Las obra consistió en pintarla y colocar unos barrotes
Constata Calderón remodelación de precaria clínica en El Nayar
El Nayar, Nay., 14 de febrero. Por más que el secretario de Salud de Nayarit, Roberto Mejía, trataba de convencer al presidente Felipe Calderón de que el pequeño y precario centro de salud de la comunidad de San Juan Peyotán era de lo más avanzado, la respuesta a una sola pregunta demostró lo contrario.
Cuando el mandatario planteó si se atendían los embarazos de alto riesgo, recibió como explicación que en esos casos los habitantes de esta comunidad huichola debían ir al "hospital mixto" que está en Jesús María, a hora y media de distancia, y por un camino escarpado, porque "aquí todo es terracería", explicaba el regidor.
Todavía el secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos, intervino: "Si es embarazo de alto riesgo se les cita desde antes", como si las mujeres de esta alejada comunidad pudieran controlar todas esas variables.
En su gira por el municipio de El Nayar, el más pobre de Nayarit, Calderón se encontró con una realidad que sobrepasa las cifras comunes y donde la supervivencia de una persona depende de muchos factores, siendo uno básico el tiempo de traslado.
El michoacano voló en helicóptero durante 35 minutos de Tepic a San Juan Peyotán, cuando a los habitantes este recorrido les lleva hasta 15 horas.
Su estancia fue corta, duró menos de una hora y aunque se dijo que iba a inaugurar del centro de salud, en los hechos sólo fue a conocer los resultados de la remodelación.
Estela Navarrete, habitante de la comunidad, explicó que lo que ellos conocen como "cliniquita" ya funcionaba desde hace 20 años y que lo único nuevo es que pintaron las paredes de blanco y colocaron unos barrotes rojos. Además, que habrá una ambulancia, pero desconocen si permanecerá de manera definitiva en el pueblo.
Para Estela, madre de ocho niños, el problema no reside tanto en el equipo como en la carencia de medicamentos básicos. En varias ocasiones, dice, han tenido que trasladar a sus familiares que son infectados por piquetes de alacranes al hospital de Jesús María -el que está a más de una hora de distancia- para que les apliquen las dosis correctas del suero, porque aquí se agota pronto o sólo hay en mínimas cantidades.
Aún con la remodelación, será imposible que los mil habitantes puedan ser intervenidos quirúrgicamente, como lo explicaron las autoridades.
Cuando la señora Navarrete ha dado a luz a sus hijos ha tenido que gastar en cada ocasión por lo menos 300 pesos en los medicamentos que compra en una tienda, porque aquí no hay farmacias.
A esta comunidad indígena, Calderón también vino a poner en marcha un programa "piloto" para la detección de problemas auditivos en los recién nacidos, que no es más que la réplica de uno que creó el gobernador priísta, Ney González desde hace un año, como lo refirió el titular de Salud del estado.
Esta iniciativa tomada del gobierno nayarita atrajo al gobierno federal, porque según el secretario de Salud federal, en México cada año se dan dos mil casos de sordera profunda. El esquema funcionará dentro del programa del Seguro Popular, fue todo lo que se dijo, porque no se anunció un monto presupuestal ni metas de cobertura.
Pero lo que urge a los pobladores de El Nayar es una carretera y así lo demostraron las autoridades municipales, que se mantenían atentas en la explanada de terracería donde el Presidente pronunció su discurso, para acercarse a entregarle unos documentos.
Su petición consiste en que se concluya la carretera Ruiz-Zacatecas que, dicen en su escrito, sería un "detonante" para el desarrollo de la comunidad. Con esta vía quedarían comunicados con Zacatecas, que está más cerca que la capital del estado al que pertenecen.
Aunque el mandatario local priísta anunció que Calderón y él van a ser "buenos compañeros de viaje", le presentó una larga lista de peticiones.
Comentó que ambulancias aéreas han permitido salvar, en 17 meses de gobierno, a 300 personas, pero se quejó que todavía tienen comunidades que carecen de pista área cercana o que si existe ha sido clausurada por la lucha contra el narcotráfico.
Necesitamos, le dijo, dotar al sector de un helicóptero ambulancia que permita llegar a esas comunidades que están lejanas de las aeropistas, "para volver realidad eso que a cada rato dice como disco rayado el gobernador: 'todos somos Nayarit'".
Más acostumbrado en estas lides, el gobernador todavía mostró que tenía información sobre los problemas de la comunidad, como el de la existencia de una persona que vende droga "amparado en que está en una silla de ruedas".
Para rematar, expresó que no hay policías suficientes ni chalecos antibalas, tampoco patrullas suficientes para atender esta situación.
Mostrando menos soltura que el priísta, el titular del Ejecutivo dejó sólo por un momento su discurso para invitar a un grupo de 30 niños a que se trasladaran a la sombra, es decir, debajo del templete, lo que rompió con el habitual protocolo.
A su salida, Calderón no intercambio más palabras con los niños -apenas se despidió con un rápido movimiento de mano y con una mochila tejida obsequiada por un indígena huichol-, y dejó el lugar para retornar a Tepic en helicóptero.