Una procesadora de cítricos, elefante blanco desde hace 11 años
Se tiran cosechas de naranja en Hidalgo por negligencia y falta de mercado
Ampliar la imagen Jóvenes recolectores de naranjas depositan el fruto a orillas de la carretera, en San Felipe Orizatlán, Hidalgo Foto: Carlos Camacho
San Felipe Orizatlan, Hgo., 3 de febrero. Lorenzo Hernández Hernández se considera privilegiado, pues por cosechar naranja, entre diciembre y enero gana 150 pesos diarios. Pero eso se debe a que tiene tres mulas con las que colecta más fruto que un cargador normal, que se ve obligado a subir y bajar una pendiente de más de 50 metros para llegar a los huertos y volver con su costal de casi 50 kilos a cuestas, por los que cobra 75 pesos diarios.
¿Cómo va la cosecha?
Pus'ahí responde al tiempo que se limpia el sudor con su playera del Cruz Azul casi hecha jirones, mientras su compañero descarga las mulas y acopia a un costado de las carretera el cítrico que será recogido por un camión para llevarlo al mercado, ya sea a Huejutla, Hidalgo, Tampico, Tamaulipas o a la ciudad de México.
Hasta hace una década la producción de naranja en este municipio era buena alternativa. Durante el gobierno de Jesús Murillo Karam se proyectó la construcción de un centro seleccionador de cítrico, ubicado en la comunidad de Huitzizilingo, camino a Tamazunchale, San Luis Potosí. La inversión superaría un millón de pesos.
Terminó el gobierno del actual senador priísta y su sucesor, Manuel Angel Núñez Soto, pretendió "industrializar la Huasteca" y cambiar el perfil de zona apta para la compra de votos, mediante prácticas paternalistas y clientelares.
Entonces acudió a inaugurar el centro que permitiría acopiar más de 20 mil toneladas anualmente y, sobre todo, procesarla, envasarla y venderla como jugo para darle así valor agregado a la producción, en beneficio de unos 2 mil 500 productores.
Sólo que a los encargados del proyecto se les "olvidó" instalar el transformador para la generación de energía eléctrica que se aplicaría en el proceso de industrialización.
Posteriormente hubo problemas entre los productores y hoy, 11 años después, el centro seleccionador de cítricos, que controlaría la Federación de Citricultores de Huitzizilingo, está abandonado. Dentro lucen las gigantescas tinas, las bandas y las trituradoras de la naranja sin usar. Así como se instalaron, así se quedaron. Nunca fueron utilizadas.
Irónicamente, junto al centro seleccionador hay un huerto de naranja, otro enfrente. Los cítricos se pudren en el suelo y se convierten en un riesgo, pues produce una mosca que daña a la población.
Por falta de mecanismos de comercialización, en mayo pasado tuvieron que sepultar 10 mil de las 20 mil toneladas producidas, para evitar problemas de salud pública
Antonio Reyes, representante de los citricultores de la Huasteca, advirtió en ese entonces lo que ya es práctica común: la emigración de la gente a otras ciudades del país o inclusive a Estados Unidos.
Lorenzo Hernández no sabe del centro seleccionador de cítrico, pero sí recuerda que el año pasado casi se perdió la cosecha; hoy, sin otra opción y apoyado por sus mulas, carga el fruto y logra una paga de 150 pesos por jornal, aunque eso sólo durará dos meses.
Jorge Cruz y Andrés Hernández, quienes conducen camiones de volteo acondicionados para cargar naranja, reciben una paga de 100 pesos diarios por camión, pero reconocen que ya hay "muchas parcelas abandonadas, pues el precio de la naranja no resulta atractivo: 650 pesos por tonelada.
A la orilla de la carretera o en veredas de terracería se observan los montones de naranjas listas para ser recogidas por un camión.