Usted está aquí: domingo 4 de febrero de 2007 Cultura Elogia la crítica de NY muestra de Martín Ramírez

Elogia la crítica de NY muestra de Martín Ramírez

AFP

Nueva York, 3 de febrero. Martín Ramírez (1895-1963) era un migrante mexicano que pasó los últimos 15 años de su vida en un siquiátrico de California en silencio, haciendo poco más que dibujar, creando una obra que se ha convertido en objeto de reverencia en esta ciudad.

Alrededor de 90 de los 300 dibujos que se conservan de Ramírez forman parte de una exposición en el American Folk Art Museum, de Nueva York, que ha sido saludada por la crítica como la mejor de la temporada.

Ramírez "es uno de mis artistas favoritos, punto. Su retrospectiva es una maravilla y una joya", afirmó el crítico Peter Schjeldabl en las páginas de la revista The New Yorker.

Su colega del diario The New York Times, Roberta Smith, escribió: Ramírez "es simplemente uno de los grandes artistas del siglo XX. Pertenece al grupo de dibujantes geniales y accesibles que incluye a Paul Klee, Saul Steinberg y Charles Schulz".

El artistas tenía predilección por algunos temas, y sus dibujos ­en papel y en algunos casos de grandes dimensiones­ suelen representar caballos y jinetes, vírgenes, animales, túneles y trenes.

"Ramírez emplea un repertorio diverso se símbolos, fusionando elementos de la cultura mexicana y estadunidense con el entorno del encierro y su experiencia como mexicano viviendo en la pobreza y el exilio en Estados Unidos", explica la comisaria de la exposición, Brooke Davis Anderson.

Pequeña biografía

Uno de los ganchos de la muestra, que estará hasta el 29 de abril, es la biografia del autor, un autodidacta, ajeno por formación al mundo del arte, que encarnó el desarraigo del emigrante. Ramírez nació en una familia de rancheros en Jalisco y se convirtió en un pequeño propietario agrícola, casado y padre de cuatro hijos.

En 1925, por problemas económicos, abandonó su país para trabajar en Estados Unidos, dejando a su familia en Jalisco.

En Estados Unidos, los inmigrantes se convertían en las primeras víctimas de la Gran Depresión que siguió al crack bursátil de 1929. Sin trabajo ni posibilidades de volver, Ramírez vagaba por el norte de California, incapaz de comunicarse en inglés y aparentemente confundido.

La policía lo llevó a un hospital siquiátrico, donde se le diagnosticó esquizofrenia. Recorrió varias instituciones mentales durante 32 años hasta el fin de sus días. Durante su estancia en el hospital estatal De Witt, Tarmo Pasto, profesor de psicología, descubrió sus obras.

 
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