Dan a conocer el libro Obras reunidas II, que contiene tres de sus novelas más conocidas
Agradece Poniatowska ser considerada conciencia nacional; ''falta que me lo crea''
Destacan los presentadores la labor de la escritora para dar voz a quienes no la tienen
Ampliar la imagen A Elena Poniatowska le hubiera gustado que Obras reunidas II sólo tuviera dos de sus novelas, ''para que el volumen no fuera tan gordo ni tan caro'' Foto: Cristina Rodríguez
''Irónica, irreverente, preguntona. Navegando entre la ficción y la no ficción. Angel justiciero que da voz a aquellos que no la tienen, cuyo rostro se confunde con el color de la tierra. Soldadera de lo nuestro, amanuense de los abandonados. Cediéndole la palabra a los excluidos del discurso social; a las mujeres, a los campesinos, a los trabajadores, a los estudiantes. Elegante, relajada, conciencia nacional. Navegando entre el México de los de abajo y el de los de arriba. Entre la libertad de las calles que recorre Jesusa Palancares y los universos de privilegio que habita Mariana, personaje de una de sus novelas. Navegante entre el mundo abierto, agreste, de Palancares, y el espacio cerrado de Ashby Egbert, señorito perfumado que pasea a lo largo del Paseo de la Reforma, miembro de una estirpe de los que no ven a los meseros, a los choferes ni a los vendedores ambulantes. Puente cotidiano entre las instituciones de cómo nos dicen que son y cómo las padecemos.''
Así, de esa manera, definieron a la escritora y periodista Elena Poniatowska, José María Espinasa y Denisse Dresser, quienes presentaron en el último día de actividades de la 28 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el volumen Obras reunidas II. Novelas 1. Hasta no verte Jesús mío. La Flor de Lis y Paseo de la Reforma.
Editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), el libro agrupa esos textos, separados más o menos por una decena de años, pues la primera fue publicada en 1979, la segunda en 1988 y la tercera en 1996. Estas son tres de las novelas más importantes escritas por Poniatowska, respecto de su extensión, lo que permite apreciar "cuáles han sido sus temas y cómo ha evolucionado su estilo".
En sus extraordinarias entrevistas realizadas a una diversidad de autores, Poniatowska ha cultivado "una extraña técnica", ya que el entrevistado no se da cuenta del momento en que "suelta toda la sopa". Y eso lo vincula luego con su trabajo narrativo, que es la columna vertebral de sus obras, comentó Espinasa.
A diferencia de otras escritoras generacionalmente cercanas a la autora de La piel del cielo, como por ejemplo Elena Garro, Josefina Vicents, Rosario Castellanos, Inés Arredondo, "quienes en su escritura tienen cierta tendencia al 'yo'", dijo Espinasa, en Poniatowska se puede apreciar que ella se acerca a la voz de los otros, "a la voz de la alteridad en su sentido más pleno".
Tal hecho "es un cambio de dirección (propuesto por Poniatowska) en la manera en que esas mujeres escriben", lo que se ve reflejado en dicho volumen.
"Lo que Elena escribe como periodista siempre está sostenido por la verdad y la honestidad".
En el acto, que no llevó más de 45 minutos, y ante un público heterogéneo, que iba desde niños y niñas de 10 u 11 años, hasta personas mayores, la autora de Nada, nadie, explicó por qué entre otras cosas es que escribe a partir no del yo, sino del nosotros. Y es que, dijo Poniatowska, "tuve el privilegio inmenso de conocer a Jesusa Palancares, una mujer a quien yo escuché mientras lavaba ropa en una azotea, luego la fui a ver cuando fue encarcelada, pues era muy peleonera, combativa. Recurro a ella continuamente, pues probablemente es la mujer que más me ha enseñado en mi vida, después de mi madre o a la par que mi madre".
Tras señalar que a las mujeres no se les respeta y que se debe revalorar el papel de ellas en la sociedad, al concluir la presentación la escritora opinó sobre ser considerada conciencia nacional: "representa la opinión de alguien que me quiere mucho (aunque eso me lo dijo hace mil años Octavio Paz, me dijo que yo era su conciencia) y ahora me preocupa que alguien diga una cosa así, porque espero no fallar nunca. Porque cuando a uno le dicen eso, es un gran compromiso, pero todavía falta que me lo crea".
Asimismo, comentó que le hubiera gustado que sólo se publicaran las dos primeras novelas y en otro tomo otras, "para que el volumen no fuera tan gordo y tan caro".
Minutos antes, Dresser, quien solicitó a la directora del FCE, Consuelo Sáizar, presentar este libro ''de su admirada Elena'', había apuntado: "Elena Poniatowska pertenece y nos pertenece, porque les recuerda a los miembros de la elite cuan lejos están de su compromiso con los deberes históricos. Porque revela a México como un país de fantoches, un país de mentirosos. Vivido por políticos, más que por los campesinos, por los indios. Gobernado por los que sobornan, falsifican, humillan, tuercen leyes, silencian, ocultan, asfixian.
"Elena, siempre Elena. La que siente una imperiosa necesidad de correr riesgos. La que contestaría de la misma manera que Amaya Chacel, cuando se le pregunta: 'Güerita, ¿por qué se mete en tantos líos?' Porque soy ciudadana."