La comisionada impulsó durante el foxismo campaña para adoptar disidentes isleños
Con Cecilia Romero en el INM se aleja un posible pacto migratorio con Cuba
Ampliar la imagen Cecilia Romero, comisionada del Instituto Nacional de Migración, en imagen de archivo Foto: Luis Humberto González
La falta de un acuerdo entre los gobiernos de México y Cuba estimuló en los ocho años recientes la migración masiva de ciudadanos de la isla al territorio mexicano, al grado de que el Instituto Nacional de Migración (INM) detiene un promedio de 100 cubanos al mes en toda la geografía nacional, en particular en los estados de Quintana Roo, Yucatán, Tabasco y Chiapas.
La administración del presidente Vicente Fox rechazó firmar un acuerdo con el gobierno de la isla, argumentando que la migración cubana estaba controlada y su objetivo era Estados Unidos. Actualmente, el tema ya es considerado problema de seguridad nacional.
Hoy, con Cecilia Romero Castillo al frente del Instituto Nacional de Migración, las posibilidades de lograr un acuerdo con Cuba para detener la ola migratoria de isleños es casi imposible.
La comisionada de migración del gobierno de Felipe Calderón fue durante los seis años del gobierno foxista la principal promotora de campañas anticastristas en México y una de las impulsoras de los movimientos de exiliados cubanos en Miami.
Las relaciones fraternas de la ex senadora con el exilio llegaron al extremo de impulsar una campaña de "adopción" de presos políticos cubanos, la cual consistía en provocar que su "situación infrahumana cambie dentro de las prisiones de la isla caribeña".
En febrero de 2005, la entonces senadora presentó a legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) un programa de "apadrinar" un disidente cubano preso en la isla. Romero dijo que la pretensión es que entre todos "seamos capaces de hermanar a todos los presos cubanos". En especial, pidió a los que fueron detenidos en marzo de 2003 por promover el Proyecto Varela.
Lo explicó así: "El programa consiste en que cada legislador, en lo individual, celebre un hermanamiento con un disidente cubano, de tal manera que a éste se le haga saber que alguien fuera de Cuba está interesado en su caso y que su voz puede ser escuchada en el exterior".
Por esas fechas, miembros de la Asociación por la Tercera República cubana, que representan a México y Latinoamérica, revelaron que asesorarían a la legisladora Cecilia Romero en el proyecto que se promovía en el país entre los militantes de ese partido político para adoptar un preso en Cuba.
"Nuestro trabajo es asesorar su campaña con la experiencia obtenida en París, donde se han obtenido los mejores resultados para los presos cubanos. Queremos que ese éxito funcione en México y toda América Latina", aseguraban.
Meses antes (agosto de 2004), Cecilia Romero se reunió con miembros del Movimiento Cubano Unidad Democrática y la Asociación Cívica Cubano-Mexicana. Los líderes anticatristas le pidieron intervenir para que el gobierno mexicano pasara de una "posición pasiva frente a las conocidas violaciones a los derechos humanos en Cuba a la etapa activa".
La lgisladora prometió ayudar "ampliamente en todo lo que esté a su alcance para lograr mejorar las condiciones de los prisioneros políticos" y tratar de forzar al régimen de La Habana "a que termine la conocida cadena de violaciones de derechos humanos que comete a diario y de forma arbitraria".