Astillero
¡Yo mero, yo mero!
Comisionarse a sí
Civismo pervertido
Forbeton para Slim
Tan necesitado está Felipe Calderón de vestimentas de legitimidad que no dudó ayer en contagiar los festejos conmemorativos de la Independencia y la Revolución con los virus electorales de 2006 y los gubernamentales que de aquí a 2010 desarrolle. Débil, aislado y bajo sostenidas protestas ciudadanas, el encargado formal de la Presidencia de la República no quiso correr el riesgo de que al nombrar a un coordinador de esos festejos patrios (se mencionaron los nombres de Juan Ramón de la Fuente, Enrique Florescano y Carlos Fuentes, por ejemplo) estuviese abriendo el paso a una figura que en contraste, y por la nobleza de los objetivos históricos, suscitara buenos ánimos colectivos, así es que prefirió echarse encima, emponzoñándolo, un manto presuntamente protector y benefactor, con la esperanza de que esas causas nacionales a celebrar en 2010 le transfieran algo de aureola respetable.
El abogado Calderón usó una treta simplona para hacerse del cargo que un presidente fuerte y sin complejos hubiera delegado (o un presidente cínico y oportunista hubiera usado, por ejemplo, para habilitar al opositor de un candidato presidencial indeseado para que ese ingeni(er)oso opositor, con dinero público, cargos y estructura, siguiera ayudando al desquite planeado). El 16 de junio de 2006, el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto mediante el cual el Congreso de la Unión declaró 2010 como "Año del Bicentenario del Inicio del Movimiento de la Independencia Nacional y del Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana". En ese mismo texto se ordenó la creación de una "comisión organizadora" que, según el artículo tercero del decreto, "la integrará el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos o quien éste designe, quien fungirá como presidente de la comisión". ¿Ese "integrará" significa que el Presidente debe pasar a formar parte de la comisión o que él, o quien él designe, que además presidirá la mencionada comisión, deberá realizar el trabajo de composición e integración?
El sabio estadista V. Fochente nunca pensó en sentarse al frente de la comisión, e inclusive emitió otro decreto, éste para crear una coordinación ejecutiva e instalar allí, con sentido electoral perverso, a un ingenioso michoacano que -como ahora Felipe- de inmediato trasladó su déficit cívico y partidista a las tareas encomendadas que presuntamente deberían estar exentas de sesgos facciosos o tramposos. El mencionado michoacano ingenioso ( "Águila o sol, a ver qué cae", sería la traducción actualizada de su nombre) renunció al encargo para quedar en mejores condiciones de emprender una cruzada de oportunidad contra los malos políticos de la primitiva izquierda que no saben aceptar sus derrotas civilizadamente como el propio michoacano lo hizo en su momento (tan moderno y civilizado, ese ingeniero, que mientras en las plazas ardía el enojo popular por el fraude de 1988, él tenía una plática secreta con Carlos Salinas de Gortari). Además, el declinante (es decir, que renunció) también se retiró de la plaza federal para cuidar los intereses de la hacienda familiar a los que, por cierto, está particularmente atento en estos momentos, deseoso de que el hijo Lázaro tenga buen guardaespaldas institucional el próximo sexenio local y algún premio federal, cuando deje la gubernatura, por buenos servicios prestados al calderonismo.
Pero el otro michoacano ("ni águila ni sol: hasta su Fe cae", sería una traducción sin etimologías a la mano) quiso entrarle personalmente al cargo porque cree que los santos propósitos conmemorables pueden servir de pararrayos y conjuro (con esas mismas expectativas de blindaje a cuenta de símbolos patrios es que al licenciado Calderón le ha dado por aparecer, con más frecuencia que ninguno de sus antecesores, con la banda presidencial al pecho: ¡Vade, retro, pejistas!). Anunció al mismo tiempo la conformación ("integrará") de un consejo asesor y dijo que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) será la oficina encargada de manejar el proceso organizador de los festejos. Muy inteligente habría sido el lic. Calderón si hubiese echado el CNCA a la jaula de los leones para que el público se entretuviera con ese material de distracción y no con la propia maniobra felipesca: el CNCA es uno de los espacios donde la frivolidad, el amiguismo y los malos compromisos políticos se han manifestado de manera clara en el arranque calderónico. Tras Sergio Vela, el titular del mencionado consejo, opera la muy impugnada directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Franco, dueña de un nada despreciable historial de mercantilismo cultural cuando fue directora del INAH pero carente en absoluto de la obra artística que se requiere para estar en el INBA. Mal enfoque sería pensar que los festejos de 2010 deben ser principalmente un asunto de actividades culturales y artísticas; peor sería agregar el Franco toque salinista que esa funcionaria aporta.
Otro hombre de comprobado éxito es Carlos Slim, que se mantiene en el tercer lugar de los hombres más ricos del mundo, según la revista Robes, perdón, Forbes. Slim no pasó al segundo sitio a pesar de que en un año ganó 19 mil millones de dólares, pero los expertos creen posible que en siguientes ediciones los mexicanos podamos festejar que cada vez haya más miserables en el país mientras proporcionalmente crecen los haberes del dueño del negocio de platillos privatizados originalmente denominado Carlos&Charlies. ¿No será necesario que también se integre una comisión oficial para celebrar la gesta heroica del mencionado Carlos (Slim, desde luego), promoviendo entre las masas, ávidas de triunfos y reconocimientos, que cooperen con lo que puedan (gallinitas, cochinitos, más llamaditas a celulares) para que el mexicano alcance a Gates y a Warren Buffett, tomando en cuenta que al telefónico empresario nomás le faltan seis mil y tres mil millones de dólares, respectivamente, para conquistar medalla de oro en acumulación de riqueza? ¡Los pobretones al Forbetón, sí señor!
Y mientras en Oaxaca sigue la lucha contra Ulises y nefasta compañía, ¡feliz fin de semana!
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