RSF: periodistas por encargo
El grupo Reporteros Sin Fronteras (RSF) nació en París (meca de los personajes con tendencia a lanzar cargas de profundidad filosófica) a mediados del decenio de 1980, época en la que una generación de nuevos mandarines intelectuales retomaron la añeja idea de que el interés individual debe imponerse al bien colectivo.
"Por izquierda", RSF se adhirió a la ofensiva liberal-conservadora contra el "nuevo orden" mundial de la información propuesto por la UNESCO (Declaración de Talloires, 1981), con una defensa de la "libertad de expresión" tan amplia y tan discrecional que sólo consigue justificarse en sí misma, sin importar contextos y circunstancias.
En todo caso, llama la atención que agencias de noticias, articulistas y medios de comunicación se hagan eco de los informes anuales de RSF, organización "independiente" que admite recibir fondos de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), la National Endowment for Democracy (NED), la Fundación Cubano Americana (FNCA) y la Unión Europea (UE), entre otras.
Creada como organismo bipartidario por el Congreso durante el gobierno de Ronald Reagan (1983), la NED fue concebida para reactivar los programas de infiltración de la CIA en la sociedad civil, que el senador Frank Church había desmantelado en 1975.
El problema es que la NED exige a los solicitantes la especificación del destino de sus fondos. Menard y RSF nada hubiesen recibido de haber declarado que su interés apuntaba a denunciar las campañas mediáticas contra Venezuela, el bloqueo a Cuba, la situación del periodista afroamericano Mumia Abu-Jamal (20 años preso por un crimen que no cometió), el caso de los cinco cubanos en prisiones de Estados Unidos a pesar de que la justicia los declaró inocentes, las andanzas del terrorista Luis Posada Carriles y el monopolio de las cinco agencias de noticias que concentran 90 por ciento de la información mundial.
Menard intuyó que las presunciones de una intelectualidad visceralmente amoral y deshonesta justificaban sin más el negocio de la desinformación de la realidad cubana en los medios europeos. Negocio que sólo había tenido éxito en los medios de comunicación afiliados a la Sociedad Interamericana de Prensa.
En 1996, Menard se reunió en París con Stuart Eizenstat, embajador especial del presidente William Clinton para asuntos cubanos. Dos años después, el francés reclutaba a periodistas cubanos para la sección de intereses de Estados Unidos en La Habana. No le fue bien. Néstor Baguer, uno de sus principales colaboradores, era miembro de la seguridad cubana.
Sin embargo, el mérito estaba hecho. RSF empezó a recibir dinero del Cuban Solidarity Center (organismo de fachada de la CIA) para insertar artículos anticubanos en los medios de comunicación europeos, lo que a su vez le permitía el acceso a los fondos de la NED.
Luego, Menard conoció a Otto Reich, enviado especial en América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, y cerebro del fallido golpe de Estado en Venezuela de abril de 2002. Reich vinculó a Menard con George Fauriol, vicepresidente del Instituto de Relaciones Internacionales del Partido Republicano y miembro del Center for a Free Cuba, del que recibió 220 mil 636 euros entre 2002 y 2005.
El 16 de enero de 2004, RSF firmó en Miami acuerdos con los mercenarios de la FNCA, ocasión que Menard aprovechó para abrir negocios con el agente de la CIA Frank Calzón (director de Freedom House), y con Leopoldo Fernando Pujals, ex capitán de marines conocido como el Rey de la Pizza.
La defensa de la "libertad de expresión" le exige a RSF un alto grado de inescrupulosidad, audacia y cinismo. RSF reconoce que China es "la mayor prisión de periodistas en el mundo", y Colombia "el mayor cementerio de periodistas". Pero en el portal de su web el único sitio en tres idiomas habla de Cuba, siendo el único país contra el que le exige sanciones a la UE. O sea, el país que desde 1959 no registra un solo periodista torturado, desaparecido o asesinado.
RSF asegura que 48 por ciento de su presupuesto (4 millones de dólares, 2003) proviene de la venta de "calendarios" y "álbumes fotográficos". Sin embargo, Maxime Vivas reclamó con insistencia para que fuera investigado el destino de un millón 293 mil 300 euros entregados a RSF por la UE (2003 y 2004), a lo que el auditor Nikiforos Dimandouros respondió: "... no me pida más informarle sobre los contratos que firma la UE..."
Fuentes: Investigaciones y artículos de Salim Lamrani (Universidad Denis Diderot de París); Jean Guy Allard y Marie Dominique Bertuccioli (Québec); Diana Barahona y Jeb Sprague (Estados Unidos); Thierry Meyssan (Red Voltaire); Pascual Serrano (Rebelión); Maxime Viva, José Daniel Fierro, Ernesto Carmona y archivo del autor.