En albergues, la ilusión por los Reyes Magos se mantiene
Reparten delegaciones juguetes entre niños de escasos recursos
Ampliar la imagen Niños que viven en campamentos cuyas casas están hechas con láminas de asbesto y cartón mantienen vivas las esperanzas de que los Reyes Magos se acuerden de ellos y les traigan el discman o el Elemento que pidieron Foto: Roberto García Ortiz
Ayer, en las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal se inició la entrega de juguetes a niños de escasos recursos, como un apoyo a los padres de familia en esta fecha y mantener en los pequeños la ilusión de los Reyes Magos. Simultáneamente, en los albergues de niños en situación de abandonó y mujeres víctimas de maltrato, la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno capitalino obsequió muñecas y juegos didácticos para los pequeños.
Son niños de entre 6 y 13 años, los mayores se sienten adultos debido a su experiencia de vida. Las circunstancias, que entre ellos son cotidianas, les han dado madurez. Fueron víctimas de abusos sexuales y violencia física. Algunos padecieron el abandono. Pese a ello, ilusionados escribieron las cartas a los Reyes Magos ayer por la noche.
"Queridos Santos Reyes: sé que me merezco un pedazo de carbon por haberle pegado a Brandon tambien le pegué a Moisés, pero si fueran muy amables si me pueden traer un discman, unos patines, un disco de reguetón o de electrónica, un pantalón cholo, un juego y un balón de futbol", fue lo que pidió el pequeño Angel, de tan sólo 9 años.
Fabiola, quien a sus 12 años ya se siente niña adulta, pide con mesura: "Reyes Magos: yo sé que ustedes le tienen que repartir muchos regalos a muchos niños, pero quisiera yo tambien regalos, porque aunque yo ya sea una adolecente también me considero una niña; por eso les quiero pedir un discman y un disco de Rebelde. Gracias".
Cada uno de los 11 niños en situación de abandono que habitan el albergue hicieron su petición; saben en el fondo que no serán cumplidas sus peticiones, pero el juguete que obtengan lo recibirán con gusto.
Una situación diferente se vive en el albergue de mujeres víctimas de violencia. Ahí, Jessi sólo tiene el consuelo de haber abandonado su casa. Con apenas ocho años, es quien fortalece a su madre para que deje de tener miedo, porque ayer ingresaron al refugio después de haber abandonado su hogar.
La pequeña no espera la llegada de los Reyes Magos, sólo quiere tener una vida sin agresiones. Este año, para Elba, su madre, es mejor no tocar el tema, pues sabe que sus dos pequeñas hijas no recibirán obsequios, pero sí tendrán tranquilidad después de haber tomado la decisión de dejar al hombre que la maltrataba.
En tanto, en el Campamento 4, ubicado en la colonia Cuchilla Pantitlán, delegación Venustiano Carranza, viven alrededor de 60 niños en pequeños cuartos construidos con láminas de asbesto o cartón. Algunos llegaron cuando eran bebés; otros, nacieron ahí.
Ajenos a las condiciones de pobreza en que viven, los pequeños sueñan con los juguetes que les pedirán a los Reyes Magos.
Ilusiones que se rompen al escuchar a los padres. "Para que vengan los reyes tenemos que jodernos más", comenta la señora Carmen. Otra dice que a su casa no llegarán, porque su esposo se fue a trabajar y regresa hasta el lunes.
Julio, de ocho años, emocionado, afirma que él va a pedir un Elemento Lava y uno Metal. Se mete a su casa y saca el muñeco que le trajeron el año pasado. "No tiene pilas, pero está bueno", dice. A su lado su mamá y papá lo escuchan. "Vamos a hacer el sacrificio: aunque sea algo le van a traer", confían.