Usted está aquí: martes 6 de marzo de 2007 Sociedad y Justicia La Misión Milagro de Venezuela apoya a mexicanos olvidados por el Seguro Popular

Serán operados de cataratas y carnosidades, luego de que aquí se les negó el servicio

La Misión Milagro de Venezuela apoya a mexicanos olvidados por el Seguro Popular

El gobierno de Caracas ofrece la asistencia quirúrgica de forma gratuita

ANGELES CRUZ MARTINEZ ENVIADA

Estado de Miranda, Venezuela, 5 de marzo. Varias son las historias de quienes han vivido muchos años, pero coinciden en la deficiencia visual, algunos hasta la ceguera, ocasionada por las cataratas y carnosidad que ni en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ni en el Seguro Popular les pudieron atender.

Carlos Pérez Barrera tiene 63 años. Vive en Tulancingo, Hidalgo, y hace siete años perdió totalmente la vista a causa de las cataratas que no le pudieron atender en el IMSS, del que es derechohabiente.

Porfirio Gayosso tiene 80 años y de lejos no alcanza a ver, tampoco su esposa, Valentina, de 78. "Cada vez vemos menos", dicen. Ambos están afiliados al Seguro Popular, pero sólo "nos dan la medicina que es barata. Esta operación no la cubre".

Los tres forman parte del grupo de 79 personas que, invitados por la Misión Milagro Internacional del gobierno de Venezuela, viajaron a este país para que, de manera totalmente gratuita, se les realice la cirugía que les permitirá recuperar la vista y mejorar su calidad de vida.

Llegaron anoche y hoy mismo a todos les tomaron muestras de sangre para los análisis de laboratorio, los llevaron al hospital Simón Bolívar de los Valles del Tuy en esta entidad -que se localiza a una hora de la ciudad capital, Caracas-, donde se les practicaron electrocardiogramas, exámenes oftalmológicos y les tomaron placas de rayos X.

Desde muy temprano se levantaron los pacientes, ya descansados luego del largo viaje del día anterior, con el entusiasmo y la emoción por la inminente posibilidad de mejorar su visión.

Para Carlos Pérez representa no sólo poder ver "por donde camino y lo que me como", sino también que estará en mejores condiciones para atender a dos de sus nietos, que viven con él y su esposa, y están bajo su responsabilidad.

Desde que perdió la vista, don Carlos sobrevive sólo con los mil 500 pesos mensuales que recibe del IMSS como pensión, y se ayuda con los 10 o 20 pesos que le dan las personas a quienes orienta sobre el uso de remedios herbolarios.

"Pero no tengo más", comenta este señor, al tiempo que recarga sus manos sobre el bastón con que se ayuda para caminar.

Recuerda que cuando empezó a disminuir su capacidad visual buscó la atención médica del IMSS y llegó, inclusive, al Centro Médico Nacional La Raza, pero le dijeron que no había los especialistas para atenderlo. También buscó el servicio privado, donde le cobraron casi 13 mil pesos por operarle un ojo, "pero no quedé bien y al poco tiempo ya no veía nada otra vez".

En tanto, Porfirio Gayosso y su esposa Valentina Alpízar son afiliados del Seguro Popular. Carecen de ingresos económicos fijos y sobreviven con lo que obtienen de la venta de unos borregos, que cuidan "a medias" en asociación con unos vecinos. También cuidan gallinas que también venden, igual que los huevos. "De ahí sale para comer", comenta la señora.

Señalan que llevan dos años en el Seguro Popular, pero "ni ganas dan de volver a pagar por otro año si le atienden a uno como quieren y lo que quieren", porque "ni una muela pueden sacar" comenta don Porfirio. Y con la molestia que le provoca recordar la respuesta que le dieron cuando fue a pedir atención médica para sus ojos, dice "creen que es uno pendejo, pero no".

El año pasado, don Porfirio pagó 600 pesos para que él y su esposa pudieran continuar dentro del Seguro Popular. "O sea, no es gratis", resalta.

Otro caso es el de Mariano Brindis Varela. Es el de mayor edad de los mexicanos que están en Venezuela. Tiene 97 años y además pertenece a la Alianza Nacional Braceroproa, cuyos integrantes todavía esperan a que les sea devuelto el dinero que les fue descontado mientras laboraron en Estados Unidos en los años 50 y 60. También fue a La Raza y tampoco le solucionaron su problema de carnosidad en los ojos.

Desde anoche, sin embargo, la situación cambió para estas 79 personas, la mayoría de más de 60 años de edad. Acá, la Misión Milagro, bajo la coordinación de Luis Rondón, los recibió en un albergue y de inmediato les entregaron un juego de artículos para el aseo personal con toalla de baño incluida, además de sandalias y pijamas.

Hoy en la mañana les distribuyeron playeras y gorras que los identifican como participantes de la Misión Milagro: "un pueblo saliendo de la oscuridad".

El hospital Simón Bolívar es de segundo nivel de atención. Cuenta con un poco más de 100 camas censables y atiende a la población de seis municipios del estado de Miranda.

Puede ser que "tengamos algunas limitaciones, como que no hay aire acondicionado en todas las áreas, pero tenemos la mejor disposición para ayudarlos", señala Carlos Trocel, coordinador de la Red de Comités de Salud.

Los mexicanos, originarios de Tulancingo, Hidalgo; Coacalco, estado de México, y la delegación Tlalpan del Distrito Federal, estuvieron contentos. Más todavía cuando llegaron al hospital, donde personal médico y de enfermería ya los esperaba para realizarles los estudios clínicos. Mañana (martes) serán vistos por médicos internistas para completar su expediente clínico y, a partir del miércoles, empezarán a practicarse las cirugías. Luego vendrán unos días de recuperación y regresarán a México el próximo 13 de marzo.

 
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