Estudios señalan que metabolizan el alcohol de forma distinta, dice investigador
Patrón genético predispone a otomíes a la cirrosis hepática
La frecuencia de la enfermedad es cuatro veces mayor que el promedio nacional
Existe un patrón en los genes de la población indígena otomí que afecta su metabolismo respecto de la ingesta de alcohol y predispone a esa comunidad de la región central de la República, en los estados de Hidalgo, Puebla y Tlaxcala, a desarrollar mayores daños hepáticos que otras comunidades del país, informó ayer David Kershenobich Stanlikoowitz, del departamento de medicina experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al participar en el seminario Situación de la investigación sobre el uso y abuso del alcohol en México, organizado por la Fundación de Investigaciones Sociales AC (FISAC), Kershenobich Stanlikoowitz, explicó que se tomó como muestra esta población central del país -con un alto índice de población indígena-, porque la frecuencia de cirrosis hepática es hasta cuatro veces mayor que en otras partes de la nación.
Aunque el daño al hígado provocado por el consumo de alcohol es ocasionado por causas multifactoriales, como costumbres, hábitos o el tipo de bebida que se ingiere, existe un patrón de los genes que afecta más a esa población; es decir, metabolizan la bebida antes mencionada de forma distinta y los hace más susceptibles a desarrollar enfermedades hepáticas.
"Diversos estudios demuestran que los otomíes metabolizan el alcohol de manera distinta a como lo hace una población caucásica o mestiza. Al ser el hígado el sitio donde se metaboliza el alcohol, la pregunta es: ¿todos los individuos lo metabolizan de la misma forma? No", afirmó Kershenobich.
Existe, dijo, un patrón genético sobre el alcohol que predispone a esta población a desarrollar mayores daños hepáticos. Estos genes se encuentran fundamentalmente en las enzimas metabolizadoras del alcohol que depende del citocromo P-450, en particular el citocromo 2p1.
Por su parte, Haydée Rosovsky Tuchsznaider, coordinadora del comité científico de la FISAC, informó que de acuerdo con las más recientes encuestas, en México la situación del consumo per cápita asciende a alrededor de cinco litros anuales de etanol por habitante en la población mayor de 15 años. "La distribución del consumo en nuestra población es muy desigual. Sabemos, gracias a los estudios, que hay un buen número de abstemios que se encuentra entre las mujeres, aunque ha disminuido porque en años recientes se han ido incorporando al mercado de consumidores", indicó.
A su vez, Guillermina Natera Rey, de la coordinación de investigaciones sicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, reconoció que las comunidades indígenas y rurales del país están muy abandonadas en atención de servicios de salud y en apoyo, sobre todo, a la problemática del alcoholismo.
Manual de prevención
Dijo que hay una gran mortalidad de cirrosis hepática en la población otomí de la región central del país y parece ser una comunidad muy susceptible. Estamos proponiendo un modelo de intervención que condensa lo que rescatamos de más de dos años de investigación para incorporarlo a un manual de prevención orientado hacia las familias.
En su momento, Raúl Martín del Campo, quien asistió en representación de Carlos Rodríguez, del Consejo Nacional Contra las Adicciones (Conadic), de la Secretaría de Salud, presentó una investigación en donde se encontró que el consumo de alcohol de los padres se asocia de manera importante con el abuso contra los hijos, que explica de manera importante la conducta antisocial de adolescentes y estudiantes de secundaria y preparatoria.
En cuanto a la violencia contra las mujeres asociado con el alcoholismo de los agresores, indicó que hay investigaciones del Instituto Nacional de Psiquiatría donde se señala que cerca de tres cuartas partes de las mujeres violentadas por su pareja reportan que el agresor se encontraba en estado etílico o había consumido drogas.