Millones de moldavos solicitan la ciudadanía rumana
Prevén inminente anexión de Moldavia a Rumania
Moscú, 18 de febrero. De seguir así las cosas, y nada parece revertir la tendencia que se disparó sobre todo a partir del pasado 1º de enero, la república de Moldavia, una de las más pobres de la antigua Unión Soviética, podría acabar habitada por ciudadanos rumanos.
Los tres consulados de Rumania que operan del otro lado del río Prut, en Chisinau, la capital, y otras dos ciudades de su vecino oriental, no se dan abasto para atender las solicitudes de los moldavos que, al amparo del origen étnico común y tras optar por la doble nacionalidad, quieren adquirir la ciudadanía rumana.
Según las cifras más recientes, dadas a conocer esta semana por el presidente de Rumania, Traian Basescu, las instancias migratorias de ese país están en proceso de extender pasaporte rumano a más de un millón 500 mil moldavos, y se pretende hacerlo antes de que acabe el presente año.
Esto significa -más aún que otros 500 mil moldavos ya tienen la doble nacionalidad y que el Ministerio de Justicia rumano anunció a comienzos de este mes una inminente simplificación del trámite de naturalización en beneficio de los moldavos- que la mitad de la población de Moldavia tendrá pasaporte de Rumania en el corto plazo.
La explicación es muy sencilla: más allá de que la mayoría abrumadora de los habitantes de los dos países se consideran una misma nación, el primer día de 2007, Rumania se incorporó como miembro de pleno derecho a la Unión Europea.
Y casi todos los moldavos, frente a la decepción que ha sido para ellos la Comunidad de Estados Independientes, el frustrado y frustrante ejercicio de integración post-soviético, ven la ciudadanía rumana como la llave para entrar por la puerta grande a la Europa de los veintisiete.
Las largas colas en los consulados rumanos preocupan al Congreso de Comunidades Rusas de Moldavia, cuyo líder, Valeri Klimenko, advierte el riesgo de que, sin necesidad de someter a referéndum la anexión del país a Rumania, los partidarios de la unificación lleguen a plantear que Moldavia de facto es ya otro Estado.
Para Dmitri Braguish, ex primer ministro y coordinador de la principal fracción opositora en el Parlamento moldavo, "el actual gobierno (del presidente Vladimir Voronin, comunista) no está en condiciones de ofrecer un digno nivel de vida a sus ciudadanos y muchos, al hacerse de un segundo pasaporte, procurarán emigrar en busca de mejores oportunidades".