Para conocer a Garibay

Maestro maldito y entrañable. Homófobo y sexista y soberbio hasta la interrupción y el alarde, apegado "al sistema" para quien sólo de oídas lo conoce, Ricardo Garibay (Tulancingo 1923-Cuernavaca 1999), heredó un libro que debería ser considerado canon periodístico y ejemplo de curiosidad y asombro: ¡Lo que ve el que vive!

Editado en 1976 por Excélsior, inencontrable desde hace ya varios años, no porque se venda mucho sino porque se editó muy poco y se le compra aún menos, la obra se encuentra en Memoria uno, de la colección Ricardo Garibay. Obras reunidas. El volumen incluye también el no menos magnífico Cómo se pasa la vida (1975).

Lo que ve el que de veras vive son los odios, los rencores, las pasiones, las costumbres, los miedos y desdichas, formas de vida en La Habana, Nueva York, Hong Kong, Irán, Buenos Aires y Caracas y China y los aeropuertos: "algo tiene que suceder en tres horas en los aeropuertos de cualquier parte". El ejercicio del que vive es el ejercicio de la vista y del oído.

Autor de unos 48 libros, cronista, guionista y dramaturgo, fotógrafo del lenguaje, cuentista, poeta en su prosa, amigo de políticos, novelista, Garibay, gran desconocido con vocación desertora, acaso lo que se ha comentado sobre él desde su muerte sea más de lo que Garibay escribió en cualquiera de sus obras. Por eso la mejor manera es acercarse directamente a la obra digamos "soberbia", "homófoba" y "sexista" de un mexicano asomado al mundo que en su humildad de acercarse al otro y a los otros realiza un exorcismo de sus demonios y una manera para perdonarse cualquiera de sus culpas.