Melón
Para empezar el año
POR MEDIO DEL SEÑOR Héctor Flores Sánchez, investigador y diletante de la música cubana, me enteré de la aparición en el ambiente del vástago de Tito Puente, que se presentó en varios escenarios de Florida para despedir 2006 y empezar el nuevo año regando sabor. Debo advertirle, mi yeneka, que todavía no escucho grabación alguna del junior del Rey del Timbal, pero me place que la tradición siga.
TAMBIEN PONDRE EN su conocimiento que Lucrecia, cantante cubana avecindada en España, realizó el pasado 9 de diciembre un concierto en el Miami Dade Auditorium. Así mismo llegó a mis manos un disco de Edwin Serrano que, en mi humilde opinión, está de aquellita, pero no puedo darle mayores datos, monina, porque el cidí es pirata.
EN EL PUENTE "Guadalupe-Reyes" acostumbra la mayoría de la gente felicitar y desear un cúmulo de parabienes a familiares y amigos. Este, su enkobio, les desea a todos los que le conocen, amigos, enemigos y, en especial, a sus detractores, mucho, pero mucho, aché y el sincero deseo de que hagan realidad sus sueños.
PERMITAME, MI ENKOBIO, relatarle una anécdota de cuando formé parte del Trío Guerra a la Oreja, en compañía de Alberto (R.I.P.) y Rodolfo Bonilla, hermanos del actor Héctor. Resulta que hubo una línea de camiones llamada Atzcapotzalco-Jamaica a la cual nos subíamos a cantar, pero sin pedir remuneración alguna, sólo bucábamos la aceptación el público.
EN ESE TIEMPO el hoy ínclito galeno Rodolfo ya era maestro normalista y ejercía en la Escuela Alberto Correa. Una tarde viajaba en un camión de esa línea un alumno de su clase y ahí terminaron nuestras actuaciones. Alberto y yo sufrimos un arrebato bilioso del doctor, el cual tomamos con sentido del humor y riéndonos a placer.
ESTA ANECDOTA VIENE a colación al presenciar dos obras en las que actúa Héctor, las cuales me divirtieron a morir. Así que, ¡vamos a lo que vamos! ¿Estamos? A este genial actor lo conocí siendo un nene, parte de una familia digna de admiración, todos profesionistas, con los cuales tuve una cercanía que mucho me ayudó a transitar por la vida.
CONFIESO NO SER experto en teatro, pero la actuación de Héctor Bonilla en las dos obras, Emociones encontradas y Almacenados, me hizo olvidarme de mi amigo y creer a pie juntillas en sus personajes. Así que para mi eres y serás ¡actorazo! Por lo tanto, muchas felicidades.
EN ESTE TIEMPO invernal recuerdo al que pasé en Ciudad Juárez, frontera a la que guardo profundo cariño por muchos motivos; la visité por primera vez en 1949. Allí pasé algunos meses, más tarde en 1953 formando parte de la orquesta de Ray Montoya, regresé a Juaritos.
CASI PARA TERMINAR mi contrato conocí a Chuy Reyes, pianista mexicano, que me ofreció un contrato para viajar a territorio pecoso, que no pude cumplir por razones fuera de mi alcance. Al volver al DF empecé a formar mis primeros grupos: Los Marcianos y Los Cuatro.
EL FRIO QUE pasé en Juárez fue de pronóstico reservado: casi me convierto en paleta. Otro frío mayor al que hemos padecido en estas fechas, lo sufrí en Chicago. Tanto en Juárez como en las ciudades pecosas, tuve oportunidad de escuchar orquestas extraordinarias: la de Gene Kruppa en 1949, al principio de la era be-bop, y la de Southen and Finnegan, que era todo un espectáculo, que pude apreciar cinco años después en El Paso, Texas.
TAMBIEN EN MI primer viaje a Ciudad Juárez en 1949 escuché las orquestas de Roy Ramos, Efrén Contreras y Tino Contreras, con la cual trabajé durante una corta temporada. A partir de 1961 compartimos tarima Lobo y Melón y su grupo con la mayoría de bravos de la música con salsa.
OTRA ORQUESTA QUE tuvo lo suyo fue la de Chico O'Farrill y el Arabe, que se separaron en 1959 quedando en manos de Chico con el que coincidimos en el Capri, que presentó un show llamado Las pesadillas de Carlyle, de un afamado coreógrafo de Las Vegas, con la participación de Alfonso Arau.
ESPERO QUE SE la pase chévere, monina, el resto de su existencia. ¡Vale!
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