Astillero
Embustero
El (falso) cazador, cazado
Las fuentes innombrables
"Miento... efectivamente"
Una amplia campaña de difusión en medios electrónicos, y de ciega solidaridad analítica en ciertas columnas periodísticas, ha tenido un libro construido a partir de presuntas confesiones en privado de fuentes innombrables que habrían dicho que Andrés Manuel López Obrador habría reconocido su derrota electoral el 2 de julio.
A partir de la insostenible tesis de que una fuente secreta puede servir de sustento para que con sólo esas presuntas palabras se pueda construir una verdad histórica, Carlos Tello Díaz ha servido de arreglada inspiración pautada para la nueva etapa de arremetida mediática contra el perredista tabasqueño. Ya han desmentido las versiones los presuntos testigos o confidentes del maquilador de argumentos por encargo (así lo hizo en su momento contra el movimiento zapatista, con el libro La rebelión de las cañadas, origen y ascenso del EZLN, que desde entonces dejó al autor y sus obras un aroma a Cisen), pero lo importante para esas tareas de difamación es instalar la semilla infecta que sigue siendo abonada y cultivada por los jardineros del poder.
Ya José María Pérez Gay, citado por Tello Díaz como uno de los supuestos escuchas de la confesión andresina de fracaso, lo llamó calumniador en el puntual y contundente artículo "Documenten, señores, no inventen", publicado en La Jornada, y lo exhibió como alguien que ejerce "la ridiculez de ampararse en lo que le dijeron que dijera sin decir quién se lo dijo". El respetado Pérez Gay mencionó que el texto de Tello trata de reducir el proceso electoral "sólo a los dimes y diretes, a los rumores de fuentes anónimas y no fidedignas, a la 'crónica de sociales' de los grupos cercanos y al repaso de las cifras que todos conocemos y en las que demasiados no creemos".
Pero, centrados en la palabra "perdí", que supuestamente habría pronunciado AMLO, y a partir de la cual se ha pretendido "demostrar" que la denuncia del fraude electoral fue una pataleta posterior, y que el tabasqueño es un "mal hombre" que a sabiendas de su derrota fue capaz de negarla y construir un movimiento de resistencia civil, Federico Arreola y Tello sostuvieron un diálogo intenso frente a Carmen Aristegui (de entre las varias versiones de video en Internet llegadas a Astillero, es especialmente preciso el trabajo hecho por Scharfs, disponible en www.youtube. com/watch?v=Vht9dRTOItw):
-Demuestra que Andrés dijo eso. Dí tu fuente. Si la tienes -retaba Arreola (FA).
-Sí la tengo -con sonrisa nerviosa contestó Tello (CT).
FA: -¡Díla!
CT: -No la voy a decir... es la única que me reservo.
FA: -¡La única que se reserva! ¡Fíjate nomás!
Mientras CT trataba de justificar que hay fuentes que pueden ser reservadas, FA le aseguraba que su fuente no era directa y lo volvía a exhortar: "Dí el nombre". Retador, moviendo la mano cerca de la cara de CT, volcado en CT que estaba sumido en su asiento, FA insistió: "Dí el nombre. Dí el nombre. Atrévete. Atrévete", y CT respondió: "No lo voy a decir". FA insistía: "Atrévete", y CT dio el paso en falso: "Tú, tú fuiste la fuente".
A partir de allí se dio un agitado intercambio de frases:
FA: -Mientes.
CT: -Tú fuiste la fuente.
FA: -¿Yo te dije?
CT: -Sí.
FA: -Mientes.
CT: -No miento.
FA: -Sí, sí mientes.
Carmen Aristegui intervino: ¿Fue Federico la fuente?
FA: -Miente, Carmen, yo no fui la fuente. En su mismo libro dice que yo no fui. Miente. El señor es un mentiroso. Atrévete a repetirlo, atrévete a repetirlo y nos vamos a los tribunales en este momento. ¿Yo fui la fuente?
CT: -Tú fuiste la fuente.
FA: -¿Yo fui la fuente? Mientes.
Y en ese momento se produjo la confesión abierta, sin transición, como si se estuviese escribiendo un libro por encargo:
CT: -Miento en eso, efectivamente. Yo no... Federico no fue le fien... la, la, la fuente...
FA: -¿Entonces por qué mientes aquí, y mientes en el libro?... No puedes venir a mentir aquí... ¡Pues qué es esto; viene a mentir!...
Aristegui insistió en preguntar si Federico era la fuente:
CT: -No. La fuente me la reservo.
Ya fuera de cámaras, Tello jugueteó con la tesis de que había señalado a Arreola "para dejar la duda". Al final de la sesión grabada, Arreola se despidió de Tello, quien dijo preguntarse si debía saludar de mano a Federico. "Pues deberías hacerlo, puesto que cuando me pediste información yo te la di, así es que me debes saludar", le señaló Arreola. Acompañante de su escritor estrella, la representante del Grupo Planeta, que publicó el texto de Tello, fue menos diplomática e insultó a Arreola, diciéndole que ella no le debía nada, así es que se fuera al carajo (u otras expresiones más propias del habla popular mexicana). Arreola había anunciado que enviará una carta al presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, precisando que el texto de Tello es un libelo impropio de ser difundido por esa firma española. Un día después de la confrontación televisada, Arreola estaba en Los Angeles, negociando la distribución en Estados Unidos de la película que Luis Mandoki hizo sobre el fraude electoral y que probablemente estará en pantallas por allí de mayo.
Astillas
¡Oh, qué gran coincidencia, casualidad, simultaneidad o sincronía! Resulta que la "vacilada" (Manlio Fabio dixit) de la presunta amenaza de Al Qaeda a instalaciones petroleras, entre ellas las mexicanas, coincidió con la llegada al Distrito Federal del secretario gringo de seguridad interna, Michael Chertoff, para platicar con los veladores mexicanos sobre la situación actual del traspatio moreno y los riesgos que enfrenta, además de ir viendo si es necesario que policías güeros ayuden, abierta o encubiertamente, a cuidar el charco petrolero, no vaya a ser la de malas. Luego vendrá la visita del jefe Bush, el 12 de marzo, según eso a la blanca Mérida, dominada por otro grandote colonializado que no se llama Bisonte Ox sino Patricio Patrón (todo lo contrario de un Plebeyo Trabajador)... Y, mientras se reciben amables reproches de lectoras a las que no gustó el sexismo de sólo decir que esta columna ama a sus lectores, ¡feliz fin de semana para lectores y lectoras amados y amadas!
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