Hoy, el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México se convierte en asociación civil
Ser cronista no es una chamba, sino una vocación: Guillermo Tovar de Teresa
Critica la reglamentación sobre este órgano contenida en la Ley de Fomento Cultural del Distrito Federal
Se dará la bienvenida a los nuevos integrantes; ''queremos llegar a 100'', señala
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La crónica de la ciudad de México no tiene por qué hacerse desde el gobierno, porque ser cronista no es un título, sino un espíritu, asegura Guillemo Tovar de Teresa
Foto: José Carlo González
Lo que la política separa, la cultura une... y la ciudad entrelaza. Así explica Guillermo Tovar de Teresa el espíritu que anima al Consejo de la Crónica de la Ciudad de México el cual, a 20 años de su creación, este lunes inicia una nueva etapa como asociación civil.
Conformado por al menos 87 integrantes de "la tribu cultural" del país, relacionados con el arte, la medicina, la arquitectura, el cine, la pintura, la historia, la literatura, la coreografía, el teatro, el periodismo, la antropología y las culturas populares, entre otras ramas, el nuevo organismo tiene como objetivo principal ser "ciudadano, plural, múltiple, transversal y diverso, en su labor para promover la crónica".
Desde el siglo XVI, con Francisco Cervantes de Salazar, la responsabilidad de hacer la crónica de la ciudad de México había recaído en una sola persona.
En febrero de 1987, un año después de que Guillermo Tovar fue elegido para fungir como el cronista capitalino, platicó con sus dos predecesores, José Luis Martínez y Miguel León Portilla, acerca de las limitaciones de esta labor: enfrentarse en solitario a una ciudad tan inmensa y compleja.
"Para una sola persona, no alcanza la vida para conocer la ciudad y todos sus aspectos. Por eso propuse la creación del consejo, para compartir mi cargo con una serie de intelectuales y que, en colectivo, promoviéramos la crónica", explica Tovar de Teresa en entrevista con La Jornada.
Agrega que "ser cronista no es una chamba, no es un título, es un espíritu, una vocación, una manera de percibir la realidad, por ello no se puede imponer un solo estilo para hacer crónica, ni transformar al consejo de un organismo honorario en una oficina de gobierno".
El historiador aclara que el cambio de estatus del Consejo de la Crónica, que él fundó hace 20 años y que hasta hace unos meses dependía administrativamente del Gobierno del Distrito Federal (GDF), no tiene nada que ver con su rechazo "absoluto" a la reglamentación referente a ese órgano, contenida en la Ley de Fomento Cultural del Distrito Federal, vigente desde octubre de 2006.
Esa legislación, asegura, "me imagino que tendrá que ser dada de baja, porque no creo que la Secretaría de Cultura del GDF quiera trabajar con semejante tontería, pues se trata de una ley que fue hecha con una total falta de humanismo y con un criterio burocrático, perverso, antipático y, sobre todo, que revela una profunda ignorancia.
"La crónica en la ciudad de México no tiene por qué hacerse desde el gobierno. Y no hay ningún conflicto con las actuales autoridades capitalinas, simplemente queremos ser mayores de edad, no vivir tutelados, sino salir a las calles, recorrer nuestra ciudad, y escribir, hacer teatro, cine, poesía en torno a ella.
"Que cada uno de los miembros haga su trabajo en su casa, en la intimidad, no en las juntas, a las cuales pueden dejar de ir, pero que nos entreguen su trabajo. Nos importa conocer eso, para seguir queriendo a esta ciudad, porque a pesar de todo sí es susceptible de ser amada. El Consejo de la Crónica ya es mayor de edad, y de aquí, pa'l real", puntualiza el historiador, quien concluye que desde los años 50 del siglo pasado no se daban cita tantos intelectuales en torno a un propósito único: convertirse en los ojos y los oídos que hurgarán cada rincón del Distrito Federal, para después narrar sus hallazgos desde su área de especialidad.
Los que estuvieron, los que están y los que estarán
Algunos de los fundadores del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México hace 20 años fueron Octavio Paz, Luis González y González, Fernando Benítez, Rufino Tamayo y Fernando Gamboa, todos ellos ya fallecidos.
También echaron a andar hace dos décadas el consejo y continúan en él: Emmanuel Carballo, José Luis Cuevas, Teodoro González de León, Andrés Henestrosa, Homero Aridjis, Enrique Cervantes, Fernando Césarman, Clementina Díaz y de Ovando, Andrés Lira González, José Luis Martínez, Silvio Zavala y José Iturriaga.
Entre los nuevos miembros figuran: Francisco Toledo, Carlos Monsiváis, Jacobo Zabludovsky, Rafael Barajas, Kart Bellinhausen, David Huerta, Enrique Florescano, Ernesto de la Peña, Jean Meyer, Ricardo Pérez Escamilla, Gabriel Vargas, José Emilio Pacheco, Cristina Pacheco, Héctor García, Sergio Raúl Arroyo, José Pascual Buxó, Manuel Felguérez, Silvia Molina, Paco Ignacio Taibo I, Vicente Leñero, Alfredo López Austin, Ramón Xirau, Gustavo García, Guillermo Arriaga, Guadalupe Rivera Marín, Teresa del Conde, Raquel Tibol y Carlos Martínez Rentería, entre otros.
La elección de los integrantes del renovado Consejo de la Crónica de la Ciudad de México "no fue una decisión arbitraria. La idea es que se llegue a 100 miembros, los que hagan falta para conseguir que la gente se interese en la crónica. También se incorporarán los cronistas locales de cada barrio y colonia, la adhesión al consejo es gratuita.
"Juana Inés Abreu Gómez, ex directora del Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público será la encargada de coordinar y acopiar los materiales de los integrantes. Lo primero que haremos será un libro sobre los miembros del consejo, para que muchos se enteren del trabajo por la ciudad que han realizado."
La ceremonia de instalación del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, Asociación Civil, se realizará este lunes a las 11 horas en el Salón de Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento (Plaza de la Constitución, Centro Histórico).