La demarcación es una de las principales productoras de hortalizas: Ensástiga
En el abandono, la producción de alimentos en la delegación Tláhuac
Ya no es negocio ante la carencia de un sistema adecuado de comercialización
Las tierras para tal fin son vendidas para asentamientos irregulares o desarrollos inmobiliarios
Ampliar la imagen Los horticultores de San Andrés Mixquic son de los pocos que mantienen vivo el cultivo de la tierra en la delegación Tláhuac Foto: Roberto García Ortiz
La producción de alimentos en la ciudad de México dejó de ser negocio. La falta de amor por la tierra, el olvido de las autoridades y la "tentación" permanente de convertirse en asentamientos irregulares o cuna de nuevos desarrollos inmobiliarios ha provocado que grandes extensiones de tierra en la delegación Tláhuac se encuentren abandonadas, pese a ser una de las principales productoras de hortalizas en el país.
El jefe delegacional, Gilberto Ensástiga Santiago, explica que de los siete pueblos originarios: San Andrés Mixquic, San Nicolás Tetelco, San Juan Ixtayopan, San Pedro Tláhuac, Santa Catarina Yecahuizotl, San Francisco Tlaltenco y Santiago Zapotitlán, los últimos tres "viven un momento dramático porque ya no se heredó la producción en el campo, obligando a la gente a emigrar o volverse hacia el comercio".
Los mayores "estragos" se observan en Zapotitlán, donde grandes extensiones de tierra dedicadas al cultivo de hongo zeta, verdolaga, agricultura orgánica y de invernadero están abandonadas porque la gente carece de un sistema adecuado de comercialización, pues la Central de Abasto (Ceda) dejó de atender, desde hace mucho tiempo, las necesidades de los agricultores capitalinos.
De ahí, que "malbaraten" su producto, obteniendo en el mejor de los casos 50 por ciento de su precio, con el consecuente impacto en sus costos de producción, haciendo que el cultivo de la tierra ya no sea rentable y "sea mejor abandonarla y venderla para asentamientos irregulares, pese a la existencia de comisarías ejidales", reconoció.
Actualmente, señaló, las chinampas, ejidos y pequeñas propiedades rurales son los mejores candidatos para estos asentamientos o la creación de desarrollos inmobiliarios en Zapotitlán, aunque Tlaltenco y Santa Catarina van por el mismo camino, mientras en Mixquic, el mayor productor de hortalizas de la ciudad, que podría alimentar a 15 ó 20 por ciento de la población, "se niega a morir".
Ello, pese a las condiciones adversas del Distrito Federal, como es la constante lucha por los espacios y recursos, la contaminación, falta de infraestructura hidroagrícola y las reducidas extensiones cultivadas en promedio de menos de una hectárea. Sus resultados en los años recientes han sido satisfactorios al convertirse en el principal productor de brócoli y colocarse en el cuarto lugar a escala nacional, sólo por debajo de Guanajuato, Michoacán y Jalisco.
El rendimiento con el que se produce es de 13.4 toneladas por hectárea, con un precio promedio por tonelada de 4 mil 656 pesos y un valor de producción de 59.5 millones de pesos. Dicha tendencia se observó también en la producción de romeritos, colocándose en el primer lugar a nivel nacional con 7 mil 809 toneladas, rendimiento promedio de 13.4 toneladas y precio medio de 4 mil 69 pesos, comentó.
Además de la producción de verdolaga, acelga, espinaca, apio y elote, que se ubican en la producción nacional en los lugares segundo, tercero, quinto, sexto y décimoquinto, respectivamente, permitiendo que la horticultura capitalina sea de gran importancia, pese a las precarias condiciones en que operan sus productores.
Por ello, la determinación de crear centros de acopio, ante la imposibilidad de que vendan sus productos en la Ceda, a precios justos y espacios dignos, pero "evitando los elefantes blancos"; lograr una mejor organización de los productores, pues se encuentran "atomizados" por la lucha por la tierra y/o conflictos agrarios; y crear agroindustrias y empacadoras, para facilitar su comercialización.
Se trata, dijo, de crear alternativas para los 5 mil pequeños propietarios, núcleos ejidales y asociaciones de horticultores mediante la entrega de créditos y programas de impulso del campo, con el apoyo de los gobiernos federal y local, así como la colaboración de instituciones académicas, para la mecanización de suelo, construcción de infraestructura hidráulica y el mejoramiento de las comisarías ejidales.
Tan sólo este año se destinarán 18.5 millones de pesos, cifra tres veces superior respecto a la del 2000, pero "se requiere más para que la gente no abandone sus tierras, ante la falta de perspectivas, y sigamos siendo el principal productor de hortalizas en la ciudad", precisó.