Grupos neonazis españoles agreden a latinoamericanos
Despliegue policial en Alcorcón para evitar nuevo brote xenófobo
Madrid, 27 de enero. Más de 300 agentes antidisturbios fueron desplegados este sábado en la localidad madrileña de Alcorcón para evitar un nuevo brote xenófobo contra el colectivo de inmigrantes latinoamericanos, que el fin de semana pasado sufrió la persecución y el escarnio de vecinos indignados y bandas de extrema derecha.
A pesar de la "alerta máxima" de las autoridades locales ante las amenazas de grupos neonazis, únicamente 100 jóvenes, la mayoría menores de edad, quemaron algunos botes de basura e insultaron a los policías y a los periodistas.
Alcorcón es una pequeña localidad del suroeste de Madrid en que viven alrededor de 160 mil personas, la mayoría emigrantes de otras regiones de España y, recientemente, de Ecuador, República Dominicana, Colombia y Marruecos. Este municipio era un "ejemplo de convivencia" hasta la violencia del fin de semana pasado.
Una pelea entre dos jóvenes una mexicana y otra española, que a su vez derivó en un enfrentamiento entre supuestas bandas rivales, provocó una explosión de ira popular contra los latinoamericanos, acusados pertenecer a pandillas como los Latin Knigs, los Maras o los Ñetas.
Pese a que según datos oficiales son escasas estas bandas en España, y que las pocas que existen no se caracterizan por cometer delitos, los vecinos y los grupos de extrema derecha arremetieron con insultos y golpes contra los latinoamericanos.
Una semana después de estos hechos, Alcorcón se convirtió en una zona tomada por la policía, en que las cuatro salidas del Metro Parque de Lisboa, Alcorcón Central, Puerta Sur y Parque Oeste se convirtieron en centros improvisados de identificación y registro de todas las personas con "aspecto sospechoso".
Alcorcón se convirtió en unas horas en una ciudad dividida: por un lado, el grupo de jóvenes de extrema derecha unos 100, convocados por Falange Española y España 2000 y, por el otro, la mayoría de los vecinos y grupos antifascistas, que abogan por la convivencia entre vecinos.
La policía tuvo que dispersar a los neonazis encapuchados que arremetieron contra los agentes con piedras.
A unos metros de los enfrentamientos, los vecinos portaban pancartas con lemas como "Ni mafias, ni nazis, ni racismo", bajo la convocatoria de la Asamblea por la Convivencia Pacífica y contra el Racismo.
Los vecinos reconocen que conviven en armonía con la comunidad latinoamericana y acusaron a los grupos de extrema derecha de querer utilizar lo ocurrido "para sembrar el odio contra los extranjeros y manchar la imagen de este pueblo".
Los vecinos también criticaron la actitud de los medios de comunicación, que, según ellos, han presentado a la localidad como racista y xenófoba.
El ayuntamiento gobernado por el Partido Socialista Obrero Español y las fuerzas políticas y sindicales, así como colectivos de vecinos, firmaron un manifiesto "por la convivencia y la tolerancia", con excepción del derechista Partido Popular, que mantiene un discurso crítico contra la política exterior del gobierno español, al que acusa de convertir a España en "un gran coladero de extranjeros".