Prepara exposición para el Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York
Daniel Guzmán, artista visual que es más conocido en el extranjero que en México
Construirá un corredor de madera y vidrio, con efecto óptico, que comunicará la playa con un hotel de Miami
Concreta proyecto de publicar libro bilingüe de dibujos
El artista visual Daniel Guzmán (México, D.F., 1964) ha expuesto más en el extranjero que en su propio país, tendencia que, al parecer, seguirá. Por lo pronto, el dibujante y escultor dedicará este año a preparar la exposición que presentará en abril de 2008, en las noveles instalaciones del Museo Nuevo de Arte Contemporáneo, en Nueva York, destinado a artistas que empiezan a despuntar, que serán inauguradas el próximo otoño.
En vista de que hace dos años en la feria Art Basel, en Miami, fue premiado con el encargo de una pieza escultórica para el Hotel W, aun en construcción, también dedicará su tiempo a terminar ese proyecto.
Guzmán, que acaba de exhibir bajo el título de Lost & Found, en el nuevo espacio de la Galería Kurimanzutto, recibió la visita de Richard Flood, curador del New Museum, que ya conocía su trabajo, para empezar a escoger las piezas, desde dibujo, escultura, instalación, inclusive video, con la idea de hacer una presentación más completa de su producción.
Conocido en México más como dibujante, mucho del trabajo que hace Guzmán, sobre todo el de los objetos, tiene que ver con encuentros con textos o cosas relacionadas con la música, los títulos o las letras de las canciones. En el caso de Lost & Found, en el momento de decidir las piezas finales, Guzmán halló en un periódico el texto El bosque de Díaz, de Robert Walser, sobre un cuadro del pintor francés Narcisse Virgile Díaz de la Peña, que "encapsuló perfectamente el entorno de la exposición: de perderse, pero al mismo tiempo encontrar cosas a manera de metáfora dentro de ese bosque, como una revisión de mi propio trabajo".
Al mismo tiempo, se concretó un proyecto anhelado de publicar un libro bilingüe (inglés-español) de dibujos. Lost & Found (Editorial KM y Eungie Joo, EU) retoma el nombre de la exposición. .
Respecto a la escultura de Miami, Guzmán dice que expuso en Art Basil 05 en su galería neoyorquina, de nombre Harry Liberman, dentro del proyecto Art positions, espacio para galerías nuevas. Un comité de curadores y demás personas, dentro de la organización, le otorgó un premio para realizar una pieza patrocinada por el Hotel W.
La obra consiste en la construcción de un corredor, en principio de madera y vidrio, que conectará la playa con el jardín del hotel. Titulada Everything is temporary (Todo es transitorio), la pieza tendrá un efecto óptico. Conforme se desplace el usuario, la frase irá apareciendo y desapareciendo en una referencia al tiempo y el espacio.
Desde chico a Guzmán le gustó mucho el cine, leer y copiar, sobre todo, portadas de discos de música de rocanrol. Llegado el momento de eligir una carrera, sus aficiones lo llevaron a inscribirse en diseño gráfico de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Casi de inmediato se cambió a la de artes visuales, donde tuvo maestros como Gilberto Aceves Navarro y Miguel Angel Alamilla.
Le tocó todavía la "suerte" de vivir la experiencia de trabajar dos años en el taller de dibujo de Aceves Navarro, donde se sintió más a gusto con ese género que con la pintura.
En la escuela conoció a compañeros como Abraham Cruzvillegas, Damián Ortega, Eduardo Abaroa y Sofía Taboas, con quienes formó el grupo Temístocles 44, a principios de los 90. Carlos Ashida y Patrick Charpenel lo incluyeron en 1995, en la exposición Acné, en el Museo de Arte Moderno. Hace unos años, Gabriel Orozco lo invitó a participar en una colectiva que curó para la Bienal de Venecia.
Respecto al camino que ha tomado su trabajo, Guzmán destaca el cruce entre esta parte de la cultura que le tocó vivir de pequeño. En eso fue fundamental su encuentro con Cruzvillegas porque fue como una manera de recuperar ese pasado que uno deja siempre cuando empieza a estudiar y conocer cosas más cercanas al arte: "Lo que hice con Abraham fue entrar a una especie de revisión de mi pasado personal, todo ese encuentro con la música, el cómic mexicano. Fue ver donde había estado viviendo o degustando ciertas cosas y reincorporarlas al trabajo. Y toda esta influencia también estaba mucho más marcada cerca del entorno de la violencia, lo sexual".