Olvidaban entregarle al mandatario mexicano la Medalla al Mérito Latinoamericano
Calderón ofrece a Nicaragua establecer una relación de "enorme colaboración"
El presidente de Venezuela, "la gran estrella" durante la "fiesta de la izquierda" en la región
Ampliar la imagen Tras arribar a Nicaragua, el presidente Felipe Calderón fue recibido por Daniel Ortega Foto: Reuters
Managua, 10 de enero. En su primera gira internacional, el presidente Felipe Calderón tuvo sus primeros acercamientos con mandatarios de izquierda de la región, pero no recibió las mejores señales. En la ceremonia de asunción del comandante Daniel Ortega, se olvidaron de entregarle la Medalla al Mérito Latinoamericano lo que fue corregido cuando estaba a punto de retirarse, además fue ubicado hasta el final de la hilera de mandatarios, al extremo opuesto de Hugo Chavez y de Evo Morales, los invitados estelares, como el propio líder sandinista hizo ver.
En su estancia de menos de 12 horas en este país, el panista y Chávez se saludaron brevemente y según la Presidencia de la República intercambiaron felicitaciones cuando se encontraron en el salón donde fueron reunidos los 15 jefes de Estado que asistieron.
Antes, en un encuentro privado con el líder sandinista, Calderón ofreció establecer con Nicaragua una relación "muy franca, de enorme colaboración, de hermanos", porque, dijo, México es esencialmente latinoamericano.
Simbólica fue la primera gira internacional del jefe del Ejecutivo. Fue a un terreno que no era el suyo, la fiesta de la izquierda latinoamericana, como muchos asistentes calificaban el regreso de Ortega al poder después de 16 años de estarlo intentado.
Alrededor de las 10 horas, Calderón y su esposa Margarita Zavala arribaron al aeropuerto Augusto César Sandino de Managua, donde fueron recibidos por el secretario de Relaciones Exteriores, Norman Caldera, y la embajadora de México, Columba Calvo.
El mandatario y su esposa caminaron por una alfombra roja hasta donde se encontraba una banda de guerra que entonó los himnos de ambos países. En la comitiva iban la canciller, Patricia Espinosa Castellano; el subsecretario para América Latina y el Caribe, Jerónimo Gutiérrez, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño.
Estricta vigilancia
A su llegada se encontró con una ciudad fuertemente custodiada por los militares y la Policía Nacional. En el trayecto del aeropuerto a los hoteles había decenas de elementos apostados en las calles.
El ambiente en esta capital era de efervescencia. Todavía se encuentran en las avenidas la propaganda de color rosado del Frente Sandinista de Liberación Nacional Nacional (FSLN), en la que se puede ver a un Ortega sonriente con el eslogan "En reconciliación somos paz, trabajo, bienestar. Unida, Nicaragua triunfa". Pero también se escuchan canciones en la radio donde le recomiendan al nuevo mandatario no acercarse a Chávez ni a Evo Morales.
Lejos de los medios de comunicación, se realizó la reunión del mandatario mexicano con Ortega y con su esposa, la poeta Rosario Murillo. Fue en la sede del FSLN y duró unos 45 minutos.
En el mensaje grabado que difundió la Presidencia de la República, Calderón buscó establecer paralelismos con el nicaragüense y calificó de "signo de ventura" el que sus mandatos comiencen casi simultáneamente, porque permitirá una coordinación "mucho más estrecha".
Agradeció la disposición del nuevo presidente de recibirlo en un "día muy difícil", precisamente el del cambio de poderes, aunque también se declaró "admirador" de la historia de Nicaragua, en particular de Pedro Joaquín Chamorro, que fue asesinado en 1978 por agentes militares, lo que aceleró la insurrección contra el dictador Anastasio Somoza y dio paso a la opción del FSLN. En 1990, su viuda, Violeta Barrios, derrotó en las urnas a Ortega.
Sólo se conoció un breve texto de lo dicho por el mandatario nicaraguense. De acuerdo con lo que difundió la Presidencia, le dio la bienvenida Calderón y calificó de "muy importante" la gira que hizo como presidente electo por los países de Centro y Sudamérica.
Del encuentro, la canciller comentó que Ortega solicitó apoyo de su homólogo mexicano para edificar megaproyectos de desarrollo de infraestructura, sobre todo en la industria hidroeléctrica, mientras que Calderón expuso la experiencia del Seguro de Salud para una Nueva Generación, que dio inicio apenas hace dos días.
Delegación de perredistas
Luego, Calderón acudió a un almuerzo que ofreció a los mandatarios el presidente saliente, Enrique Bolaños, y de ahí se trasladó a la Plaza de los No Alineados Omar Torrijos, donde se celebró el cambio de poderes.
No era el único mexicano presente. Ahí se encontraba una delegación de 20 perredistas, entre los que se estaban el secretario general del sol azteca, Guadalupe Acosta Naranjo; los senadores Arturo Núñez, Yeidckol Polevnsky y Salomón Jara, así como el dirigente del PT, Alberto Anaya.
Sorprendido, Núñez, quien participó en dos misiones electorales en este país, comentaba cómo en una generación los nicaragüenses pasaron de la dicatura a la guerra revolucionaria, al gobierno revolucionario, a la guerra civil, a la alternancia y al regreso del sandinismo.
Para otros perredistas, éste era todo un festejo. Acosta Naranjo expresaba sus deseos de que dejaran gobernar a Ortega, y recordaba las aportaciones de México a la revolución, de cómo el mexicano Víctor Tirado López fue uno de los nueve comandantes.
Felices, los perredistas se saludaban con los líderes de otros partidos, como el Comunista de Chile, el PT de Brasil, el FMLN de El Salvador y el MAS de Bolivia.
La ceremonia se retrasó más de una hora. Como Chávez había jurado ante la Asamblea Nacional de su país para un tercer mandato consecutivo que concluirá en 2013, llegó hasta las 16:40 a Managua.
Apenas llegó el mandatario venezolano, comenzó la transmisión de poderes. Calderón fue colocado lejos de los invitados estrella de Ortega, entre el presidente de Republica Dominicana, Leonel Fernández, y el de la República Arabe Saharaui, Mohamed Abdelaziz.
Hasta el presidente de Colombia, el conservador Alvaro Uribe, fue situado cerca de Chávez, a un lado del futuro mandatario de Ecuador, Rafael Correa. En representación del gobierno cubano asistió el vicepresidente de Estado, José Ramón Machado, y por España el príncipe Felipe de Borbón.
Después del largo ritual, Ortega anunció la entrega de la Medalla al Mérito Latinoamericano, producto de su primer decreto. Esto se hizo en un singular acto, en el que las encargadas fueron unas bellas bailarinas, mientras danzaban La mora limpia. Uno a uno fueron recibiendo estos reconocimientos, pero Calderón sólo era testigo. Ya casi al final, por el reclamo que hicieron Fernández y Abdelaziz, se le entregó la medalla y el pergamino.
Luego el coordinador de Comunicación Social de Presidencia, Max Cortázar, minimizó el hecho y dijo que a otros dos les había ocurrido lo mismo, a Chávez, no obstante que sí recibió el pergamino, y al primer ministro de Belice, Said Wilbert Musa.
"Gemelos"
Ortega todavía remató su discurso dando un trato especial a Chávez, al agradecerle que haya asistido "nuestro hermano". "Hizo un esfuerzo extraordinario porque él tomó posesión el día de hoy, somos gemelos, estamos naciendo el 10 de enero. O estamos renaciendo el 10 de enero".
Presuroso, Cortázar informó en el avión presidencial, en el trayecto a México, que Chávez y Calderón se saludaron.
Según Cortázar, Chavez le dijo al presidente mexicano: "Muchas felicidades, feliz año. Te deseo lo mejor". Y Calderón respondió: "Igualmente para ti, te deseo mucho éxito para el mandato que inicias hoy".