Usted está aquí: domingo 28 de enero de 2007 Opinión Pemex: ilegalidad, entrega y derroche

Antonio Gershenson

Pemex: ilegalidad, entrega y derroche

Pemex dividió las aguas del Golfo de México en 239 bloques para ser explorados y explotados por empresas privadas, supuestamente en "alianzas estratégicas" con la paraestatal. Hasta las formas copian de las zonas petroleras marítimas, en el mismo Golfo, en la parte estadunidense, que desde hace años han sido divididas en bloques para su aprovechamiento por empresas particulares.

En áreas poco atractivas, que en realidad no deberían tener preferencia sobre otras que Pemex no desarrolla, el pretexto es que la paraestatal no lo puede hacer porque son poco rentables, como Chicontepec. Pero si no son rentables, menos lo es el que la petrolera pague a empresas privadas, que obviamente van a obtener una utilidad (porque si no no lo harían), por llenar de hoyos esa zona de alto rendimiento agropecuario, por lo menos mientras no la echen a perder con miles de agujeros. Del total de perforaciones programadas para 2007-2009, que son 4 mil 350, en Chicontepec se harían 2 mil 780, casi dos tercios del total. El rendimiento de las perforaciones es muy pobre, debido a la poca permeabilidad del subsuelo, o sea que de cada perforación sólo se puede extraer el crudo que está muy cerca de la misma. El dinero que se paga por ello a particulares es un derroche.

Citamos sólo uno de los ejemplos en el extremo contrario. En la región denominada Litoral de Tabasco, en 2003 hubo 16 pozos exploratorios perforados. De ahí, hubo 72 por ciento de éxitos según Pemex, cifra alta tratándose de exploración. Sin embargo, en 2004 y 2005 ya no se perforó ningún pozo exploratorio ahí. En cambio, sí se produjeron 11 y 10 pozos de desarrollo, de producción, en estos mismos años. Se ordeñó la vaca sin darle pasto. Y la producción, si bien es creciente, es aún pequeña al ser una zona muy poco trabajada. Por si fuera poco lo anterior, ahí el crudo es ligero, de mucho mejor calidad que el de Cantarell y sus yacimientos vecinos, a los que ahora se dirige la mayor parte de la inversión en las zonas marinas. Y tiene una buena proporción de gas asociado, mejor que la de estos otros yacimientos.

Con tal de meter empresas extranjeras y ahorcar a Pemex, se destina mucho dinero a los peores yacimientos y poco a los mejores. Esto nos lleva a la fuente del dinero. El plan oficial sigue basándose en un endeudamiento salvaje de la paraestatal, mientras que el producto de sus ventas, que sigue siendo gigantesco, se lo queda Hacienda en su absoluta mayoría. El dinero de Pemex debe ser, ante todo, para Pemex.

Se habla de que, dada la actual situación del gobierno federal, de su debilidad política, se reservan para 2008 las medidas de fondo: ampliar el alcance de los contratos de inversión pública financiada y, en general, la participación privada en la industria petrolera, ahora incluyendo la refinación.

No está de más recordar que sigue vigente el artículo 27 de la Constitución, que entre otras cosas dice:

"La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional corresponde originariamente a la Nación (...) Corresponde a la Nación el dominio directo de (...) el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos (...) En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo federal, de acuerdo con las reglas y condiciones que establezcan las leyes (...) Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radiactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos."

Además de los antes señalados, se está violando este postulado constitucional. Y la violación será aún mayor si se llevan adelante las anunciadas medidas de una mayor privatización. Los verdaderos mexicanos debemos defender esta industria, clave para el desarrollo nacional.

 
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