Mediante ellas, los militares con VIH reducirían de modo importante su carga viral
Plantea Censida al ISSFAM incluir en su programa terapias antirretrovirales
Pueden pasar hasta 20 años sin que una persona infectada desarrolle el sida, señala
Hasta 20 años pueden pasar sin que una persona portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) desarrolle el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), siempre que se encuentre bajo tratamiento y atención médica especializada. Inclusive, con las terapias antirretrovirales se logran niveles indetectables del virus, con lo que también se reduce drásticamente el riesgo de transmitir la infección, aseguró el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida).
En torno a la discusión que tiene lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por las demandas de amparo interpuestas por 11 militares que fueron dados de baja del Ejército Mexicano por ser portadores del VIH, el organismo subrayó que una salida a este debate jurídico, y para salvaguardar los derechos humanos de los afectados, sería incluir en la Ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (ISSFAM) los mecanismos que den a los militares la oportunidad para reducir su carga viral hasta niveles indetectables, con lo que su organismo rendiría igual que cualquier otro de los integrantes del instituto castrense.
Censida resaltó que esta posibilidad existe para los militares que padecen de sobrepeso u obesidad, a quienes se les concede la opción de que reduzcan su peso antes de ser declarada su ''inutilidad'' dentro del Ejército.
De cualquier manera, para ese organismo, sólo el médico entrenado en el manejo clínico de la epidemia, y con el apoyo de estudios de laboratorio, puede determinar si un individuo infectado tiene o no la capacidad para realizar cualquier tipo de actividad física o mental. Lo mismo ocurre con las personas sanas.
Resaltó que el volumen de publicaciones que abordan el tema del VIH/sida es superior al de cualquier otra enfermedad en la historia de la humanidad, por lo que en la actualidad, el conocimiento sobre los mecanismos de transmisión del virus y la forma de controlarlo permite que los seropositivos tengan una cantidad y calidad de vida prácticamente igual a las de la población que no es portadora del virus.
La declaración de Censida puntualiza que un resultado positivo a la infección por VIH no es sinónimo de que la persona tenga sida, y menos aún de que sea ''inútil'' para la realización de actividades diversas. Enseguida, el organismo dependiente de la Secretaría de Salud explicó que, en ausencia de tratamiento antirretroviral, un seropositivo puede tardar de 5 a 10 años en desarrollar la enfermedad, pero en caso de tener acceso a los medicamentos, pueden transcurrir hasta 20 años antes de que el sida se manifieste. Inclusive, apuntó, es posible que éste nunca se desarrolle si la persona recibe la terapia adecuada.
De la misma manera, aunque una de las vías de transmisión de la enfermedad es de madre a hijo, ahora las mujeres embarazadas que vivan con VIH, si reciben la terapia antirretroviral en forma oportuna y alcanzan niveles indetectables del virus, es posible que, prácticamente en la totalidad de los casos, nazcan niños sanos, aun cuando hayan pasado por el canal de parto o hayan nacido a través de una operación cesárea. Con respecto a la exposición accidental al VIH, Censida señaló que existe un protocolo con el que cualquier persona que haya tenido contacto con sangre contaminada de manera incidental tiene acceso a tratamiento gratuito de emergencia, el cual está disponible en todo el país. Así, es casi imposible que la persona adquiera el virus o desarrolle sida, apuntó el organismo, para enseguida puntualizar que terapias de este tipo existen en el sector salud para prevenir el tétanos en los casos de accidentes con clavos y alambres oxidados.
Por su parte, en un comunicado conjunto, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, el Centro para la Paz y el Desarrollo y la organización Vías de Vida, exhortaron a la Corte a pronunciarse en su próxima sesión por la inconstitucionalidad del apartado de la ley de las fuerzas armadas que permite dar de baja a los elementos infectados con esa enfermedad, pues de lo contrario ''la SCJN estaría legalizando la marginación laboral de las personas que viven con VIH/sida y abriría la puerta para que otras instituciones adujeran, como el Ejército, que la mera condición de seropositividad inutiliza para el trabajo''.
En alusión a los ministros Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Mariano Azuela Güitrón, quienes se han referido a los elementos infectados de VIH como ''instrumentos de contagio'', las organizaciones expresaron que los integrantes de la Corte requieren un conocimiento mínimo de la enfermedad, pues durante los debates han hecho patente ''un conocimiento desigual e inclusive inexistente''.
En tanto, en la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, el estudiante Ismael Marín fue golpeado el pasado 6 de febrero por un simpatizante de Roberto Giraldo, presidente del grupo Movimiento por el Replanteamiento Científico del Sida (Monarcas), quien ofreció una conferencia en torno a la inexistencia del VIH y la posible curación del sida.
Durante la conferencia, el ponente explicó al auditorio, entre otras cosas, que a la fecha y desde su creciente aparición mundial no se ha comprobado científicamente la existencia del virus de inmunodeficiencia humana. Por lo tanto, el VIH, ''como nos lo han hecho creer las farmacéuticas trasnacionales'', no existe.
El hecho ocurrió cuando Marín intentó detener a su agresor al momento en que éste rompía un paquete de suplementos Letra S, que estaban colocados fuera del auditorio para ser repartidos al final de la conferencia. Esa publicación contenía un artículo en el que se desmienten las premisas de Giraldo.
La Secretaría de Salud (Ssa) declaró hace unos días que tomará acciones jurídicas en contra de Monarcas AC por perjudicar la salud de personas que viven con VIH y producir confusión con respecto a la prevención del virus, así como incentivar el desuso del condón, un método eficaz para prevenir la infección.