Los soberanos mexicas eran ungidos y velados en ese edificio del Templo Mayor
Compilan en dos volúmenes la historia de La Casa de las Aguilas
El estudio es una ampliación de la tesis doctoral del arqueólogo Leonardo López Luján
Ampliar la imagen Códice borbónico
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Ampliar la imagen tambor de Malinalco
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Ampliar la imagen águila cuauhxicalli de la Casa del Apartado
Luego de años de excavaciones e investigaciones en La Casa de las Aguilas, edificio perteneciente al centro ceremonial del Templo Mayor, el arqueólogo Leonardo López Luján reunió en dos libros la historia, arquitectura, descubrimientos y sentido religioso del inmueble construido en la antigua Tenochtitlan.
La Casa de las Aguilas era el espacio religioso fundamental en la vida del centro ceremonial. Ahí comenzaba y terminaba el reinado de los soberanos mexicas. Los tlatoanis hacían penitencia para ser coronados y luego de su muerte eran velados durante cuatro días en ese lugar.
El edificio prehispánico que sólo ha sido excavado en 50 por ciento entre 1980 y 1997, por el Proyecto Templo Mayor ha otorgado innumerables evidencias arqueológicas e históricas.
Ese cúmulo de información se encuentra al alcance de los especialistas en los volúmenes La Casa de las Aguilas I y II. Un ejemplo de la arquitectura religiosa de Tenochtitlan, de López Luján, coeditados por el Fondo de Cultura Económica (FCE), la Universidad de Harvard y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las excavaciones y análisis respectivo, luego de explorar el edificio del siglo XV, han permitido a López Luján dilucidar "características formales, técnicas, cronológicas, espaciales y estilísticas" de esa cultura. También examina materiales arqueológicos exhumados y resalta sus aspectos biológicos, tecnológicos, económicos y simbólicos.
Y, sobre todo, explica el investigador del Templo Mayor y asesor del Programa de Arqueología Urbana, "se hace una revisión del problema de las funciones y el significado religioso del edificio y las entrelaza con aspectos de diversa índole, como el contexto urbano, la composición química de los pisos, la estructura de los espacios arquitectónicos, el estilo de relieves y pinturas murales.
"Es un proyecto muy largo que comenzó en 1991 y concluyó en 2003. Fue elaborado para mi tesis doctoral en la Universidad de París, pero continué trabajando en el tema y surgió la idea de estos volúmenes, que reúnen la información arrojada por el edificio que se encuentra debajo de la calle Justo Sierra y la Librería Porrúa", señala.
Los volúmenes, aclara, son de carácter científico, y están dedicados a especialistas y a gente interesada en el pasado prehispánico de México.
Primer y último ritual del rey
El primer tomo incluye la investigación del arqueólogo y el segundo contiene un catálogo de apéndices, tablas, láminas, planos, fotografías y unas 500 ilustraciones a página completa.
Los capítulos de la obra están divididos de la siguiente forma: La arquitectura religiosa mexica y las excavaciones en el Centro Histórico, Los trabajos arqueológicos en La Casa de las Aguilas, La historia constructiva de La Casa de las Aguilas, y Los materiales, las técnicas constructivas y los espacios arquitectónicos.
Además, La escultura mayor y la pintura mural; Los artefactos y los ecofactos; Las ofrendas y la sepultura, y Las funciones y el simbolismo del edificio.
Los hallazgos en la estructura prehispánica, precisa López Luján, fueron descubiertos en "excelente estado de conservación, debido a que los mexicas lo cubrieron con muy finas arcillas, de manera que todo quedó protegido, tanto banquetas, pinturas murales, esculturas, ofrendas y depósitos rituales".
Para edificar La Casa de las Aguilas, los mexicas evocaron la arquitectura tolteca: "viajaron a Teotihuacan y Tula para realizar sus propias excavaciones, porque suponían que (esas ciudades) eran construidas por dioses y tenían curiosidad de saber cómo eran y también recuperaron los objetos considerados mágicos que han sido descubiertos en el Templo Mayor".
Otro aspecto importante es que ahí se realizaban ceremonias muy importantes con los reyes, como el primer y último ritual de un soberano mexica.
"El bulto mortuorio permanecía aquí durante cuatro días antes de ser sacado a la pira para su cremación. En ese lugar se llevaba a cabo el duelo por la muerte de un soberano, e inmediatamente se elegía a su sucesor. El rey electo no investido, no coronado, iba a este edificio para hacer penitencia, autosacrificio, alusiones y purificaciones para convertirse en el nuevo monarca."