Los feligreses colmaron las calles de Tlacotalpan para saludar a su patrona
Fervor y décimas sotaventinas para festejar a la Virgen de la Candelaria
Admite el ayuntamiento que no se sancionó a quienes maltrataron a los toros en las callejonadas
Ampliar la imagen Las autoridades locales aceptaron que no hubo vigilancia suficiente para evitar que la muchedumbre, en su mayoría alcoholizada, maltratara a los toros durante el festejo Foto: Horacio Zamora
Tlacotalpan, Ver. "Tlacotalpan, montón de terciopelo donde el jarocho sueña y bebe nanche, donde baila la bamba, y en su cielo no hay un solo lucero que lo manche", así describió Agustín Lara a la tierra ubicada a orillas del Papaloapan, versos que hoy fueron recitados nuevamente por la muchedumbre para la Virgen de la Candelaria.
Lugareños y visitantes acudieron al tradicional paseo de la imagen religiosa sobre el río Papaloapan (de las Mariposas), este 2 de febrero, única fecha en que la efigie abandona el santuario ubicado en el centro del poblado para recorrer sus calles, acompañada por piraguas que transportan mariachis y arreglos florales.
Desde la madrugada, decenas de grupos de jaraneros y arpistas acudieron a la puerta principal del templo para "despertar a la virgen" con las mañanitas cuenqueñas.
En medio de aplausos, la patrona de las candelas fue descendida del pedestal que ocupa la bóveda central del templo la noche anterior, su ropas fueron cambiadas por trajes de rico organdí, y su cabello acicalado con aceites y perfumes para llevarla a recorrer el río Papaloapan. El ritual es necesario para garantizar buena pesca, alejar las calamidades y bendecir las tierras.
El recorrido se acompaña con música de jarana y décimas sotaventinas, y se recurre al verso de Lara para describir al pueblo:
"Tlacotalpan, mi sueño y mi promesa, espuma en el tazón de chocolate, deshilado mantel sobre la mesa, y de muñecas el metate. Pabellón de organdí, toldo tan puro, que a un Niño Dios en Navidad cubriera, la enredadera que taladra un muro, y la red que se duerme en la ribera."
Aunque en el sureste del país hay varios tipos de décimas, es la sotaventina la que aporta "pimienta" a la rima tradicional, pues la picardía del jarocho se plasma de manera innata, dice Guillermo Cházaro Lagos, decimista cuenqueño desde hace 50 años.
El músico, cuyo nombre fue puesto a la medalla que cada año se otorga a los difusores de la décima sotaventina, asegura que este género, al igual que el son, "no está peleado con las innovaciones musicales".
"Si los jóvenes quieren música electrónica, que lo hagan, eso no amenaza al son ni a la rima, que son base cultural de Veracruz, es más, ¿por qué no innovan y hacen son electrónico y décima moderna?"
Para Cházaro Lagos, cada veracruzano trae un decimista por dentro, y al oír una jarana despierta la memoria de sus orígenes.
"La décima no es para estudiados, es del pueblo, de ahí los decimistas improvisados que son los que alimentan con ritmo y medidas el saber popular."
Lo anterior lo explica mientras a lo lejos, repiten a la Virgen de la Candelaria el verso del Flaco de Oro: "En el viejo portal que tanto añoro, mis primeros sollozos están presos. Ahí deben quedar porque te adoro. Tlacotalpan, mi amor, nido de besos".
Foro para salvar al toro
El ayuntamiento de Tlacotalpan admitió que faltó vigilancia para evitar el maltrato a los toros por parte de la muchedumbre, en su mayoría alcoholizada, y que pese a las advertencias no se ha aplicado ninguna sanción a los responsables.
A petición de organizaciones civiles nacionales e internacionales que han protestado por el festejo taurino, el Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) anunció que para la versión 2008 de las fiestas se convocará a un foro para analizar las raíces del ritual.
A las mesas de análisis, dijo la directora del IVEC, Esther Hernández Palacios, serán invitados activistas en favor de los derechos de los animales, historiadores, antropólogos y cronistas locales, así como la ciudadanía y las autoridades para lograr acuerdos que modifiquen el embalse taurino y las callejonadas, donde los semovientes son maltratados.