Usted está aquí: domingo 14 de enero de 2007 Política A la Mitad del Foro

A la Mitad del Foro

León García Soler

Maíz, manta y manu militari

Adolfo Ruiz Cortines, sabio del cesarismo sexenal, en cuyo mandato surgió la leyenda del tapadismo, hombre honesto al que atribuyen vicios ajenos y le desconocen virtudes propias, solía recomendar estar atentos a cómo andaban la manta y el maíz en el mercado cuya mano invisible todavía no tapaba los ojos de quienes se ocupan de la cosa pública. Sube la tortilla y el pánico invade a los del ábaco en el que cada cuenta es cuento de bienestar invisible y distante de la dolorosa realidad.

La manta es ya material para ropajes de damas elegantes que gustan disfrazarse de "indígenas". Como la moda de los pantalones de mezclilla desgarrados a la altura de las rodillas, desteñidos artificiosamente, para ricos que se disfrazan de pobres, activos proletarios con las huellas del uso en los blue jeans: Lagartijos lejos de Madero; charritos de banqueta en Mercedes Benz. Lo del maíz es cosa seria. La tortilla es el alimento básico del mexicano y la escalada de precios llega a 12 y hasta 18 pesos el kilo. Donde los pobres cuentan sus granos como los avaros sus monedas de oro.

A fuer de aperturas cerraron Conasupo, cancelaron precios de garantía, créditos, extensionismo agrícola y, desde luego, pecaminosos apoyos del "estatismo creador de monopolios". De 1955 a 2000 los recursos de Procampo se redujeron de 2 mil millones a menos de 500 millones de dólares; medio millón de campesinos y 100 mil hectáreas menos en los programas de apoyo al campo. Ah, pero el vacío lo llenaron Portimex, Cargill y Maseca. Nada de monopolios donde las fuerzas oligopólicas imponen su voluntad.

Vino el vuelco de la alternancia y se desplomó el PAN. Se resquebraja El Yunque por los modos y maneras del señor Espino. Yucatán y Aguascalientes son tierra asolada. En Acapulco asesinan a Jorge Bajos Valverde, diputado panista, y estalla el escándalo del crimen por encargo en la dupla alternancia y transición. Inevitable el recuerdo de lo dicho por Chateaubriand durante la restauración de Luis XVIII: "Una puerta se abrió de pronto. Silenciosamente, entró el vicio, recargado en el brazo del crimen, M. de Talleyrand caminando con el apoyo de M. Fouché". Entre espinos florecen viejos vicios. Mientras el mandatario recurre a la manu militari y mal haya quien condene la mano firme por miedo a la tentación totalitaria; sirven salpicón y ropa vieja en la mesa del poder; mezcla de reaccionarios y socialdemócratas bajo palio de conservadores y liberales con la impronta de Davos.

De pronto los espacios mediáticos otorgados con prodigalidad mayestática a la Presidencia que predica austeridad, ofrecieron la imagen silenciosa de Felipe Calderón y Ernesto Zedillo juntos en Los Pinos: salió el PRI y el doctorcito de Yale regresó por la puerta de atrás. En las horas del alto vacío, se atribuían a Carlos Salinas los terremotos y huracanes. Hoy engarza historias Liébano Sáenz, se aparece en Los Pinos Ernesto Zedillo y la tortilla sube a la estratosfera. Tanto que Guillermo Ortiz, (motivo del disgusto de Francisco Gil, quien encontró refugio en la bolsa de Roberto Hernández y volvería para imponer el déficit cero), el amigo Memo, de cepa monetarista y autónomo guardián del duende inflacionario, dio la voz de alarma: reaparecían en el doble lenguaje de la ética de mercaderes, los especuladores, hambreadores y acaparadores.

Maíz blanco a la deriva y el amarillo libre de gravámenes para culpar a NAFTA y a la tecnología de punta que hará etanol en lugar de nixtamal. Sube el precio de la tortilla y Felipe Calderón enfrenta protestas de veras en el llano. Por incuria, especulación y tortuosa torpeza de los que recitan su catecismo económico. Se apareció el fantasma que quita el sueño a la tecnocracia, surgió la amenaza de la espiral inflacionaria. Eduardo Sojo no pudo echar mano a las gorritas de colores para el juego de birlibirloque de la mercadotecnia infantil; desde el sitial de secretario de Economía recitó con ánimo tembloroso el decálogo de la nueva ortodoxia, de los súbditos leales y cabales del Consenso de Washington: ni modo; no es función del gobierno regular el precio del alimento básico de millones de mexicanos.

El señor secretario se escandalizó ante la perspectiva de que la Tierra se moviera en torno al Sol y se produjera la moción retrógrada del control de precios. Sojo tiembla y si no les alcanza para comer tortillas que coman pasteles; María Antonieta era soldadera. Cómo estará la manta que el sonriente Agustín Carstens se desgarra las vestiduras. En el ITAM, nada menos, el secretario de Hacienda giró sobre su propio eje para anunciar el diluvio que viene: todo está bien, señores oligarcas: disciplina fiscal, deuda interna bajo control, alta reserva de divisas, presupuesto aprobado por unanimidad, gran equilibrio financiero. Y a pesar de todo eso, persiste la desigualdad, dijo el de la Hacienda pública: de acuerdo con la definición de pobreza extrema, cerca de 47 por ciento de la población vive en esas condiciones, y más de 15 por ciento sobrevive en situación grave, en la patéticamente llamada "pobreza alimentaria".

Muertos de hambre a los que ofrecen ayuda. Pero nada de interferir en los sacros asuntos de los precios, nada de regularlos, nada de controlar lo que está bajo la sabia mano invisible del mercado, en tanto llega la hora de poner al país todo bajo manu militari.

De todo hay a la sombra de la higuera que reverdeció con la asunción de Felipillo santo. En Pemex, Jesús Reyes Heroles González Garza, sin sombrilla socialdemócrata y desprendido del hilo conductor del liberalismo social que reventó Carlos Salinas. Y Gea, deidad pagana, modalidad encuestadora para buscar respuestas en el Cisen. En el agobiado IMSS, otro legado de activistas sociales: el doctor Molinar fue uno de los dirigentes del movimiento de los médicos que exhibieron el resentimiento autoritario del diazordacismo; su hijo Juan Molinar Horcasitas es hoy director del Seguro Social: rebasar por la derecha.

En Veracruz, la CNC celebró congreso nacional y el mixteco Heladio Ramírez fue relevado en la secretaría general por el tamaulipeco Cruz López Aguilar. Heladio enfrentó la realidad y ajustó el quehacer de la central campesina, ligas de comunidades agrarias y sindicatos campesinos, jornaleros agrícolas para los que no hay ley del trabajo que valga. Dicho sea con perdón de los mineros de Coahuila, de Sonora, y obreros metalúrgicos de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Heladio Ramírez no navegó a contracorriente de la terca realidad: negoció cosechas de maíz a futuro y enfrentó la locura del azúcar amargo que privatizó el priato tardío y expropió el gobierno de empresarios.

Dura tarea espera a Cruz López Aguilar. A Luis Echeverría se le dispararon los precios del azúcar y empezó el deslizamiento fatal. Y ahora los refresqueros destrozan la primera agroindustria del país. Azúcar subsidiada en Estados Unidos es exportada a México para amargarnos la leche. La incoherencia como divisa: crece la población económicamente activa y disminuye el nivel de vida; cero déficit fiscal y el déficit de empleos es de 7 millones. La desigualdad nos paraliza.

El PRI no tiene razón de ser si no se ocupa de las cosas sociales, reconoció Carlos Rojas al instalarse el consejo técnico. "Dejó de lado las causas de la gente, de los ciudadanos, de las organizaciones sociales". Y perdió el poder. Beatriz Paredes y Enrique Jackson tienen la palabra.

 
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