"México, muy peligroso para los niños católicos", dice el abogado Jeff Anderson
Buscan exhibir al cardenal Rivera y a quienes escudan al cura pederasta
El purpurado puede enviar a sus representantes a la cita de mañana en Estados Unidos
Citado por la Corte Superior de California el 20 de febrero, el cardenal Norberto Rivera Carrera tendrá que responder a los ocho cargos que se le imputan en el caso del cura pederasta Nicolás Aguilar Rivera, acusado de violar a 90 niños entre México y Estados Unidos: "El cardenal debería sentirse avergonzado, porque su conducta protegiendo a Nicolás Aguilar e intentando manipular a la opinión pública no es la de un hombre de la Iglesia, mucho menos la de un cardenal. Inicia aquí, un capítulo vergonzoso para él y para la jerarquía católica mexicana".
Así lo afirma Jeff Anderson, abogado de una de las víctimas de Nicolás Aguilar, al advertir que utilizará todos los recursos de las leyes estadunidenses para castigar los delitos del sacerdote pederasta y los de sus protectores: "La conducta de Norberto Rivera negando haber conocido los delitos de Nicolás, atacando a las víctimas y a cualquier persona que procura ayudarlas, es vergonzosa, así que creo que tenemos que exponerlo a él y a las personas que ayudan a gente como el padre Nicolás Aguilar. Tenemos que utilizar el sistema legal para proteger a los niños que son los más vulnerables".
En esta ocasión, la comparecencia de ambas partes es voluntaria y las leyes estadunidenses permiten al purpurado que sus abogados acudan en su lugar o bien que sencillamente no se presente. El objetivo es notificar los pormenores de las acusaciones contra Norberto Rivera.
La denuncia interpuesta el pasado 19 de septiembre contra el sacerdote pederasta, incluye al cardenal Rivera Carrera; al cardenal de Los Angeles, Roger Mahony, y a quienes puedan resultar responsables en esta reclamación por daños, cuyos cargos están divididos en 12 capítulos, entre ellos: negligencia, supervisión negligente, omisión de advertencia, contratación negligente y mantenimiento negligente de la misma, conspiración civil, y acusación intencional de sufrimiento emocional.
Anderson se dice preparado para esta cita, conocida en el derecho anglosajón como "reunión de estatus", donde los abogados de ambas partes se reúnen con el juez para conocer las condiciones en que se halla el asunto: "Es cuando los abogados reportan al juez en qué estado se encuentra el caso, y agendan las fechas para las siguientes audiencias y cualquier otra cosa que necesite determinarse. No se decide nada en esta cita. No es una comparecencia para la celebración del juicio".
Los abogados de la acusación, representados por el bufete de Anderson y la firma Drivon, de Stockton, California, explicarán al magistrado que aún no se entrega toda la documentación de la demanda al cardenal Rivera Carrera, porque sigue en un proceso de traducción y, por tanto, esto supone una extensión del plazo: "Nosotros simplemente informaremos a la Corte de estas cuestiones; expondremos que la citación nos tomará un par de meses más. Es una cita importante, porque representa el primer contacto entre ambas partes".
Lo verdaderamente trascendental ocurrirá en la siguiente fecha aún por determinar. Las partes iniciarán una batalla legal para que el caso sea mantenido o desechado por la Corte Superior de California: "El segundo paso será la comparecencia del cardenal mediante sus abogados con sus documentos, y entonces sus defensores junto con los del cardenal Mahoney, empezarán la batalla preliminar para conseguir que el caso sea rechazado; nosotros, en cambio, lucharemos por que el caso sea mantenido ante la Corte, y entonces se pasará a la fase de recibir declaración a todas las personas involucradas en los hechos, lo que llevará muchos meses durante 2007".
Anderson, quien lleva 21 años persiguiendo curas pederastas y mil 200 denuncias interpuestas en Estados Unidos contra sacerdotes por abuso sexual, se muestra sorprendido por el nivel de impunidad en México que ha permitido que un sacerdote como Nicolás Aguilar lleve 30 años violando niños sin pisar la cárcel, a pesar de los procesos judiciales en su contra en Puebla y en el estado de México, con gran número de anomalías.
Los recientes acontecimientos demuestran que el sacerdote no solamente es prófugo de la justicia en Estados Unidos, sino que también de las leyes mexicanas, ya que desde hace nueve años existe una orden de detención en su contra sin ejecutar, lo cual le confirman a Anderson sus sospechas: "Pienso que el cardenal Norberto Rivera y otros responsables de la Iglesia de México han conseguido proteger a este peligroso pederasta. Y estoy muy decepcionado de que las autoridades mexicanas no hayan sido más diligentes para arrestarlo y ponerlo a disposición de la justicia. Sólo puedo hacer una pregunta: '¿están siendo influidos por el cardenal?' No tengo razones para creer que lo están siendo, pero tengo que hacer otra pregunta: '¿por qué, entonces, Nicolás Aguilar no ha sido arrestado y puesto tras las rejas? ¿Por qué se le ha permitido recorrer libre el territorio mexicano?', si no es porque han complacido los deseos del cardenal Rivera y porque Nicolás Aguilar es un sacerdote".
Añade: "Estoy muy preocupado por los niños y por su bienestar, por el hecho de que Nicolás Aguilar Rivera sigue libre, porque el cardenal Rivera lo ha permitido y, por tanto, México es un lugar muy peligroso para los niños católicos".
En entrevista, el fiscal de Los Angeles, William Hodgman, anunció que en vista de que Nicolás Aguilar tiene una orden de detención desde hace nueve años sin ejecutar por parte de las autoridades de Puebla, solicitará a sus asesores el estudio de interponer una nueva orden de extradición contra el cura pederasta.