Fueron beneficiarios del programa Misión Milagro Internacional
Retornan al país mexicanos operados por oftalmólogos de Venezuela
Ampliar la imagen Grupo de pacientes de la Misión Milagro Internacional, quienes regresaron ayer de Miranda, Venezuela, donde fueron operados de los ojos por médicos de aquel país Foto: Víctor Camacho
Con las banderas de México y Venezuela por delante, arribaron ayer los 79 pacientes que durante 10 días estuvieron en el país sudamericano, como beneficiarios de la Misión Milagro Internacional, por la cual fueron intervenidos quirúrgicamente para curarles las cataratas y/o carnosidades que tenían en los ojos.
Satisfechos y agradecidos por el trato recibido, los mexicanos sólo lamentaron que "allá nos hayan tratado como si estuviéramos en nuestra casa, lo que en los servicios de salud de aquí difícilmente..." Desde el chofer, al que todos identifican por su apellido, Miranda, hasta los médicos -hombres y mujeres- que realizaron las cirugías, todos "nos atendieron muy bien", señalaron los pacientes.
Aunque el vuelo número 100 de la empresa venezolana Global Air sufrió un retraso de dos horas, los pasajeros llegaron contentos y con ánimos para agradecer a Venezuela, y a su presidente Hugo Chávez, que haya creado la Misión Milagro. "¿Cómo no me voy a sentir bien? Si ya casi no veía y ahora sí", señaló Porfirio Gayosso Santos, a quien le quitaron una carnosidad y cataratas del ojo derecho.
Este señor de 80 años viajó a Venezuela con su esposa Valentina, quien también tiene cataratas, pero para quien el diagnóstico de los médicos venezolanos fue que la enfermedad podía ser tratada con anteojos.
De los 79 pacientes que participaron en este segundo viaje de la Misión Milagro -el primero fue con personas del municipio de Carrillo Puerto, Quintana Roo, en junio de 2006- solamente a cinco no se les pudo practicar la cirugía, por diferentes razones.
Es el caso de Carlos Pérez Barrera, de 63 años, quien desde hace siete perdió totalmente la vista. Fue a Venezuela porque tiene cataratas, pero allá le explicaron que a causa de la diabetes que también padece, desarrolló una retinopatía diabética. Aunque le quitaran las cataratas no podría recuperar la vista, por el daño que los elevados niveles de glucosa en sangre ya han causado a su retina.
Sin embargo, los médicos le comentaron que existe la posibilidad de que en Cuba le ayuden a revertir aunque sea en algo la retinopatía diabética. "De todos modos estoy contento, me explicaron muy bien, y se los agradezco".
Otra de las personas que regresó sin haber sido operada es David Chávez, quien es trasplantado de riñón y, para evitar el rechazo del órgano, debe tomar un medicamento que, según le explicaron los médicos, es el causante de la afectación de su vista. Así que "aunque no pueda ver, prefiero tomar la medicina y seguir vivo".
Cada uno recibió una amplia explicación de su situación de salud, de lo que les podrían realizar clínicamente y el cuidado que deberían tener en los siguientes días.
A diferencia del vuelo de ida, el pasado 4 de marzo -que fue detenido durante cuatro horas en Ciudad del Carmen, Campeche, por el Ministerio Público Federal y el Instituto Nacional de Migración-, el de regreso transcurrió para los pacientes casi sin problemas. Llegaron a la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde los esperaba Eloísa Lagonell, ministra encargada del área de negocios de la embajada de Venezuela en México.
Algunos de los pacientes fueron recibidos por familiares y amigos, y para todos se dispuso de transporte que los regresó a sus lugares de origen en la delegación Tlalpan del Distrito Federal, y los municipios de Coacalco, estado de México, y Tulancingo, Hidalgo.
A este último lugar viajaron de regreso don Porfirio y su esposa Valentina, quienes no se han separado desde que se casaron, hace 62 años. Luego de la experiencia del viaje a Venezuela, ahora quieren ir a visitar a cuatro de sus hijos que viven en Estados Unidos. "Nada más voy a juntar el dinerito", señaló don Porfirio, con una amplia sonrisa en el rostro.