Católicas
por el Derecho a Decidir
Saldos de un año difícil: Notas para la reflexión
En el fin de un año tan dramático para México queremos compartir algunas reflexiones que nos llaman a la reconciliación y a la concordia en medio de un ambiente de rencor y polarización
de las contradicciones emanadas de una campaña política y de conflictos sociales plagados de odios y descalificaciones.
Consideramos que es importante reflexionar sobre estos temas y por ello hemos seleccionado algunos extractos del escrito “Respeto y tolerancia” elaborado por Guadalupe Cruz Cárdenas como parte de las Hojas Dominicales de Católicas por el Derecho a Decidir.
Hacia el amanecer*1
Un grupo de mujeres y hombres platica al calor de una fogata. A uno se le ocurre preguntar en qué momento exacto ocurre el amanecer. “Cuando veo a la tempranera de Alicia bajar por el camino”, dice uno. “Cuando canta un gallo”, comenta otra. Una anciana guarda silencio, como si pensara en otra cosa. Le piden su opinión. “Amanece cuando las cosas se reconcilian”, dice. Acostumbrados a su manera complicada de hablar, le piden que se explique. “La luz no es lo que separa una cosa de otra. ¿Saben cuándo amanece? Cuando veo la silueta de una persona desconocida a la distancia y la confundo con mi hermano,
con mi hermana”. “En esta venturosa confusión se funda la concordia política”,*2 la concordia humana.
Renovar nuestras actitudes
El respeto y la tolerancia personal se relacionan con aquel sueño antiguo de que cada quien se comporte con otras personas de la misma manera que se comporta consigo mismo y sus seres queridos; con considerar el interés propio y también el ajeno; con aprender a aceptar las propias equivocaciones, para comprender
que las debilidades de una o de uno pueden ser parecidas
a las de los demás; con reconocer que lo valioso para una persona no lo es para las demás, porque la verdad no es una sola, sino que tiene muchos rostros, como un árbol de muchas ramas. Necesitamos ejercer el respeto que nos merece quien no es diferente y tiene el derecho a creer según los dictados de su conciencia; hemos de aprender a persuadir, es decir, a convencer
con razones, sin violencia ni injuria, ya que nadie puede violar la libertad individual.*3
Las demás personas son una manifestación: “epifanía del rostro
es visitación”.*4 Nos visitan, nos hablan cara a cara, de libertad a libertad. Entran a nuestro mundo, su presencia es invitación, nos perturban y afectan, representan un encuentro con el misterio
humano. Estamos llamadas y llamados al encuentro y a la hospitalidad, a poner un mantel sobre la mesa como puente para unir nuestras soledades y nuestra comunión, para conversar
y recordar que “no es esto o lo otro, sino esto con lo otro”.*5
Seguir la huella de la divinidad también es ir hacia las otras, hacia los otros, que estremecen nuestras entrañas, que, de alguna
manera, son nuestra responsabilidad y nos comprometen a ponernos en sociedad con ellos, con ellas.*6
Guadalupe Cruz Cárdenas
Diciembre de 2006
*1 Adapté esta hermosa narración que Juan Villoro retomó de un cuento judío. Véase Juan Villoro, “Pueblo en vilo”. México, Reforma, 30 de junio de 2006, p. 19.
*2 Conclusión de Juan Villoro, véase Juan Villoro, “Pueblo en vilo”… p.19.
*3 Para estos puntos he retomada a Arnoldo Kraus, “Tolerancia: unas palabras inútiles”. México, La Jornada, 20 de agosto de 2003 y a Isidro H. Cisneros, “Tolerancia y Democracia”,…p.21.
*4 Emmanueal Lévinas, Humanismo del otro hombre. Madrid, Caparrós, Colección Espirit núm. 11, 1998, p.46.
*5 “Sílabas enamoradas”. En Jesús Silva-Herzog Márquez, La idiotez de lo perfecto…,
p. 158.
*6 Emmanuel Lévinas, Humanismo del otro hombre..., p. 61. |