Luego de 30 años, don Ascensión recibió el miércoles los restos de su hijo
¡Ahí están; lo prometido es deuda!, dice la PGR al entregar osamentas de la guerra sucia
La procuraduría está reconociendo la existencia de crímenes de Estado en los 70 y 80: ONG
Lino Rosas y Esteban Mesino eran colaboradores de Lucio Cabañas; los detuvieron en 1974
Ampliar la imagen La senadora Rosario Ibarra de Piedra, en imagen de 2005 Foto: María Meléndrez Parada
Al entregar los restos de las dos primeras víctimas identificadas de la guerra sucia, la Procuraduría General de la República (PGR) reconoce las ejecuciones extrajudiciales en que incurrió el Estado en las décadas de los 70 y 80, que en 2001 fundamentó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su recomendación general sobre delitos del pasado, advierten ONG.
La noche del miércoles anterior, la Coordinación General de Investigaciones de la PGR, instancia que quedó a cargo de los expedientes que llevaba la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), entregó los restos de Lino Rosas Pérez y Esteban Mesino Martínez a sus parientes, luego de más de 30 años de su desaparición.
Ante esto, la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (Afadem) y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) coadyuvantes en esta y varias investigaciones de delitos del pasado consideraron que al acreditar la identidad de los ejecutados, la extinta fiscalía "da validez a los testimonios y denuncias en cientos de casos de familiares, además de aceptar la existencia de la guerra sucia.
"La entrega de los restos físicos es un símbolo de la lucha por recuperarlos, por conocer la verdad y buscar la justicia por los crímenes de Estado cometidos contra la población", aseguró Julio Mata, secretario ejecutivo de la Afadem.
Las dos únicas víctimas que la Femospp pudo identificar durante cuatro años de investigaciones fueron de los colaboradores más cercanos del guerrillero y líder del Partido de los Pobres, Lucio Cabañas Barrientos. Las indagaciones de la fiscalía y las denuncias de testigos y defensores de derechos humanos señalan que Rosas y Mesino fueron aprehendidos el 2 de diciembre de 1974, luego de que un comando atacara a Lucio y sus compañeros.
El líder guerrillero resultó muerto durante el enfrentamiento, mientras que Rosas y Mesino fueron detenidos, junto con Marcelo Serafín otro integrante del movimiento guerrillero, de quien aún no se sabe nada.
El expediente de las investigaciones judiciales establece que ambos guerrilleros fueron ejecutados extrajudicialmente, además de que los restos presentan signos de haber sufrido diferentes tipos de lesiones, lo cual fue considerado por la Afadem como "muestra de los métodos ilegales y de terror utilizados por los gobernantes en turno contra los disidentes políticos de ayer y hoy".
Los restos óseos de ambos fueron hallados en junio de 2005, en un panteón clandestino de la comunidad El Guayabillo, Guerrero, por lo que fueron sometidos a investigaciones periciales con pruebas de ADN para cotejarlos con las muestras genéticas de sus familiares, con lo que un año más tarde (noviembre pasado) pudo establecerse su identidad.
"Los hicieron esperar ocho horas"
Cabe destacar que aunque la PGR se comprometió a entregar las osamentas desde noviembre del año pasado, lo cumplió dos meses más tarde. No conformes con ello, los funcionarios federales hicieron esperar más de ocho horas a los familiares de las víctimas, poniendo diferentes pretextos.
Luego de varias horas de espera, pues fueron citados a la una de la tarde y los restos fueron entregados al filo de las 11 de la noche del pasado miércoles, don Ascención Rosas, de 80 años, tuvo en sus brazos una parte de su hijo Lino, luego de tres décadas de incertidumbre.
En entrevista telefónica, el anciano señaló que fue un proceso difícil la incertidumbre por tantos años, por lo que agradeció haber recuperado algo de su hijo, lo que aseguró fue promovido por las organizaciones civiles.
La CMDPDH, que estuvo presente durante la entrega de las osamentas, explicó que a pesar de que la dependencia encabezada por Eduardo Medina Mora "se comprometió hace algunos meses a pagar los gastos de traslado de los familiares y el retorno a Atoyac, Guerrero, no cumplió, por lo que tuvieron que conseguir una camioneta pick-up, saldando gastos de combustible y conducción desde aquella localidad".
La ONG agregó que Domitila Durán, funcionaria a quien correspondió dar trámite a la entrega, pretextó que no podía darles los restos de Esteban Mesino debido a que no se encontraba ningún familiar de éste, por lo que tuvieron que llegar a un acuerdo para que tres agentes del Ministerio Público se trasladaran a Guerrero para dárselos a su hermana Paulina, quien no pudo viajar al Distrito Federal porque debía cosechar su parcela de café.
Otro de los pretextos que los funcionarios de la PGR pusieron para dilatar la entrega fue que los familiares no habían contratado los servicios fúnebres correspondientes para la transportación de los cuerpos. Además, les advirtieron que si tomaban fotografías o si se percataban de la presencia de representantes de los medios de comunicación, la entrega no se realizaría.
La CMDPDH explicó: "tras mucho papeleo, con insensibilidad y cinismo, (los funcionarios) llevaron los restos a don Ascensión y le dijeron: '¡Ahí están, señor; lo prometido es deuda!'". Ante un padre que no sabía de su hijo desde hacía más de 30 años, la PGR depositó los restos de Lino y Esteban en cajas de plástico parecidas a urnas electorales, selladas con cinta canela.