Bajo la Lupa
Sanciones contra Irán: triunfo ruso, sonrisa china y victoria pírrica de EU
Ampliar la imagen El primer ministro israelí, Ehud Olmert, aceptó la posesión clandestina de bombas atómicas Foto: Ap
El eje anglosajón incrementó su presencia naval en el golfo Pérsico durante el intermezzo de la resolución 1737 adoptada en vísperas de Navidad por el Consejo de Seguridad (CS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU); quien haya escuchado las amenazas de los embajadores de Estados Unidos y Rusia en el CS podría concluir que Irán está a punto de ser obliterado.
Una lectura superficial llevaría a concluir en forma precipitada que la alianza EU-Europa obligó a Rusia y a China a doblegar a Irán mediante la votación unánime de 15 contra cero, que exige el cese tanto del enriquecimiento de uranio como de los proyectos de agua pesada, e impone las primeras sanciones sobre el programa nuclear chiíta, al que se le prohíbe la adquisición de material y tecnología susceptibles de ser utilizados para construir una bomba atómica (Bloomberg, 23.12.06).
Ian Bremmer, presidente del grupo Eurasia, con sede en Nueva York, teme que la escalada desemboque en un sustancial incremento del precio del petróleo: "Irán, segundo productor de la región, puede interrumpir los mercados librando guerras por procuración en Irak, Líbano y los territorios palestinos".
En realidad, después de dos meses de intensas tratativas tras bambalinas, el proyecto de resolución 1737 emergió sumamente diluido y los funcionarios iraníes aprovecharon la oportunidad para fustigar las dos pesas y mil medidas del CS que ha cerrado los oídos a la confesión del primer ministro Ehud Olmert sobre la clandestina posesión israelí de bombas atómicas sin la más mínima supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), lo cual parece gozar de la deliberada negligencia del CS.
A nuestro juicio, la resolución, más simbólica que efectiva, fue un acto fallido porque consiente la entrega de material combustible nuclear ruso a la planta nuclear de Bushehr (por cierto, construida por Moscú) y todavía se encuentra muy lejos en tiempo y espacio para avalar el uso de la fuerza que busca el eje israelí-anglosajón. Como decimos en español castizo: Rusia y China le dieron atole con el dedo tanto a Estados Unidos como a la poco cohesiva alianza tripartita de Gran Bretaña, Alemania y Francia que, quizá, haya apostado demasiado en el descalabro electoral que sufrió el presidente Ahmadinejad, quien proclamó que "quiera o no Occidente, Irán ya es una potencia nuclear".
Estados Unidos lleva 27 años de embargo, congelamiento de cuentas bancarias y de hostigamiento brutal, ahora sumadas de sanciones, que, por lo visto, no han surtido el más mínimo efecto. La respuesta iraní no se hizo esperar y de inmediato aceleró su programa de enriquecimiento de uranio.
Philippe Bolopion, del periódico parisino Le Monde (25.12.06) detecta correctamente que "el texto inicial fue despojado por Rusia y China de todos los elementos que pudieran entorpecer el comercio lícito con Irán, incluyendo el rubro nuclear civil".
Para el sueco Hans Blix, quien dirigió la AIEA de 1981 a 1997, las sanciones "no son muy duras" y tampoco tendrán "gran impacto", ya que "Irán no depende tanto de tecnologías importadas". ¿Entonces?
A nuestro juicio, de dos cosas una: el eje anglosajón, empantanado en Irak, busca mejorar su patética posición en el tablero de ajedrez medio-oriental para finalmente sentarse a negociar con la teocracia chiíta, o busca en forma gradual una cobertura legaloide, estimulada por su poderosa propaganda negra, para contar con el apoyo de la "comunidad internacional" cuando se decida a bombardear las plantas nucleares iraníes seleccionadas, en particular las de Natanz e Isfahan, que no incluirán la de Bushehr, construida por los rusos.
Dos días después a la imposición de sanciones, mientras cuatro iraníes eran capturados en Bagdad por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos (un verdadero acto de guerra curiosamente escamoteado por Teherán), entre quienes se encontrarían dos altos funcionarios de las "Guardias Revolucionarias Iraníes Al Quds" que supuestamente entrenan al Hezbolá libanés, The New York Times (25.12.06) reveló la "evidencia" de la supuesta interferencia persa en Irak, lo cual delata la conectividad entre la nuclearización de la teocracia chiíta con el embrollo anglosajón en Irak que necesita la salvación del eje Siria-Irán para poder retirarse en forma honrosa y airosa.
Los multimedia israelíes exultan la imposición de las sanciones (IHT, 23.12.06); Egipto, la mayor potencia sunita del Mundo Arabe, reclamó juiciosamente el fin de las dos pesas y dos medidas en materia nuclear. Su canciller Ahmed Abul Gheit fustigó la "negligencia de ciertos países occidentales en asuntos de no proliferación al permitir que algunos estados adquieran capacidad nuclear mientras se lo impiden a otros", en clara alusión a la dotación clandestina de Israel (AFP, 25.12.06). ¿Cómo la hipocresía anglosajona puede deslindar la desnuclearización iraní de la proliferación nuclear israelí?
La reacción china consistió en exhibir una amplia sonrisa sardónica y su agencia oficial Xinhua (24.12.06) daba vuelo a la charla telefónica entre Putin y Bush previa a la votación. Al día siguiente People's Daily diluyó los alcances de las sanciones "limitadas y reversibles", que consideró inefectivas, y clamó por el inicio de negociaciones.
Una interpretación sumamente interesante proviene de De Defensa (24.12.06), centro de pensamiento estratégico europeo, que escudriña las limitaciones de las sanciones como un "evento que mide el declive de Estados Unidos". Afirma que las votaciones en la ONU "miden la potencia de unos y otros", lo cual "demuestra en forma asombrosa" la resolución 1737 que "diagnostica en forma terrible el vuelco de poderío en los recientes tres años", como "símbolo del la borradura, para no decir desplome del poderío e influencia estadunidense en el mundo", mientras se asienta cada vez el peso considerable de Rusia.
Al centro europeo le preocupa el estatuto del poderío de Estados Unidos: "Su paso de la unipolaridad a la multipolaridad", convertido en un "actor más (sic) que despierta el mayor desafío debido a su carácter imprevisible".
Sustenta su argumentación en un reportaje del The Washington Post (23.12.06) "Nyet sobre Irán: Rusia convirtió la resolución en una demostración de la debilidad occidental", y en un comentario de Stevens C. Clemons el mismo día en el mismo periódico.
Para el rotativo estadunidense triunfó la "intransigencia de Rusia" y los europeos fueron obligados a "desechar la prohibición de viajes, la única medida que pudo haber ocasionado alguna molestia a los iraníes", mientras el gobierno bushiano, que "se rindió en casi todos los puntos", aceptó apoyar la membresía de Rusia a la Organización Mundial de Comercio, "concesión que Moscú hizo saber que era necesaria para obtener su voto". El resultado: "una victoria pírrica de Estados Unidos contra Irán", cuyo mensaje final es: "Irán no necesita temer las sanciones", mientras "Rusia emerge como potencia mundial" y "Bush se pavonea" sin sensatez.
Para Clemons, la votación comporta un "significado simbólico cuando se volvió el punto de referencia de la influencia en declive de Estados Unidos" y la ascendencia de los "otros", en particular Rusia que "ha regresado por la puerta grande al juego diplomático".
¿Cuáles sanciones?