El gobierno del DF desconoce el proyecto, aduce ex director

En riesgo, el Faro de Oriente por cambios en su dirección

ARTURO CRUZ BARCENAS

El proyecto de la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente (Faro) enfrenta hoy uno de sus mayores retos: seguir con la línea trazada hace poco más de seis años; "pero el proyecto está en riesgo", advirtió Benjamín González, fundador de este espacio ubicado en Iztapalapa, quien ayer se despidió de la comunidad en emotiva ceremonia, luego de que la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal (GDF) le pidió su renuncia.

Con varios compañeros, González comenzó lo que hoy es un espacio que ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales; varios de sus alumnos han viajado al extranjero para mostrar su obra; otros han tenido en el Faro la única oportunidad para salir de la ignominia.

En 2000, González y sus compañeros desarrollaron la idea durante un año y medio. "Fue resultado de un proceso muy importante que vivía la ciudad: la elección del primer gobierno democrático en el Distrito Federal, en 1997. Esa elección no sólo convocó a los militantes de un partido, sino a una movilización de los ciudadanos para conquistar la ciudad. El Faro de Oriente se enmarca en esa lucha, de muchos promotores y jóvenes artistas que veían en la llegada de un nuevo gobierno la oportunidad de darle la vuelta a la política gubernamental y establecer una al servicio de la comunidad artística y de los ciudadanos.

"Se le dio rostro al poder; esta es la idea en la que se ha insistido: no puede haber un proyecto cultural importante sin que la libertad, la participación y la autogestión se conviertan en elementos fundamentales de la vida cotidiana. Esto es el Faro.

"El grupo que lo ha administrado se creyó eso de que la ciudad se iba a construir para todos, de que el gobierno es de los ciudadanos", añadió.

En la administración de Raquel Sosa como secretaria de Cultura se abrieron otros espacios en Milpa Alta y en Tláhuac. Inclusive, hay un libro sobre la historia del Faro. "Todo cambió el 5 de diciembre pasado, con la nueva administración. Hubo señales negativas: la primera, cuando no fui recibido por la actual secretaria de Cultura, Elena Cepeda, durante dos meses.

"La buscamos para explicarle lo que es el Faro. Me recibió apenas el martes pasado. Antes de que yo le explicara el proyecto me dijo que tenía tomada la decisión, que ya había designado a María Moret, quien viene del teatro."

Designación poco clara

No obstante, esta designación está en el aire, pues la comunidad del Faro se opone. Cepeda se ha expresado en forma ambigua. En una respuesta por escrito dirigida a la comisión del Faro, señala: "(Se) suspende la decisión y reconoce el error de no haber tomado en cuenta a la comunidad (...) Informa que María Moret no ha aceptado el cargo".

Ayer sábado, la asamblea del Faro esperó de manera infructuosa la llegada anunciada de Cepeda y de Martí Batres, secretario de Desarrollo Social del GDF. A las cuatro de la tarde se les informó que no llegarían, pero que sí lo haría la coordinadora de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura, Verónica Martínez, quien tampoco llegó.

La asamblea aprobó un documento que se entregará a Cepeda, en el que se le señala la voluntad de diálogo para llegar a una adecuada designación del nuevo director.

Está en juego el futuro de 55 talleres en los que están involucrados mil 500 personas. González añadió que le planteó a Cepeda realizar un "proceso de transición mínimo, que considerara a algunas personas que aspiran a dirigir, y hacerlo público".

La normatividad da a Cepeda el derecho de elegir al director del Faro (capítulo segundo, artículo 8-I). "Debe conocer lo que hacemos. El Faro estará en riesgo si se designa a la persona equivocada", concluyó González.