Acude al Zócalo a las 7 de la mañana; ausentes, representantes del Gobierno del DF
En madrugadora y fugaz ceremonia, Calderón rinde honores a la bandera
Posteriormente, en el Campo Marte, afirma que ''no hay desafío que no podamos superar''
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón es flanqueado por los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván Galván, y de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza, durante el acto por el Día de la Bandera, realizado en el Campo Marte Foto: José Carlo González
Con la banda presidencial al pecho, Felipe Calderón pisó por primera vez como titular del Ejecutivo federal la Plaza de la Constitución, donde encabezó una inédita ceremonia de izamiento de bandera, que duró apenas unos cuatro minutos.
De ahí se trasladó al Campo Marte donde, a diferencia de gobiernos anteriores en que el discurso corría a cargo del secretario de Gobernación o de algún general del Ejército, el Presidente de la República fungió como orador principal.
Rodeado de integrantes de su gabinete, así como de elementos del Ejército Mexicano y de estudiantes, Calderón Hinojosa se enorgulleció de que México es una nación democrática y advirtió: ''No hay desafío que no podamos superar''.
Aunque breve, la primera ceremonia tuvo toques simbólicos. De hecho, en el sexenio de Vicente Fox todos los festejos se hicieron en el Campo Marte, lo que marcó una diferencia de los priístas Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, quienes los efectuaban en la Plaza de la Constitución. Al filo de las siete de la mañana, en medio de un discreto operativo de seguridad, Felipe Calderón llegó al Zócalo capitalino acompañado por los integrantes de su gabinete y por su esposa, Margarita Zavala.
La acción fue tan rápida, que pasó desapercibida para un grupo de perredistas que mantienen un campamento en la Plaza de la Constitución, donde se pueden ver fotografías de Andrés Manuel López Obrador. A paso veloz, Calderón avanzó flanqueado por los secretarios de Defensa, Guillermo Galván Galván, y de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza, hacia el astabandera, donde militares sostenían el lábaro patrio.
Rápidamente, los secretarios de Estado se colocaron en varias filas y la esposa del mandatario se ubicó al final del grupo.
Así, sin la presencia de autoridades del gobierno perredista del Distrito Federal, Calderón Hinojosa izó la bandera, en su día, y caminó de regreso a Palacio Nacional. Inclusive, por un momento los elementos del Estado Mayor Presidencial se descuidaron y dejaron casi descubierto al Presidente, lo que provocó que después uno de sus jefes les llamara la atención en la residencia oficial de Los Pinos.
Ya frente a Palacio Nacional, con celeridad y en silencio, el Presidente de la República abordó una camioneta, lo mismo que los integrantes del gabinete, quienes subieron a un autobús de lujo con el letrero ''Michoacán''.
Llamado a la unidad
Después, el mandatario se trasladó al Campo Marte, donde volvió a izar la bandera, sólo que esta vez sí pronunció un mensaje. Entre evocaciones a los héroes nacionales Miguel Hidalgo, José María Morelos, Juan Escutia y Francisco I. Madero, el titular del Ejecutivo federal hizo un llamado a la unidad y a seguir trabajando por la consolidación de una nación plural e incluyente, de equidad y de justicia.
Con la fuerza de la esperanza y de la paz, dijo Calderón, los mexicanos seguirán superando retos y dificultades. Luego, dirigiéndose a comandantes, jefes, oficiales, cadetes y tropa de las diferentes unidades militares, tomó protesta y abanderó al personal que custodia la bandera: ''Vengo en nombre de la nación a encomendar a su civismo, patriotismo y estricta responsabilidad esta bandera que simboliza la independencia, el honor, las instituciones de nuestra tierra y la integridad de nuestro territorio. ¿Protestan seguirla con lealtad y defenderla hasta alcanzar la victoria o perder la vida?'', preguntó antes de que se escucharan 21 salvas de los cañones. La respuesta de los militares fue afirmativa.