Quiso darle a Joyce Hatto, quien murió de cáncer, ''la ilusión de un gran final'', dijo
Admite el viudo de una pianista británica que atribuyó interpretaciones virtuosas a su cónyuge
Ampliar la imagen Joyce Hatto Foto: Archivo
Londres, 27 de febrero. El viudo de la pianista británica Joyce Hatto, quien falleció el año pasado a los 77 años de edad, admitió que sacó al mercado discos de virtuosos del piano cuya interpretación atribuyó a su propia esposa, para darle a ella, enferma de cáncer, la ''ilusión de un gran final''.
William Barrington-Coupe, de 76 años, quien es productor de música clásica, había rechazado tajantemente versiones que salieron a la luz hace unos días, en un artículo de la revista musical Gramophone, de que algunos de las interpretaciones de su esposa eran idénticas a las de otros intérpretes.
Joyce Hatto, quien libró desde 1976 una difícil batalla contra un cáncer de ovario, gozó en sus últimos años de mucha popularidad gracias a su interpretación de compositores como Beethoven, Liszt, Rachmaninov, Schubert y Chopin, entre otros.
Producidas por la pequeña compañía musical de su esposo, Concert Artist, algunas de esas interpretaciones fueron calificadas de ''magistrales'' por la crítica.
''Es la más grande pianista viva, de quien nadie ha escuchado hablar'', afirmó un crítico británico.
Pero ahora se confirmó que esas interpretaciones magistrales no eran de ella, luego de que el viudo confesó que usó las grabaciones de otros pianistas para darle a su esposa ''la ilusión de un gran final a una carrera injustamente subestimada'', según reporta Gramophone en su sitio en Internet.
Grabaciones idénticas a otras
La falsificación fue descubierta a principios de febrero, cuando un lector alertó a Gramophone de una anomalía que detectó cuando estaba escuchando una grabación de Hatto en iTunes.
Cuando el tema empezó a sonar, iTunes reconoció la composición como si su intérprete fuese otro, el pianista húngaro Lászlo Simon, en una grabación producida por BIS Records.
Gramophone decidió investigar esta irregularidad y llevó el disco de Hatto a una compañía especializada, que determinó que casi todas las grabaciones de Hatto no eran de ella, sino que pertenecían a otros pianistas.
Tras esas conclusiones, James Inverne, el director de la reputada revista musical, afirmó que Gramophone no acusaba a nadie. ''Simplemente decimos que esas grabaciones son idénticas a otras. Si alguien puede ofrecer una explicación, nos gustaría escucharla''.
Ahora, Barrington-Coupe proporcionó esa explicación, al confesar, en una carta dirigida a Robert von Bahr, responsable de BIS Records, que había cometido esa apropiación musical indebida para darle a su esposa un reconocimiento musical que la terrible enfermedad le había negado.
La pianista murió en junio pasado, sin saber lo que había hecho su esposo.
Barrington-Coupe ''siente que actuó estúpidamente, deshonestamente y fuera de la ley'', dice Gramophone en su sitio en la Red.
''Estoy desesperado de que las estúpidas decisiones que tomé para hacer sus últimos meses más felices han arrastrado su nombre también'', dijo el viudo en su misiva.
La compañía BIS ha dicho que no va a demandar a Barrington-Coupe, ''debido a las circunstancias.
''Estoy cansado, no estoy bien. He destruido todas las grabaciones. Sólo quiero un poco de paz'', afirmó el inconsolable viudo a Gramophone.