerra Civil. Andalucía se estanca, Sevilla resurge en la Expo 92, pero más allá de tantas vicisitudes y de una guerra feroz y desgarradora, los poetas no se callan, su voz y su inspiración siguen fluyendo como las aguas del emblemático Guadalquivir. Ni la abominable dictadura, a pesar de su censura y su persecución cruel e incesante, logró silenciar la poesía. Ni la metralla ni los fusiles pudieron ensordecer la palabra y la musicalidad de los poetas. Los poetas no callaron.
Machado canta a una España joven: ''(...) Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda, la malherida España, de Carnaval vestida, nos la pusieron, pobre, escuálida y beoda, para que no acertara la mano con la herida. Fue ayer; éramos casi adolescentes; era con tiempo malo, encinta de lúgubres presagios, cuando montar quisimos en pelo una quimera, mientras la mar dormía ahíta de naufragios..."
Hoy la voz de los poetas andaluces sigue viva, en constante renovación y perviven los grandes poetas fluyendo como el cauce del Guadalquivir.