Una "reforma" amarrada arriba, que reventará abajo: ISSSTE
Estábamos todavía discutiendo la inviabilidad técnico-política de la deficiente iniciativa que, siguiendo al Banco Mundial, le redactaron a Joel Ayala los tecnócratas de Hacienda -presentada al Senado en diciembre de 2005-, cuando el 15 de marzo el calderonismo -vía el PRI- presentó otra iniciativa para "reformar integralmente" el ISSSTE.
Esta presentación canceló, de un solo golpe, el prometedor debate nacional que surgía en torno al futuro inmediato del sistema pensionario. Y lo canceló por una sola razón: como antes había ocurrido con la disputa sobre la situación "financiera" del IMSS (2004), los tecnócratas y Joel Ayala volvieron a ser derrotados en sus argumentos.
¿Qué fue lo que perdieron? Nada menos que la columna vertebral justificante de la "reforma": la pertinencia del sistema de cuentas individuales; la posibilidad de defender que ellas "garanticen" pensiones dignas y que, hoy día, hasta las Afore (Amafore, BBVA-Bancomer, Afore XXI) reconocen que no garantizarán.
Pero no sólo perdieron eso. En el año y pico que duró el debate se transitó de una visión que, además de seguir denunciando las altas comisiones de las Afore, colocó en la mesa tres temas emergentes de gran calado: la naturaleza monopolística de la rentabilidad de quienes administran los fondos (documentada por el propio presidente de la Comisión Federal de Competencia, Eduardo Pérez Mota), frente a los prácticamente nulos rendimientos netos anuales que -entre 1997 y 2006- les han quedado a sus dueños: los trabajadores y, finalmente, el asunto relevantísimo de a quién, cómo y cuándo corresponde el uso de esos cuantiosos fondos.
Todos estos avances, que exigen atención gubernamental adecuada, fueron cancelados por el manotazo calderonista del 15 de marzo. Lógico, la "propuesta" tecnocrática "única" había sido doblada en su espinazo porque -como oportunamente advirtiera en nuestra Cámara de Diputados la presidenta de Chile, Michelle Bachelet- esas salidas "únicas" están estructuralmente rezagadas respecto a lo que requiere México y están superadas en otras latitudes. ¿Cómo? Instrumentando esquemas mixtos dotados de aportaciones obligatorias solidarias y contribuciones voluntarias opcionales.
Sin atreverse a evaluar el fracaso de la ley que Zedillo impuso al IMSS en 1995 -que privatizó las pensiones-, los tecnócratas hacendarios se empeñan ahora, ¡12 años después! y con la misma política económica de los últimos 25 años, en ensayar el mismo fracaso en el ISSSTE.
Pero la iniciativa de "reforma integral" del calderonismo no sólo es tan deficiente como su triste predecesora: es estrictamente pésima, como son también los programas precipitados, incoherentes y continuistas de sus huecos 100 primeros días. Con la misma política económica, sin crecimiento y empleo, aunque sí abundante pobreza, terreno fértil para el narco y la emigración, ¿cómo puede siquiera atreverse a contemplar cuentas individuales con ahorro "voluntario"?
Baste considerar que, según SEI Compass Investments, menos de 5 por ciento de los jefes de familia ahorra adicionalmente para garantizar una pensión que brinde el mismo nivel de vida que tienen ahora con sus salarios. Hay que ahorrar, afirma, al menos 10 o 15 por ciento del ingreso anual para garantizarla. La tendencia, agrega, "es preocupante ya que, según múltiples estudios, el ahorro para el retiro acumulado por las Afore sólo servirá para generar una tercera parte del ingreso que se tenía antes del retiro".
Por ello, sugiere, hay que complementar "el ahorro de la Afore y del plan privado de pensiones, con otra parte de ahorro personal. A este modelo se le conoce como capuchino holandés, en el cual la Afore es representada por la leche, el plan privado de pensiones es el café y el ahorro personal es la espuma y la canela". Y ¿con qué expectativa de empleo "espumamos" este capuchino, así sea holandés? La irresponsabilidad de la iniciativa de "reforma" calderonista con jubilados y pensionados, generaciones ya maduras en activo y, sobre todo, con los jóvenes, es mayúscula.
Como si no fuera suficiente, la iniciativa afirma en su apocalíptico "diagnóstico" -puramente financiero- que "el ISSSTE no puede posponer o atenuar las presiones en el sistema aumentando la afiliación de nuevos trabajadores. El universo de asegurados del ISSSTE abarca casi todo su universo potencial". Claro que no puede! ¿Por qué? Porque gracias a los mismo tecnócratas que ahora impulsan esa "reforma integral", durante el foxismo quedaron sin empleo más de 95 mil trabajadores al servicio del Estado, la mayoría de los cuales fue "liquidada" bajo el programa de "renuncia voluntaria". Según Hacienda, el costo del programita ascendió a 30 mil millones de pesos. Y como era de esperarse, las plazas "desocupadas" no fueron recontratadas: los que se quedaron enfrentan ahora doble carga laboral.
Para empujar la iniciativa, Miguel Angel Yunes, director calderonista del ISSSTE, quiso ponerse generoso. La "reforma" trae su bolsa, dijo. ¿Cuál?: 8 mil millones de pesos para "servicios médicos" y 2 mil millones de pesos para el "fondo de préstamos personales". ¡Generoso! 10 mil millones de pesos a ejecutarse ¡en una sola exhibición! ¿No serán los mismos "ahorros" del "retiro voluntario" que presume Hacienda?
Pero sucede que, sólo para 2007, el fraudulento "Seguro Popular" recibió casi 29 mil millones de pesos. La generosidad de Yunes le da el ISSSTE ¡para un sexenio! la tercera parte de lo que tiene, sólo para un año, ese "popular" engendro.
Una verdadera reforma beneficia a más de los que perjudica. La iniciativa calderonista que aprobaron 281 diputados es lo contrario: nació muerta. Está "amarrada arriba" pero va a "reventar abajo".
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco