Ciudad Perdida
Descalabro en la tribu mayor del PRD
Defecciones en busca de la institucionalidad
Más reacomodos de fuerzas en el sol azteca
Antes de que se cumplan los días de esta semana, el PRD empezará a sufrir otro de los cambios, que según se dice requiere, en busca de lo que aún no logra: la institucionalidad.
Esta vez la noticia no proviene del capricho de alguno, aunque así lo pueda interpretar alguien, sino del entendimiento de las diferentes corrientes o tribus, como usted guste llamarles, que ven en la posibilidad de crear, por fin, una institución política, la única forma de sobrevivir al creciente poder corruptor de la derecha, que ya ha pegado en el PRD.
A la mitad de la semana, un diputado a la Asamblea Legislativa, otro federal y un funcionario del PRD local habrán de abandonar su corriente (Nueva Izquierda) para seguir dentro del partido, pero libres de las imposiciones que los jefes tribales les imponen.
Los dos diputados coinciden en que su tribu, hasta hoy, más que una corriente política se han empezado a manejar como un corporativo financiero, donde existe un patrón y los demás viajan en calidad de empleados. No hay discusión política, más bien a los militantes se les confiere calidad de empleados, a quienes más que estudio y reflexión, se les capacita.
A la cúpula de esa tribu parece no importarle la dimisión de esos tres militantes; no obstante, parece que tienen una amplia aprobación entre sus representados, que también dirán adiós al grupo dominante en la Asamblea, con lo que debilitarán su fuerza.
El rompimiento se da en momentos muy especiales para el PRD, porque en otra de las corrientes hegemónicas: Izquierda Democrática Nacional, que aún tiene como jefe a René Bejarano, el liderazgo del llamado profesor se tambalea porque, según los militantes, si bien es cierto que Bejarano fue exonerado por la justicia, existe un juicio popular del que no escapó y que lo ha condenado.
Para ese grupo crítico, las cabezas visibles en Izquierda Democrática, Bejarano y Dolores Padierna, no pueden encabezar públicamente a su tribu, y miden, en Agustín Guerrero, la posibilidad concreta de caminar por un rumbo diferente al que marca la familia predominante.
Durante muchos años a Guerrero se le consideró un incondicional de los Bejarano, y su lealtad a prueba de tentaciones. No obstante, hay quienes aseguran que en la cúpula de IDN la homogeneidad se ha desgarrado porque aún con la carga del juicio popular, Bejarano se apresta a sacar la cabeza, sin considerar el daño político que causaría al partido y a la corriente que él formó.
Frente a la obsesión de Bejarano, que incluso podría llevar a la corriente a buscar alianzas espurias, la opción Guerrero se mira como una alternativa viable, sobre todo si se considera que el discurso de quien hoy preside la fracción de IDN en la asamblea, se ha encaminado por la posibilidad de hacer del PRD una institución política sólida.
De esa manera, en Nueva Izquierda hay, casi con toda seguridad, rompimientos muy importantes que pueden ser el principio de una rebelión interna frente a la desviaciones de esa tribu, mientras por el lado de IDN, que ya sufrió la separación de Martí Batres, muy pronto podría operarse un nuevo rompimiento que menguaría definitivamente la fuerza del grupo.
Sea como sea, el reacomodo de las fuerzas políticas al interior del PRD parecen indicar que se empieza a conformar un nuevo perfil en el que el partido pese más que sus corrientes. Si ello, que se considera un sueño guajiro, se lograra, por fin la izquierda de este país podría contar con un partido de izquierda y no en lo que lo ha convertido la alianza de los renés.
¿Alianzas?
En los pasillos de la jefatura de Gobierno de la ciudad circuló el rumor de que este fin de semana la dueña de Espectáculos Esthercita, la señora Gordillo, viajó desde Miami para entrevistarse con Marcelo Ebrard por aquello del negocio de la señora. Tal vez no sea más que el rumor, pero en las oficinas del Gobierno del DF, desde hace algunos días está todo un expediente listo para cualquier eventualidad. Lo malo es que se guarda con tal recelo que bien se podría pensar que hay quienes no quieren que el asunto se ventile públicamente. ¿Será posible lo que estamos pensando? Al tiempo.