Regresa José Tomás
El torero estoico de José Tomás revivirá su torear inédito en su regreso a los ruedos. Entre sábanas ensangrentadas y rumores de cuerpos en el amor; verdades palpitantes. Torero subjetivo trascendente, tenso como su carácter. Conoce la negra peripecia vital de la vida-muerte y sus faenas estarán tocadas del escalofrío entre los aficionados. Presentará en tan magnético peligro de eco, eso que se requiere para adentrarse en el encuentro con los toros para después buscarse en libertad e individualidad.
En las leyendas toreras fatalistas y dramáticas; la de Manolete y la de Joselito tomó impulso y alas sustantivas de las que se enriqueció por una parte y se abandonó por la otra. Turbulento como su enredarse al toro en la cintura sacude los cosos como los toros las banderillas. Personificación del torero en su totalidad. No intenta seducir, es la seducción misma en su esperar a los toros para recrearse en los redondos y naturales que le dieron fama. Sigue a cinco años de su ausencia de los ruedos seduciendo con el anuncio de su regreso el próximo junio en la plaza monumental de Barcelona. En México esperamos verlo en el invierno próximo a que nos dé las tardes que nos permitan reconocerlo en la maestría que ha adquirido. Esa la de sus tardes triunfales de hace cinco años en la de plaza de las Ventas de Madrid, en las que se incluye la tarde malhadada en la que le regresaron un toro vivo por los corrales.
Vía la quietud y una muñecas prodigiosas se enlaza a los grandes que lo han sido en el toreo. Cuando el toreo lo era con bureles de casta y los matadores hacían de su vida un duelo real, con la vida-muerte, atrás de una capa con el rostro enmudecido esperando el instante aterrador en que el astado arrancaba poseído por un demonio y le rompía la piel como se rompe el bordón de una guitarra.
En la misma forma que con el rostro enmudecido, José Tomás esperará a la salida de los toros de sus amores; Victorinos, Adolfo Martín, poseído por otro demonio que le romperá la piel por el miedo. Seguramente se volverá a apoderar del espacio torero. Hará falta captarlo con el fino paladar de los que hacen uno con toro y torero. Sensaciones mágicas para cubrir la nada que aparece en la espera.