En el Vaticano, Benedicto XVI destaca la obligación de políticos de defender valores
Anulan primer matrimonio gay en Francia
Paris, 13 de marzo. El Tribunal Supremo francés anuló de forma definitiva el primer matrimonio homosexual de la historia de este país, celebrado en 2004, por considerarlo ilegal, aunque la pareja afectada anunció que llevará su caso a la Corte Europea de Derechos Humanos. "Según la ley local, el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer", recordó el organismo, y rechazó la apelación presentada por Stephane Chapin, de 36 años, y Bertrand Charpentier, de 33.
Los dos hombres se unieron el 5 de junio de 2004 en el ayuntamiento de Bégles, al suroeste de Francia, gracias a un alcalde ecologista, Noel Mamere, quien consintió oponerse a la ley, aunque fue suspendido del cargo temporalmente por su rebeldía. "No compartimos la lectura de las reglas realizada por el tribunal", declararon Françoise Thouin-Palat y Caroline Mecary, abogadas de los dos afectados, pues la justicia va "por detrás" de los avances de la sociedad.
Esta unión homosexual había sido anulada en primera instancia y luego por un tribunal de apelación. En su momento, la polémica boda provocó una tormenta política entre derecha e izquierda, así como encendidos debates ciudadanos.
Por otra parte, el papa Benedicto XVI manifestó, en un documento difundido el martes, que la oposición de la Iglesia al matrimonio homosexual no es "negociable" y los políticos católicos tienen un deber moral de rechazarlo, así como las leyes sobre el aborto y la eutanasia.
En un cuaderno de 140 páginas sobre los trabajos de un sínodo que tuvo lugar en 2005 en el Vaticano sobre el tema de la Eucaristía, el Papa alemán también reafirmó la norma católica de celibato para los sacerdotes.
En el documento, conocido como Exhortación apostólica, Benedicto XVI afirma que todos los creyentes deben defender lo que él llama valores fundamentales, pero que la tarea "incumbe especialmente" a aquellos en posiciones de poder.
El Papa apuntó que estos incluyen "el respeto por la vida humana, su defensa desde la concepción hasta la muerte natural, la familia construida sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, la libertad para educar a los hijos propios y la promoción del bien común en todas sus formas.
"Estos valores no son negociables", agregó. "Por tanto, los políticos y legisladores católicos deben sentirse obligados a introducir leyes inspiradas en los valores basados en la naturaleza humana", afirmó.