Recomienda ONG abandonar la costumbre de festejar echando bala

José Galán

¿Sabía usted que las balas disparadas al aire puede retornar al suelo a una velocidad superior a 200 kilómetros por hora, con la suficiente fuerza como para atravesar un cráneo humano?

Por ello, la organización no gubernamental Red de Acción Internacional contra las Armas Pequeñas (IANSA, por sus siglas en inglés), compuesta por más de 500 agrupaciones dedicadas a evitar el tráfico de armas pequeñas y ligeras en el mundo y con sede en Londres, Reino Unido, hizo un llamado internacional para que nadie celebre el Año Nuevo disparando al cielo, como es costumbre en muchas partes del mundo, y también de México.

De hecho, el ayuntamiento de Culiacán, Sinaloa, anunció que prohibirá los disparos al aire, es decir, la costumbre de echar bala cuando suenan las 12 campanadas del reloj en la noche del último día del año, para evitar accidentes. Pero son muchas las regiones del país donde disparar al cielo para celebrar el cambio de año es una costumbre muy arraigada.

Y no sólo en México este tipo de festejos constituyen un problema de salud pública. También lo es en Europa Oriental, el Medio Oriente, el sur de Asia y en otros países latinoamericanos.

De hecho, los miembros de IANSA en más de 100 países, al igual que otras organizaciones, han llamado la atención sobre la necesidad de reducir o eliminar lo que llaman "el fuego aéreo" en el Año Nuevo. Incluso, organizaciones no gubernamentales en la antigua república yugoslava de Macedonia han desarrollado una campaña, junto con el gobierno de su capital, Skopje, para reducir la violencia, los disparos como celebración, la intoxicación por alcohol y los accidentes con cohetes y explosivos a lo largo de las celebraciones de Año Nuevo.