Arcángel encarnado
La fortuna de que en este momento respire a muchos kilómetros de nosotros pero muy próximo a nuestro corazón una persona que condensa las bondades del mundo no sólo estriba en que podamos caminar por las calles de Berlín, donde vive, y con una reverencia lúdica desearle ''Buenos días, maestro Arvo", también podemos acudir a las tiendas de discos y encontrar, con una continuidad felicísima, nuevos discos, siempre con la música de esta alma gemela de Mozart.
Es el caso del compacto titulado Da Pacem (harmonia mundi), donde el que es sin duda el mejor coro especializado en el planeta, el Estonian Philharmonic Chamber Choir, dirigido por el maestrísimo Paul Hillier, pone en vida partituras recientes del estoniano y las conjuga con otras gemas de su catálogo para conjuntar un disco exquisito de ''motetes", como tiene a bien bautizar a estas obras Hillier, a la par estupendo musicólogo, en las notas al programa de pierna (porque es ahí, y no en la mano, donde reposa el cuadernillo mientras el escucha cierra los ojos y enciende el aparato reproductor (je).
La primera obra, que da título al disco, Da Pacem, es un suspiro, una plegaria, un ejercicio contra los pensamientos crueles, una salvación con las palabras, que aparea con música Pärt sin adornarlas, las palabras, sin ponerles ribetes, simplemente hace un solo ente de música y palabras.
En el filme que recomendamos ampliamente en la parte central de este Disquero, el maestro Pärt imparte una de sus lecciones zen con la siguiente historia: ''cuando uno besa a alguien, acaricia a ese alguien por todo el cuerpo, para buscar el contacto con la materia viva y fresca. Lo mismo pasa en nuestra relación con las palabras. Las miramos detenidamente pero ellas permanecen indemnes, no se les puede asir realmente".
Después de ver el filme de aquí junto, uno crece. Por lo pronto, escucha diferente, es decir mejor, la música de este arcángel encarnado.