El adolescente de 12 años conquista al público en el auditorio del CNA
Triunfa el joven chelista Salvador Carrasco
Las manos de Juan Salvador Carrasco, de 12 años de edad, prácticamente se fundieron con la madera y las cuerdas del violonchelo durante su debut en México con la Orquesta Sinfónica de Coyoacán, bajo la batuta del director huésped Richard Markson.
En el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (CNA), el joven concertista recibió, este domingo, una gran ovación tras su participación en el Concierto para violoncello de Camille Saint-Saëns.
Con esa pieza, el niño nacido en la ciudad de México en 1994 y radicado desde los tres años en Santa Mónica, California, rindió tributo a su maestra Eleonore Schoenfel, fallecida el primero de enero pasado y quien le enseñó la pieza que ejecutó en el CNA con gran éxito.
Ataviado de traje gris oscuro y camisa azul, Carrasco dijo en entrevista con La Jornada que ejecutar a su corta edad el violonchelo ha dependido de tres aspectos: concentración, disciplina y que sus padres son melómanos.
"Mi familia es muy musical. Mi madre es violinista y tengo un hermano de 10 años que también toca muy bien ese instrumento; además de que mi padre es todo un melómano."
Juan Salvador Carrasco no habla español, pero la seguridad con la que se expresa se prolonga en sus ejecuciones con el violonchelo, instrumento sobre el cual aseguró: "Me gusta su suavidad y los sonidos que van del más grave al más agudo".
También, dijo, "es increíble tener la suerte de tocar grandes piezas musicales; es una sensación especial muy difícil de describir. Lo cierto es que el resultado positivo llega después de un trabajo muy arduo, de una gran concentración y de un entrenamiento diario".
El artista, quien también ha participado en películas realizadas por su progenitor, explicó que siempre lo agobian los nervios antes de subir a algún escenario "pero esa excitación la olvido, cuando pienso en la música supero tal estado.
"Cuando subo al escenario se me olvida todo y sólo pienso en dar lo máximo para que la interpretación sea excelente", añadió.
Carrasco obtuvo el año pasado premios en diversos certámenes para violonchelo como el de Los Angeles Violoncello Society (LAVS), el American String Teachers Association, además de que tocó en un cuarteto de violoncellos acompañando a David Finckel, integrante del Emerson String Quartet.
También es invitado frecuente en la serie de conciertos especiales de The Colburn School's Musical Encounters, cuyo propósito es llevar las obras sinfónicas a las escuelas públicas de Los Angeles.
Juan Salvador Carrasco ensaya de una a siete horas diarias, y además de la música siente predilección por las matemáticas y las ciencias. "Pero también me gusta la natación y esquiar".
El artista regresará en las próximas semanas para tocar con Carlos Prieto, y prepara las piezas Divertimento, de Hayden, y Requiebros, de Gaspar Casado, chelista de Cataluña.
Los rusos Mstislav Rostropóvich y Gregor Piatigorsky; el español Pablo Cazals; los británicos Jacqueline Mary du Pré y Steven Isserlis, además del mexicano Carlos Prieto, son los grandes maestros del violonchelo, explicó Juan Salvador Carrasco, quien aseguró que con esos ejemplos "todavía tengo mucho que progresar y bastante camino por recorrer".
Por cierto, el violonchelo del adolescente músico es un préstamo especial del coleccionista privado de instrumentos Michael Kerekes.
El recital con la Orquesta Sinfónica de Coyoacán comenzó con Serenata de Cuerdas, de Eduard Elgar (1857-1934), el Concierto para violoncello de Saint-Säens con Juan Salvador Carrasco y la Sinfonía no. 6 Patética de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893).