Científicos rechazan presiones oficiales y crean nuevo estatuto para la institución
Ante el Kremlin, la Academia de Ciencias rusa defiende autonomía
El gobierno amaga con recortar el financiamiento si la RAN no informa de sus actividades
"Sería humillante rendir cuentas cada año sobre nuestros proyectos", señalan investigadores
Moscú, 28 de marzo. Los miembros efectivos y alternos de la Academia de Ciencias de Rusia (RAN, por sus siglas en ruso), muchos de ellos merecedores del máximo reconocimiento internacional en sus respectivos campos, dieron este miércoles una lección de dignidad al rechazar de forma unánime la intromisión gubernamental que pretende recortar sustancialmente la autonomía de la prestigiada institución.
Reunidos en su asamblea general, los científicos resistieron las presiones y aprobaron un nuevo estatuto de la RAN, que no incorpora ninguna de las "sugerencias inapelables" contenidas en el borrador preparado por el Ministerio de Educación y Ciencia de ese país.
A fines del año pasado, bajo el argumento de que "si no hay documento no hay dinero", el gobierno ruso fijó de plazo hasta el primero de abril para que la RAN adopte un nuevo estatuto acorde con las recomendaciones ministeriales. De no hacerlo así, la amenaza fue reducir a la mitad el financiamiento de la ciencia en el presupuesto federal.
El proyecto gubernamental, rechazado por los académicos, tiene como eje la creación de un Consejo de Vigilancia, que estaría integrado por nueve miembros: tres del gobierno, tres de la RAN y uno de la Oficina de la Presidencia, otro de la Duma y uno más del Consejo de la Federación (Cámaras baja y alta del Parlamento federal).
Desventaja frente al Kremlin
Para nadie es secreto que la fórmula de integración del Consejo de Vigilancia se traduce en la práctica para la RAN en una participación decorativa, al quedar en franca minoría (tres, frente a los seis miembros designados por el Kremlin).
La polémica devino abierta confrontación cuando el Ministerio de Educación y Ciencia hizo pública su intención de convertir dicho consejo en la principal instancia ejecutiva de la RAN, transfiriéndole al nuevo organismo las decisiones de relevancia -en manos de la presidencia y la asamblea general de la academia- en materia de finanzas y administración de bienes inmuebles, todo un imperio de instalaciones heredado de la época soviética.
El consejo aspira a tener la última palabra en las recomendaciones en cuanto a financiamiento de la ciencia; manejar el plan anual de recursos asignados a la RAN; distribuir las sumas destinadas a las vertientes de investigación "fundamentales" según sus parámetros; y abrir y clausurar organizaciones científicas, entre otros asuntos que ahora competen a la RAN.
Los académicos calificaron de "humillante" la exigencia de rendir cuentas cada año al gobierno, e informar al Estado sobre descubrimientos e inventos de los institutos que conforman la RAN para recibir dinero.
Para evitar un enfrentamiento político mayor, los científicos sólo aceptaron que el titular del Kremlin nombre al presidente de la academia y que el gobierno ratifique el nuevo estatuto, pero no estuvieron de acuerdo en que se establezca un máximo de edad para encabezar la RAN (70 años) y dirigir sus divisiones (65).
Es previsible que el nuevo estatuto de la RAN será devuelto por el gobierno y que los académicos dispongan de un respiro hasta septiembre u octubre próximos, cuando podrán convocar otra asamblea general, pero no es claro si el Kremlin cumplirá su amenaza de recortar el financiamiento a la ciencia desde el próximo mes de abril.