Critica a parroquias que niegan auxilio a migrantes
Quedará impune abuso contra centroamericanos, prevé cura
Ampliar la imagen El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, en la prisión municipal de Ixtepec, encarcelado el 10 de enero junto con 18 migrantes guatemaltecos víctimas de abuso policiaco Foto: Hiram Moreno
hiram moreno corresponsal
Ciudad Ixtepec, Oax., 13 de enero. A cuatro días de que 12 migrantes guatemaltecos fueron secuestrados por policías en esta ciudad, ''no se ha hecho nada a pesar de que se denunció todo. Me da la impresión de que el caso lo van a archivar y empolvar'', dijo el sacerdote Alejandro Solalinde, quien se consuela señalando que ''al menos ganamos en solidaridad'' de los medios de comunicación y de los organismos de derechos humanos. ''Ojalá con esto las bandas que operan acá se calmen, pues se sentó un precedente sin igual''.
Un tanto desanimado, lamenta que el Instituto Nacional de Migración (INM) haya deportado a los jóvenes que fueron testigos del secuestro de sus connacionales, pero celebra que la dependencia haya lanzado una alerta a todas las estaciones migratorias del país, ''porque si los 12 migrantes que están desaparecidos pudieron seguir su viaje y son detectados en alguna garita podremos saber que están vivos, que están bien''.
Sobre las denuncias por secuestro, agresión y robo que interpusieron los migrantes deportados este viernes en las que él declaró como testigo de las agresiones, el sacerdote dudó que prosperen porque el Ministerio Público no pondrá en entredicho a los agentes.
Lamentó que el municipio de Ixtepec, que preside el priísta Felipe Girón Villalba, no muestre la mínima sensibilidad ante la situación de los migrantes y en cambio los llame ''vándalos'' y sostenga que ''merecían'' ser tratados en la forma en que lo hizo la policía.
Criticó que no se dé trato humanitario a los migrantes y que ni siquiera las dos parroquias católicas de este municipio hayan mostrado un poco de sensibilidad. ''Guardaron un silencio absoluto'', dijo.
Comentó que las parroquias de Guadalupe y de San Jerónimo no le dan asilo a los migrantes que, luego de llegar en el ferrocarril y esperar la salida del tren que los llevará al centro del país, tienen que quedarse en las vías, ocultos bajo los puentes, en las riberas y el monte, donde constantemente son asaltados y vejados.
Muchas veces, agregó, no los dejan ni entrar a orar. Algunos se han quejado porque los han sacado de la iglesia. ''Me pregunto si (los sacerdotes) sólo celebran misas, alejados de todo acto de sensibilidad humana. No podemos ser tan ciegos ante todo lo que está sucediendo''.