RESCATE INAPLAZABLE
Su historia es de resistencia, y es una tentación para escritores y cineastas, señala
Emprende Adolfo Pérez Esquivel lucha para recuperar Ejercicio plástico
El Premio Nobel de la Paz acudirá ante el gobierno argentino para que la obra salga a la luz
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Manuel Serrano muestra las imagenes del proceso de extracción
Foto: Archivo Manuel Serrano
Buenos Aires 22 de enero. Una expresión cultural tan importante como el mural Ejercicio plástico, del gran muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, no puede estar secuestrada y encerrada en contenedores y a la intemperie, dijo el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, quien decidió encabezar una lucha para el rescate de esta obra y que sea conocida aquí y en todo el mundo.
Pérez Esquivel, arquitecto y pintor, hizo este anuncio a La Jornada y sostuvo que acudirá ante el gobierno argentino para lograr que "esta obra, que pertenece a la humanidad, deje de estar secuestrada, vea la luz e ilumine a su vez a quienes puedan verla", por lo que solicitó por este medio la solidaridad de todos los sectores de la sociedad y especialmente de artistas plásticos y escritores tanto de Argentina como de México.
También recordó que esta historia comenzó hace más de 70 años, cuando Siqueiros secundado por pintores argentinos como Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni y otros pintó el mural en el sótano de la finca Villa Los Granados, en 1933, que está rodeada "por un aire de leyenda".
Para él, esta es una novela que deja ver los entretelones de los cambios sucedidos en el país, de la lucha mezquina de quienes fueron propietarios de la casa "e inclusive de aquellos que intentaron borrarla por supuestas razones morales y no pudieron".
Hizo referencia a la familia de Alvaro Alsogaray, ultraconservador que apoyó todas las dictaduras y fue inclusive "uno de los ministros de Economía que más castigó al pueblo argentino, y ayudó a la destrucción neoliberal"
Alsogaray y su familia fueron uno de los tantos ocupantes en 1950 de esta casa que había tenido momentos de esplendor. Su esposa Edith Gay, ultracatólica, se horrorizó cuando bajó al sótano y vio "en esas iluminaciones de los desnudos al demonio'', por lo que intentó destruir la obra usando ácidos, recuerda Pérez Esquivel.
El Nobel de la Paz relata que Gay intentó vanamente quitar la pintura, que Siqueiros selló literalmente, quizás con cierta sensación premonitoria, y cuando no pudo hacer nada la hizo cubrir con cal para "preservar la moral y el pudor, de sus hijos". Uno de ellos, María Julia Alsogaray, fue parte del grupo más corrupto que rodeó al gobierno del presidente Carlos Menem e inclusive estuvo detenida.
Cada uno de los habitantes que se sucedieron, desde el presidente argentino Marcelo de Alvear (1922-1928), que la construyó para llevar allí a su amada, la soprano italiana Regina Paccini, a quien aisló en el lugar; y luego el editor de diarios Natalio Botana, han convertido la casa en una leyenda.
No imaginaría nunca ninguno de aquellos habitantes, ni los que llegaban como nuevos ricos, que en el año 2001 el ex presidente Menem eligiría el lugar como "prisión domiciliaria", ofrecida por un amigo uno de los últimos que la ocupó, cuando estaba siendo juzgado por actos de corrupción.
"Toda la historia es una tentación para escritores y cineastas, pero lo cierto que esta obra, que luego fue sacada de aquel sótano cortada en pedazos para rearmar, está encerrada, deteriorándose, aunque digan que no, y debemos lograr que todos puedan verla. La recuperación de esta obra será un acto cultural y de reivindicación que les debemos a los artistas que trabajaron en ella, como a nuestros pueblos. Por eso hago este llamado para que este sea el año de la recuperación", señaló Pérez Esquivel.
Lamentó, asimismo, la mezquindad de quienes siguen medrando con la obra de arte, hasta el punto de ponerla en peligro de destrucción.
Su llamado comenzó a encontrar eco en varios grupos que ya preparaban acciones para recuperar la obra, y propició que legisladores argentinos, como ha sucedido en México, lleven adelante una pelea "legal y digna" para evitar que el tiempo y el abandono destruyan la obra de arte, que parece destinada a mostrar "una historia propia de resistencia".