Corrupción y la guerra contra Líbano, los motivos
Aumenta la presión contra el premier israelí para que dimita
Ampliar la imagen Acusaciones de corrupción han desplomado la popularidad del primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y de su partido Kadima. En la imagen, el dirigente en una sesión del Parlamento Foto: Ap
Jerusalen, 17 de enero. La renuncia del jefe del estado mayor de Israel, Dan Halutz, y la apertura de una investigación policial contra el primer ministro Ehud Olmert por la privatización de un banco, incrementó la presión por parte de críticos del gobierno y de la guerra contra Líbano de julio pasado para que renuncie el gobernante israelí, ya en caída libre en las encuestas de opinión.
El fiscal general de Israel ordenó el pasado martes la apertura de una investigación penal contra Olmert por un escándalo financiero vinculado con la privatización del banco Leumi. Es sospechoso de haber intervenido cuando era ministro de Finanzas interino, en 2005, en favor del australiano Frank Lowy, candidato a tomar el control de parte del capital del banco.
Olmert ya ha anunciado que llevará a cabo "en los próximos días" amplias consultas, especialmente con ex primeros ministros, ex jefes del estado mayor y ex ministros de Defensa para designar rápidamente a un sucesor de Halutz, informó su oficina en un comunicado.
Según analistas, con estas consultas el primer ministro trata de demostrar que la designación del sucesor del general será resultado de un amplio consenso más allá de las divisiones políticas.
Los partidos de oposición de derecha y de izquierda estimaron este miércoles que Olmert debía dejar sus altas funciones sin esperar las conclusiones de la comisión de investigación oficial sobre la desastroza guerra de Líbano, que serán difundidas públicamente a comienzos de febrero.
La radio militar también evocó la posibilidad de que la salida del general Halutz tenga un "efecto de dominó", provocando las renuncias de Olmert y el ministro de Defensa, el laborista Amir Peretz.
Según analistas políticos, dirigentes de la formación centrista Kadima, del primer ministro, cuya popularidad también se ha desplomado en las encuestas, estiman que Olmert debería dimitir, permitiendo a Tzipi Livni, la actual ministra de Relaciones Exteriores, asumir el poder.
La inquietud que afecta a Israel desde la fracasada guerra en Líbano fue agravada por varios casos de corrupción, así como por la incapacidad del ejército de impedir los disparos de cohetes contra el norte de Israel, contrariamente a las afirmaciones de los responsables militares y políticos al comenzar los combates.
Las críticas se refieren a la falta de preparación de las unidades regulares y de los reservistas que participaron en la guerra, a la confusión y las frecuentes contraórdenes de la comandancia, y a que el ejército no cumplió su objetivo de destruir al aparato militar de la milicia chiíta pro iraní Hezbollah y la liberación de dos militares secuestrados por el grupo armado.