"Debe imperar el reino de Cristo", afirma el sandinista
Nicaragua se sumará al Alba, dice Ortega al asumir la presidencia
Ampliar la imagen El ex guerrillero Ortega es designado presidente, ayer la Asamblea Nacional de Managua Foto: Ap
Managua, 10 de enero. El líder sandinista Daniel Ortega, considerado en los años 80 enemigo por Estados Unidos, asumió hoy la presidencia de Nicaragua para los próximos cinco años, casi 17 después de haberla perdido en las urnas, ante la presencia de 14 jefes de Estado y de gobierno, 61 delegaciones de países y cerca de 300 mil nicaragüenses.
En su primer mensaje como presidente, ante decenas de miles de simpatizantes reunidos por la noche en el viejo centro de la capital, Ortega enfocó su discurso en la unidad de todos los nicaragüenses y el aporte de ideas de todos los sectores de la sociedad como forma de salir adelante, de enfrenar la pobreza y lograr la victoria en la lucha por un mejor país.
Flanqueado por sus homólogos de Bolivia y Venezuela, Evo Morales y Hugo Chávez, respectivamente, el mandatario nicaragüense llamó a la unidad y a la solidaridad de todos los latinoamericanos. No escatimó elogios para Morales y Chávez, e incluso para la revolución cubana y Fidel Castro, por todos sus apoyos brindados a Nicaragua.
Destacó el respaldo que Venezuela ha dado a Nicaragua mediante las alcaldías sandinistas, se comprometió con los lisiados de guerra y las madres de quienes perdieron a sus hijos en las luchas contra el somocismo y durante la revolución sandinista, así como con las diferentes etnias y afrodescendientes del país en relación a la tierra y la autonomía, e insistió en que su gobierno será de reconciliación y austeridad.
Sostuvo Ortega que "debe imperar el reino de Cristo y no el reino de las guerras, del empobrecimiento o de la destrucción de la naturaleza".
Chávez y Ortega firmarán este jueves varios acuerdos de cooperación y la adhesión de Nicaragua a la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (Alba), que auspician Venezuela, Cuba y Bolivia, anunciada por el mandatario nicaragüense en su mensaje, sin renunciar al tratado comercial con Estados Unidos y Centroamérica, pese a las "asimetrías" que no benefician a varios sectores del país.
El regreso al poder del ex guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional, vencedor en las elecciones del 5 de noviembre, ha devuelto a este pequeño país de 5.4 millones de habitantes, 70 por ciento de ellos en la pobreza, al primer plano mundial.
La primera presidencia de Ortega (1979-1990), a la que llegó tras la revolución armada sandinista que puso fin a 45 años de dictadura de la dinastía de los Somoza, estuvo marcada por un conflicto bélico azuzado por Estados Unidos para derrocarlo.
Concluida la guerra fría, de la cual la Nicaragua sandinista fue víctima, pese a su cambio de imagen y discurso político, en que preconiza "paz, trabajo y reconciliación", forjados en los 16 años en la oposición, el sandinista de 61 años sigue suscitando resquemores en Washington, que intentó impedir su victoria en noviembre.
Previamente a su investidura presidencial, que se retrasó más de 90 minutos por la tardía llegada de Chávez, Ortega se reunió con cada uno de los dignatarios visitantes y recibió amplias ofertas de ayuda internacional. Entre los presidentes invitados estuvieron el de México, Felipe Calderón, y todos los mandatarios centroamericanos.