Difunde versión de forense: "por orden de Salinas no se practicó la autopsia al prelado"
La arquidiócesis de Guadalajara revive el tema del "asesinato" de Posadas Ocampo
La arquidiócesis de Guadalajara distribuyó ayer entre sus fieles las declaraciones del médico forense Mario Rivas Souza, quien reveló que al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo "no se le practicó la autopsia de ley por una orden escrita del Presidente de la República", en ese entonces Carlos Salinas de Gortari, tras el asesinato del prelado en el aeropuerto internacional de la capital jalisciense.
A casi 14 años del hecho, la Iglesia de aquella ciudad hizo suyas las declaraciones que el forense dio a un programa radiofónico local el 16 de enero pasado, donde sostuvo que tras revisar el cuerpo sin vida del jerarca católico, recibió muchas amenazas.
"Se me juntó el Corpus con San Juan, porque las autoridades por todos lados se me echaron encima, y la presión fue muy fuerte, porque Jorge Carpizo, el que era procurador (general de la República) traía instrucciones claras de que se ocultara el asunto y se dijera que había sido un accidente".
Rivas Souza reiteró que lo ocurrido con el cardenal y su chofer, según el texto difundido mediante el periódico de la arquidiócesis, Semanario, fue "un asesinato completo, nada de confusiones ni nada. El tenía 14 balazos y el chofer nueve, lo que quiere decir que dispararon dos personas, uno que le dio a él y otro a su chofer".
También sostuvo que cuando el entonces nuncio apostólico, Girolamo Prigione, se presentó en la Cruz Roja, adonde inicialmente llegó el cuerpo del prelado, le preguntó sobre una mancha que el cardenal tenía en la barbilla, y el médico le explicó que era pólvora de un balazo, "y para que una lesión deje pólvora es porque los disparos fueron hechos a muy corta distancia... Eso da una idea de que yo dije mis cosas como debo decirlas, y nunca me he rajado de lo que he dicho".
Insistió en que "al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo no se le practicó la autopsia de ley por una orden escrita del Presidente de la República", y que desde que declaró la muerte del prelado como producto de un asesinato recibió "constantes" amenazas y presiones "de aquí y de allá".
Al hacer un recuento de lo ocurrido el 24 de mayo de 1993, recordó que después de enterarse del asesinato del entonces arzobispo de Guadalajara se trasladó a las instalaciones de la Cruz Roja, en específico a la sala de operaciones, donde estaba el cuerpo.
"A mí me tocó quitarle su ropa, a mí no me platicaron dónde tenía los balazos; yo lo desvestí para hacer la descripción de las lesiones que tenía", resaltó Rivas Souza, y hasta allí llegó Prigione, quien le preguntó directamente sobre la mancha en la barbilla.
La versión difundida por Semanario plantea discrepancias entre lo observado por el galeno y lo sostenido, hasta hoy, por el ex procurador Carpizo respecto a que los balazos recibidos por el cardenal le habían entrado por la espalda. "Cuando oí esas declaraciones dije: viejo jijo de... por qué está diciendo mentiras; ni siquiera vio el cuerpo y está hablando de que las balas entraron por la espalda. Yo lo vi, yo lo desvestí, y yo dije lo que tenía que decir."
Rivas Souza desestimó, una vez más, la famosa teoría del Nintendo del ex funcionario referente a que el cardenal se interpuso entre el enfrentamiento de dos bandas de narcotraficantes: "Carpizo hasta acomodó los cochecitos, que cómo entraron y todo eso que no sé de dónde lo sacó. Yo sigo asegurando que el señor cardenal fue asesinado, y fue un asesinato completo, nada de confusiones ni nada; él tenía 14 balazos y el chofer nueve, lo que quiere decir que dispararon dos personas, uno que le dio a él y otro al conductor"
Después de señalar que tuvo presiones muy fuertes y revelar que el entonces procurador tenía instrucciones precisas de ocultar el asunto y decir que "había sido un accidente, yo sigo diciendo afirmó que no fue un accidente".
Para la arquidiócesis de Guadalajara es de suma importancia resaltar lo dicho por el médico forense, pues el cardenal Juan Sandoval Iñiguez siempre ha sostenido que lo ocurrido en mayo de hace casi 14 años fue un complot para acabar con la vida de su antecesor en la curia, y no un asesinato producto de un fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes.